13 septiembre,2017 5:34 am

A cuatro años de “Ingrid” y “Manuel” aún esperan una casa los damnificados de El Papagayo

El presupuesto que destinó el gobierno federal para construir sus viviendas se esfumó entre la corrupción de los funcionarios de la Sedatu y la empresa constructora, denuncian los afectados. Sólo construirán 29 viviendas para 34 familias, según les dijo el ingeniero encargado de la obra, se quejan

Zacarías Cervantes
Chilpancingo

En El Papagayo, municipio de Juan R. Escudero, las 34 familias que en septiembre del 2013 perdieron todo, casas, muebles y aparatos electrodomésticos ante las tormentas Manuel e Ingrid, siguen en espera del apoyo del gobierno.

A cuatro años de ocurrido el meteoro, ni siquiera les han dado la casa que les prometieron. El presupuesto que destinó el gobierno federal para la construcción de sus casas se esfumó entre la corrupción de los funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), dependencia federal encargada de las obras, y la empresa constructora, según la denuncia de los damnificados.

Recargada en el marco de la puerta de una casa provisional, construida con tablas viejas, techo de lámina galvanizada y piso de tierra, doña Josefina Calvario, una mujer de 75 años, dice que cuatro años después de que perdió su casa y todo lo que tenía, del gobierno sólo ha recibido promesas y engaños.

“Nos construyeron acá arriba unas casas, después dijeron que se quemaron y ahora dicen que las están construyendo otra vez en Tierra Colorada (la cabecera municipal). Yo, la verdad, no sé, no voy a las reuniones porque estoy ciega, van mis hijas. La verdad, no creo que vaya algún día a tener mi casa nueva, ya pasó mucho tiempo”, lamenta.

Doña Josefina es parte de las 34 familias que durante las tormentas Manuel e Ingrid lo perdieron todo, y cuatro años después nada ha repuesto.

Vive en un jacal improvisado de unos 3 metros cuadrados y apenas cuenta con una hornilla de tierra en la esquina de su casa, en la que hace de comer, “a nosotros no nos dieron ni siquiera la tarjeta para aparatos eléctricos que dicen que les dieron a muchas familias”, se queja.

En la comunidad de El Papagayo, municipio de Juan R. Escudero, la constructora Materiales Elementales, que contrató la Sedatu para construir las viviendas de los damnificados, construyó un fraccionamiento con viviendas que después fueron clausuradas por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), por haber sido levantadas en un terreno inestable no apto para vivir. También la Secretaría de Protección Civil dictaminó que las viviendas eran inhabitables por deficiencias técnicas.

En abril pasado un incendio consumió 25 de las 29 viviendas, tres más fueron derrumbadas por los propios vecinos, y actualmente sólo una queda en pie. Las viviendas habían sido construidas sobre pilotes de madera, y al caminar en su interior se balanceaban “como si fueran hamacas”, cuenta un vecino.

Antes de que las viviendas terminaran de construirse, los pilotes que las sostenían comenzaban a podrirse. Actualmente en los alrededores la maleza ha crecido y ha cubierto los desechos de las viviendas derrumbadas.

A tres meses de que comenzó la obra en Tierra Colorada, sólo han terminado el 90 por ciento de 10 casas

El viernes pasado, el delegado de la Sedatu, José Manuel Armenta Tello informó en una entrevista para El Sur que en este fraccionamiento se obligó a la constructora a “reconstruir lo reconstruido”, y que las 29 casas (34 según los damnificados) se construyen en otro sitio.

Las nuevas casas se construyen al sur de Tierra Colorada, la cabecera municipal. Sin embargo, según los damnificados, el delegado Armenta Tello les prometió que se las entregarían en el próximo diciembre, pero actualmente, a tres meses que comenzó la obra solamente han terminado en un 90 por ciento 10 casas.

Los trabajos van lentos porque, según cuenta el ingeniero encargado de la obra, la dependencia federal va entregando los recursos “a cuenta gotas”, así se los ha dicho a las familias damnificadas, a las que les ha recomendado que presionen, que protesten, que tomen la dependencia y que exijan la autorización oportuna de los recursos para que los trabajos avancen con más rapidez, “lo que indica que no es la constructora la que está resarciendo los recursos, sino que es la Sedatu la que está pagando los trabajos de la nueva obra”, dice Joaquín Guzmán, uno de los damnificados.

Por lo pronto, doña Josefina, expresa resignada que, “seguramente nos vamos a pasar otro años más de lluvias aquí, y será lo que Dios quiera. Nos dijeron que nos iban a dar nuevas casas en buenas condiciones, pero mire, ahí están sus buenas condiciones, ponga usted que no hubieran sido buenas, pero cuando menos no hubieran sido de esas”, dijo en referencia a las primeras casas que rechazaron por inestables y que ya no existen.

La mujer dice que hubiera preferido una casa de horcones, “como las que usamos nosotros, para que nos hubieran sacado de aquí; pero no, todo fue un engaño”.

