8 octubre,2017 8:19 am

Mi semana en un albergue post sismo

Bitácora de una científica en el multifamiliar de Tlalpan.

Ciudad de México, 6 de octubre de 2017. La autora de esta bitácora es licenciada en Física, con doctorado en Ciencia e Ingeniería de Materiales e investigadora post doctoral del Instituto de Física de la UNAM. Vecina del Conjunto Urbano Tlalpan –mejor conocido como multifamiliar de Tlalpan– que se derrumbó durante el terremoto del pasado 19 de septiembre, acudió como miles de ciudadanos a ayudar. Pronto se integró, junto con muchos más voluntarios, a la operación del albergue en Ciudad Jardín, situado a un par de cuadras de la zona cero. Luego de larguísimas jornadas, regresaba a su casa y escribía una bitácora con lo más importante de sus experiencias del día. Lo hizo durante la semana inmediata. Presentamos aquí una versión editada –por razones de espacio– de lo que registró.

Martes 19 de septiembre. 22:51

Hola a todos. Después de varias horas sin luz ni comunicaciones, ya por fin tenemos conexión. Todos bien y la familia y amigos también bien, aunque hay varios edificios colapsados alrededor y mucha gente ayudando. Aquí cerca se vino abajo el multifamiliar  de Tlalpan y estuvimos un rato ayudando en lo posible. Saludos a todos.

Jueves 21 de septiembre. 23:00

La comunidad de Ciudad Jardín se organizó y estuvo apoyando en labores de rescate hasta el miércoles 20 por la mañana, cuando entró la Marina y acordonó la zona, ya no nos dejaron pasar. Antes de eso fuimos testigos de que los voluntarios quitaron en ese tiempo dos losas (el equivalente a dos pisos) y sacaron a seis personas con vida. Las últimas dos, que fueron niños, fue el miércoles temprano.

Se instaló un albergue provisional en el módulo del parque de Xotepingo de Ciudad Jardín para los damnificados del multifamiliar, en el que se les está ofreciendo cama, alimento y baño con agua caliente. Hoy evacuaron varios edificios y los dos albergues para ellos resultaron insuficientes, además de que muchos son personas de la tercera edad que no quieren alejarse de sus departamentos […].

Se está instalando un centro de acopio en el parque Xotepingo, enfrente del módulo, a partir de las 8 am. Se requieren colchonetas y cobijas, agua en botellas pequeñas, alimentos para preparar –ya están hartos de las tortas–, artículos de limpieza personal en presentaciones pequeñas y material de curación de primer grado, así como medicamentos para dolor y desinflamantes.

Nos han dicho que todavía hay personas atrapadas con vida y que están trabajando en ello. Todos poniendo un granito de arena. Suerte a todos.

Viernes 22 de septiembre. 23:57

Ha sido un día muy duro de trabajo para muchos de nosotros en Ciudad Jardín. Desde el jueves comenzamos ofreciendo albergue y comida a damnificados y brigadistas del multifamiliar de Tlalpan, pero hoy nos empezaron a caer peticiones especiales de la gente que está trabajando en lo más profundo de esta zona cero. Desde turnos organizados para cubrir puestos especiales hasta alimentos específicos para diferentes grupos de topos, nacionales e internacionales. ¡Y equipo y comida especial para sus binomios! […].

Domingo 24 de septiembre. 15:37

[…] Ayer sábado por la mañana, después de que tembló, las “autoridades” decidieron suspender la búsqueda y ordenaron evacuar y llevaron maquinaria pesada. ¡Los damnificados desde luego que se opusieron! Dicen nuestros testigos que la cosa se puso horrible, porque les llevaron policía y el trascabo encendido, ya listo para entrar.

Al ver esto, uno de los grupos de rescate internacional, los japoneses, que el día anterior habían impresionado a todos con su equipo, su organización y su respeto cada vez que salía un fallecido, decidieron retirarse del lugar.

Pero expertos nacionales (que nosotros llamamos topos, aunque no son exactamente ellos) y los israelíes aguantaron todo el jaloneo hasta que las autoridades accedieron a que revisaran si todavía había vida. Y después de horas que parecieron eternas, en las primeras horas de la tarde detectaron vida y siguió la búsqueda.

Por cierto, dicen los vecinos que tenemos en la zona cero –no más de dos o tres personas– que un puño cerrado arriba significa silencio, y dos puños significan: no te muevas, “ni siquiera respires”. ¡Y la gente obedece! Una de las condiciones para que puedan permanecer ahí es que incluso apaguen sus celulares.

