18 septiembre,2017 5:30 am

No retirar el apoyo a afectados por “Max”, pide el arzobispo a autoridades y ciudadanos

Se dará continuidad al proceso de construcción de paz en Acapulco con acompañamiento integral a las víctimas, informa Leopoldo González

Texto: Aurora Harrison / Foto: Archivo El Sur

El arzobispo de la arquidiócesis de Acapulco, Leopoldo González González, solicitó a las autoridades estatal, federal y municipal, así como a ciudadanos, que en esta fase de reconstrucción en los municipios afectados por el huracán Max, entre ellos San Marcos, no les quiten el apoyo y la atención a los damnificados que perdieron sus pertenencias.

Ayer en su conferencia de prensa, el arzobispo reiteró que dará continuidad al proceso de construcción de paz en Acapulco con acompañamiento integral a las víctimas, “las cuales nos enseñan que la causa estructural de la violencia es la pérdida de la vida humana, y son la expresión más profunda de una sociedad deshumanizada”.

Advirtió que cuando el cultivo de la droga entra en las comunidades éstas se “fragmentan”.

Recordó que el viernes por la tarde acudió a San Marcos, donde constató la tragedia de los habitantes que se quedaron sin nada porque los vientos tiraron sus techos y las milpas no las podrán recuperar, por ello anunció que en la iglesia Cristo Rey se abrirá un centro de acopio.

Al recordarle que hay personas en Guerrero que hace cuatro años resultaron damnificadas con la tormenta tropical Manuel y no se les han reconstruido sus viviendas, respondió que “las autoridades deben mirar lo que se debería haber hecho y porqué no se hizo”.

Citó que en Tapachula, Chiapas, cuando ocurrió algo similar “buscamos que el estado diera a cada familia un certificado de compromiso de reconstrucción. No puedo decir que haya sido la panacea, sin embargo era un documento con el que las personas podían decir mire esto, sería la respuesta que diera”.

El arzobispo dijo a las familias damnificadas por el huracán Max que “la situación de dolor que viven no es ajena a nosotros, en la comunidad se ha sentido la tristeza y el dolor con las cosas que pasaron, y es un dolor y tristeza que no agarra resentimientos sino saber cómo podemos ayudar, y no se sientan solos”.

Llamó a las autoridades y ciudadanos a abonar a la cultura de la prevención, en la familia hacer un proyecto de emergencia en caso de desastres, analizar dónde ir, dónde quedarse “y si es posible salir a zona seguro hacerlo. En el caso de los sismos evacuar”.

González González leyó su comunicado de prensa que dividió en dos temas: uno las emergencias por fenómenos naturales, que, dijo, debe ser abordados con una visión global, y citó que “el descuido de la casa común ha provocado que nuestro mundo se presenten fenómenos naturales con una gran intensidad destructiva”.

Detalló que Guerrero ha sufrido en años pasados, recientemente también con el huracán Max, pero también estados vecinos como Oaxaca y Chiapas, y es por ello que es “admirable la solidaridad que ha surgido”.

“Atender el momento de crisis de la población es parte fundamental de la respuesta que hemos de dar en momentos de crisis […], la fase de reconstrucción es prolongada y requiere que no se retire la atención de estos hermanos nuestros, ni por parte de las autoridades ni por parte de las organizaciones ni de las comunidades”, indicó.

Cuando el cultivo de la droga entra a las comunidades se fragmentan

La segunda parte del comunicado fue la construcción de paz en Acapulco, y el arzobispo recordó que hace cinco años la arquidiócesis inició el acompañamiento integral de las víctimas de la violencia, a lo que se dará continuidad como aporte a la formación de paz en Guerrero y Acapulco.

Dijo que la paz se alcanza a través del diálogo y es necesario que “dialoguemos, que nos escuchemos unos a otros, a fin de podernos mirar como hermanos para reconciliarnos, para reconstruir la verdad, para poner en el centro a las víctimas”.

Agregó que las víctimas llevan a buscar una “justicia transicional que, sin negar la culpa o las penas, garantice la restauración de las personas, víctimas y victimarios, las instituciones y la sociedad, sólo así en Guerrero se estará en condiciones de una paz”.

Subrayó que ha dialogado con los sacerdotes que trabajan en ese proceso, “niños sanadores de paz, familias fuertes, el primero es sanar a quienes han sido agredidos para evitar que se vuelvan victimarios”, aunque admitió que es un proceso a largo plazo.

“Quienes somos formadores de conciencia debemos de hacer un examen de nuestra labor, porque quienes perpetran la violencia han salido de nuestros hogares, han salido de nuestras comunidades, han salido de nuestras comunidades eclesiales, de nuestras escuelas, debemos de preguntarnos que debemos hacer”, señaló.

Al preguntarle su opinión sobre las declaraciones del gobernador Héctor Astudillo, de que la creación de policías comunitarias en Leonardo Bravo y Eduardo Neri es por la disputa de la amapola, González González respondió que no tiene conocimiento sobre el tema, más que lo que ha leído en los medios de comunicación.

“Ciertamente algo que es de experiencia: cuando el cultivo de la droga entra las comunidades se fragmentan y responder al hecho concreto que ustedes me plantea no puedo”, dijo.

“Lo mire hace muchos años en la parte alta de la zona de Guerrero, San Miguel Totolapan, y era una cosa que me intrigaba cómo es que las personas no podían ponerse de acuerdo en una comunidad para poner juntos las tomas de agua de potable, en las orillas de los caminos un bonche de mangueras y era la capacidad de organización, el cultivo de la droga en las comunidades se fragmenta, lo miré en Michoacán, la parte alta, muchas rancherías quedaron vacías”, puntualizó.

De los homicidios de mujeres, el arzobispo explicó que la iglesia apoya con el programa de familias fuertes para no generar la violencia.

Adelantó que el 21 de septiembre celebrará el Día Internacional de la Paz, cuyo lema es “Juntos por la Paz, Respeto, Seguridad y Dignidad para todos”.