Maribel Nava Sánchez es otra damnificada, y es vecina de doña Josefina. Las dos viven en la entrada de El Papagayo, en donde el 14 y 15 de septiembre sufrieron el embate de dos caudales de agua, el del río Papagayo y el de una barranca paralela, que al unirse formaron una represa e inundaron siete casas, entre ellas la de Maribel y la de doña Josefina.

Este martes, doña Maribel muestra su casa improvisada y vacía en la que vive temporalmente. Dice que a cuatro años de la tragedia no ha podido reponer sus muebles y sus aparatos, y que su esposo y sus familiares sólo desazolvaron su vivienda que estaba cubierta totalmente de lodo.

“Así, como estamos ahorita, ya llevamos mucho tiempo, todavía no tenemos nada seguro, aparte de eso, nos dicen que solamente van a construir 29 casas. Yo soy una de las cinco familias que no sé si vamos a recibir”, se queja.

Cuenta que las llevan con engaños desde que construyeron las primeras 29 viviendas que rechazaron por inestables y que se quemaron. Dice que ahora, con el nuevo proyecto siguen igual, y que el delegado Armenta Tello y el comisario Pantaleón Mesino Flores les dicen que sí se van a construir las 34 casas, pero el ingeniero encargado de la obra les ha dicho que le autorizaron presupuesto sólo para 29.

“A nosotros nomás nos dicen que al último, que al último, y así nos llevan, y la verdad, mi casa fue la más dañada de todas, pero me están dejando fuera”, reclama.

Junto con doña Maribel Nava, también están en la incertidumbre de si recibirán o no sus casas, Julián Barrera Barrientos, Jenifer Contreras Rivera y Carmelo Mesino Ríos.

Los cinco denunciaron que sólo han venido recibiendo informaciones contradictorias, porque el comisario les dice que sí se van a construir las 34 casas, pero el ingeniero encargado de la obra les dice que no, y que vayan a reclamarle al delegado de la Sedatu.

“Mire, esa que está allá es mi casa, está toda quebrada y estrellada, si vuelve una tragedia como la de hace cuatro años, se va toda”, dice mostrando una casa que luce abandonada, sin muebles ni aparatos en su interior. Explica que hace cuatro años fue totalmente sepultada de agua y lodo, y que durante varios días tuvieron que desazolvarla porque no tenía a dónde ir a vivir con su familia.

“Llevamos cuatro años con miedo, sentimos que en cualquier momento nos puede tocar una tragedia igual, por eso queremos que el gobierno nos eche la mano, de verdad y bien, porque ya lo esperamos mucho tiempo y nomás no nos hace caso”.

Reconoció que, a diferencia de las casas que les construyeron en El Papagayo y que rechazaron, las que se están haciendo ahora en la orilla de Tierra Colorada, “se ve que sí están bien hechas, para qué vamos a hablar mal, el problema es que no hay avance, ya esperamos mucho tiempo y nomás vemos que no, no sé hasta cuándo vamos a esperar”.

Otra vecina damnificada de El Papagayo, Anayeli Nava Sánchez dice que, “a veces pensamos que ya no nos van a entregar nuestras casas, porque ya pasó mucho tiempo y la nueva obra va muy lenta, ya llevan varios meses y van cuatro años de que pasó el desastre y siempre así nos llevan, nos hicieron primero una casas, resulta que después se quemaron y nos cambiaron de lugar, pero allá van muy lentas”, se quejó.

Cuenta que desde hace cuatro años no han podido vivir tranquilos, “siempre vivimos con el temor de que se vuelva a repetir la tragedia, en cualquier ratito se pueden volver a inundar nuestras casas, lo pensamos porque tenemos familia, tenemos hijos, están chiquitos”, dice.

Por su parte, el vecino Abraham Nava de la Cruz, que desde que ocurrieron las tormentas en 2013 salió del pueblo y está rentando una casa en Tierra Colorada, cuenta que se hubiera quedado y, como su padre que también perdió su casa pero la reconstruyó, hubiera reconstruido aunque sea una provisional.

El hombre de unos 75 años de edad, señala que lo que viven en El Papagayo es apenas una muestra de la simulación, el engaño, la corrupción y la complicidad de las autoridades con las constructoras que vinieron a hacer de la tragedia de los damnificados un negocio.

“Imagínese usted, la empresa que defraudó con las casas inservibles y que se quemaron, es la misma que está construyendo las nuevas casas en Tierra Colorada, y no con sus recursos, sino con los que le está volviendo a dar la Sedatu, eso nos consta porque el mismo ingeniero nos ha dicho que los trabajos van lentos porque le van autorizando dinero de una casa”.

El nuevo fraccionamiento que construye Materiales Elementales está a orillas de Tierra Colorada, en la carretera hacia Ayutla, entre el Centro de Bachillerato Técnico Agropecuario (Cebeta) y el centro de salud, donde desde junio, cuando comenzaron los trabajos, se han construido 10 casas, a pesar de que la Sedatu se comprometió a que en diciembre serían entregadas las 29 viviendas, no 34 que son los censados con pérdida total de sus viviendas.