Por otro lado, las actividades en el módulo Xotepingo continuaron como los días anteriores: recibir donaciones, organizarlas y canalizarlas lo más rápido posible a poblados en donde tenemos contactos, ya sea algún conocido o familiar de alguno de los vecinos, o a personas que vienen de esos poblados y nos han pedido apoyo directamente a nosotros porque por medios gubernamentales no les llega nada. Así hemos podido enviar a Jojutla (Morelos), San Gregorio Xochimilco (Ciudad de México), Tetela del Volcán (Morelos) y otros que yo nunca había oído nombrar.

[…] Aquí en el módulo inicialmente se había planeado recibir a familias de los del multifamiliar, pero la gran mayoría no se quiere alejar ni dos cuadras de sus casas, y, en todo caso, nos vienen a dejar a sus adultos mayores por las noches, los cuales también registramos. Mantenemos guardia toda la noche para seguridad de todos.

También ofrecimos apoyo a rescatistas y brigadistas, a los que les damos comida caliente, principalmente calditos, baños con agua caliente (les tenemos toallas, ropa limpia y todos los artículos de higiene personal) y medicamentos porque algunos ya se están enfermando.

Son trabajadores, hombres y mujeres, de todo tipo de instituciones, a los que sus jefes no les han permitido regresar a sus casas en al menos tres días con sus noches. Vienen con ampollas, tronados y caen desmayados, literalmente, en los colchones, catres y colchonetas que la comunidad ha donado. Gracias a todos […].

También hemos contado con grupos de voluntarios que entran y salen de la región alrededor de la zona cero para realizar todo tipo de trabajos que nos piden: desde custodia de carpas de alimentos y aguas hasta retiro de escombros –para lo que tienen que entrar con casco, chaleco reflejante y botas con casquillo; si no, te regresan. El arqui José se ha puesto unas buenas friegas.

Y, por último, pero no menos importante: la cocina. Una de nuestras líderes prestó su casa, mucha organización y todo su tiempo para conseguir y preparar todos los alimentos que ofrecemos. Un trabajo titánico, para el cual ha contado con una tropa de gente apoyándola.

El viernes por la tarde nos contactó directamente la doctora Ada, encargada de los topos nacionales, y nos pidió que le preparáramos un caldo de camarón y una serie de alimentos muy especiales para su gente, y que fuera empacado de la manera adecuada para hacérselos llegar a “los agujeros” y que pudieran seguir trabajando sin salir de ahí. Lo hicimos y lo entregamos en tiempo y forma.

Un poco después nos contactaron los brigadistas israelíes para pedirnos su comida, que también tiene especificaciones muy especiales. Y también cumplimos. Una vez que ayer sábado se decidió continuar con la búsqueda, nos volvieron a contactar ambos grupos para repetir el menú. Y a moverse todos. ¡El caldo de camarón de Susy ya es mundialmente famoso!

Los trabajos continuaron toda la noche y amanecimos con la noticia de que rescataron a dos más con vida y uno fallecido. Eso es una gran recompensa para todos nosotros […].

Martes 26 de septiembre

[…] Desde el domingo en la tarde, cuando los rescatistas internacionales (japoneses, españoles e israelíes) avisaron que con sus equipos ya no detectaban vida y se retiraron, la carga de trabajo disminuyó mucho para nosotros. También muchos brigadistas pudieron regresar a sus casas, sólo nos quedó la atención para algunos y para los rescatistas nacionales –nuestros topos–, que volvieron a pedir su caldo de camarón. También nos quedaron algunos condóminos del multifamiliar, que sólo traen a sus adultos mayores a pernoctar, y pasan el día allá en sus juntas, con la zozobra de que no saben qué va a ser de ellos. Estos edificios tenían más de 60 años, así es que en la mayoría de los casos no tienen las escrituras, mucho menos seguros contra pérdidas.

En el multifamiliar están en la remoción de escombros y todavía salen algunos fallecidos. Resulta increíble que las “autoridades” insistan con la idea de entrar con maquinaria pesada. ¿Qué prisa tienen?

[…] Entre todos tenemos muchas historias que contar, pero sólo voy a escribir algunas, como la del presbítero Daniel Rodríguez, de Xonacatlán, poblado muy cercano al epicentro y al que sólo se puede acceder por caminos vecinales, que vino en su camioneta con un grupo de sus habitantes a recorrer centros de acopio que le quisieran donar algo. “Las autoridades” no han ni siquiera pasado por su pueblo, prácticamente todas sus casas se cayeron y tienen muchos niños. Vinieron el domingo en la noche, gente muy humilde, y cuando se despidieron era tal su agradecimiento, que mi amiga Margarita y yo nos decíamos una a la otra “no llores delante de ellos”. Pero no, no hubo tiempo para llorar, porque ya viene lo que sigue…

Otra historia que nos movió el piso a los que la vimos es la de uno de los rescatistas que venía con su grupo: al llegar con nosotros, se sentó en el piso y se derrumbó. ¡No podía ni entrar! Ya era noche y no teníamos comida caliente –que es lo que siempre buscan–, pero en ese momento llegó un uruguayo que tiene una cocina económica con su esposa y traía una olla llena de pozole para donarnos. Nunca más oportuno.

Pero la que se lleva una mención especial es la del topo que perdió a su familia en el multifamiliar, y seguía trabajando en el mismo desde el primer instante. Nuestra doctora, Amalli, pasó a su lado más de 12 horas el viernes, tratando de reconfortarlo, hasta que lo convenció de venirse a atender y a descansar al módulo, como a eso de las 2 de la mañana del sábado. Dice ella que en toda su vida profesional nunca le había tocado un caso que le impactara tanto. Por un lado, qué bueno que yo no lo vi, si de por sí no puedo dormir.

También voy a recapitular algunas de las muchas tonterías que he leído y/o escuchado en la tele, radio o prensa. Primero: cuando cantan el Himno Nacional no es que estén “terminando su turno”, es que sacaron un fallecido. Esto nos lo dijo Mónica con un nudo en la garganta, una de nuestras vecinas que estuvo en la zona cero, y de las mujeres más valientes que he conocido en mi vida.

Segundo, nadie, al menos en el multifamiliar de Tlalpan, tiene un recuento certero de las personas que han salido con vida o muertas.

No es cierto que las autoridades no hayan estado presentes. Sí lo están, obstaculizando todo, ¡mejor no hubieran estado! Gracias a ellos, por ejemplo, los japoneses se retiraron el sábado –como nos dijeron las brigadistas–, aunque afortunadamente luego regresaron. Por cierto, ellos, los japoneses, después detectaron con su equipo a la perrita schnauzer y la sacaron. Vida es vida.

Que el Ejército y/o Marina están ayudando a sacar las pertenencias de los edificios dañados. Sí, cómo no, les dan cinco minutos para sacar sus pertenencias más valiosas y aún les están gritando que se apuren. Si no eran diabéticos los pobres, ya lo son…

Y bueno, a las políticas que andan en campaña tomándose la foto cargando unas botellitas de agua: ya las quiero ver pelando ajos y camarones con sus uñitas pintadas, o ayudando a los rescatistas a curarse las ampollas de los pies, o mejor aún, lavando los baños que en especial las brigadistas vienen buscando porque dicen que éstos sí están limpios…

Una vez más, gracias a todos los que han traído donaciones, incluidos otros centros de acopio. Gracias a las personas, hombres y mujeres, que cargan sus carros con ollas de comida caliente y pasan por los albergues repartiendo comida, gente desde Santa Fe, Iztapalapa, Xochimilco, Tláhuac, Naucalpan, etcétera.

Gracias a centros de acopio como la Alberca Olímpica, que en un momento de apuro nos permitió traernos equipo para administrar insulina y ropa interior nueva para nuestros rescatistas, entre otras cosas.

Gracias al plomero y ayudantes que el domingo a las 8 de la mañana vinieron a ayudar con el problema del agua.

Gracias a las docenas de jóvenes que pusieron su trabajo físico para el rescate in situ y para andar recorriendo tiendas y centros de acopio buscando lo que nos urgía conseguir –empezando por bebidas energizantes–, tanto en moto, en bici y hasta en patineta en medio del caos que eran las calles.

Gracias al centro de acopio hermano en Jacarandas, y a todos los que han colaborado ahí en paralelo, sirviendo comidas y cafés calentados hasta en anafres.

Gracias a las redes sociales, que de verdad cómo han funcionado. Mi Whats llega a recibir hasta 600 mensajes al día.

Gracias a todos ustedes que se han tomado el tiempo para leernos y nos han mandado sus palabras de aliento.

Yo, por mi parte, ya tengo que regresar a mis actividades en la Universidad, y cada noche, cuando camino del módulo de regreso a casa, me repito “mañana ya no vengo”, y al día siguiente vuelvo a ir.

[…]

Un abrazo a todos.

Actualización del jueves 28 de septiembre:

Nos comenta el licenciado Aparicio que en sus juntas los condóminos del multifamiliar han hecho el recuento de 18 rescatados con vida y nueve fallecidos.

 

Texto: Patricia Salas Casales/ Foto: Cultura Comunitaria Tlalpan (Facebook)