23 octubre,2017 7:09 am

De nuevo Guerrero, tierra de impunidad

Rosa Icela Ojeda Rivera

Rabia, coraje, impotencia, vergüenza, son algunos de los sentimientos y emociones que se entrecruzan al conocer el caso de la antropóloga social Yndira Sandoval Sánchez, defensora de derechos humanos recientemente abusada en sus derechos por un médico, dos policías y diversas autoridades de la ciudad de Tlapa. Por desgracia lo que la defensora de derechos humanos relata en su denuncia, respecto de la red de corrupción e impunidad de las autoridades de todos los niveles en Tlapa, existe en muchos municipios más.

La mujer policía Claudia Juárez Gómez, participó de manera directa en la violación de la defensora de derechos humanos, ocurrida el pasado 16 de septiembre de acuerdo con la nota de Sanjuana Martínez publicada ayer en el diario La Jornada.

Y la pregunta es  si Claudia habría actuado así de no contar con el respaldo de sus jefes. ¿Claudia se habría atrevido a ultrajar a la profesionista sin la complicidad de las autoridades investigadoras locales y estatales? ¿La actuación alevosa de la mujer policía se habría consumado de no conocer la indiferencia y resistencia de las autoridades municipales y estatales para castigar la violencia que se ejerce en contra de las mujeres en la entidad?

De no obtener respuesta a su denuncia, Yndira seguirá el camino que ya Inés Fernández y Valentina Rosendo anduvieron, dos casos más de violación por parte de militares en su natal Ayutla. El caso tuvo que llegar a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos que sentenció al Estado mexicano por negligencia y omisiones deliberadas.

En Tlapa hay más, mucho más, por ejemplo  actualmente en la Ciudad de las Mujeres, las empleadas de esa institución carecen de certeza laboral en su contratación y en la percepción de sus emolumentos.

De Tlapa también fue Nayeli Policarpo Calleja, jovencita de 15 años que fue torturada, violada y estrangulada el 29 de octubre de 2012. Los asesinos con saña inaudita arrancaron a mordidas parte de su rostro. De Tlapa fue Zenaida Rodríguez Rosendo, joven de 24 años, violada, asesinada y abandonada en Barranca Azóchitl, entre la Soledad y Ahuatepec el 4 de octubre de 2012. De Tlapa fue Esther, jovencita  de 17 años, de la colonia San Antonio, violada en forma multitudinaria el 9 de abril de 2016, luego la mataron.

Hoy, el caso de la defensora Yndira Sandoval nos lleva a Tlapa, por desgracia la red de indiferencia, corrupción e impunidad es común también en otras partes del estado, con pequeñas variaciones y modalidades. Hace unos días una joven alumna de la Universidad Autónoma de Guerrero en Acapulco, fue violentada por su pareja, por el hecho acudió al Ministerio Público a presentar la denuncia, el agente, contraviniendo las disposiciones de la ley federal y estatal para para atender la violencia contra las mujeres, en lugar de tomar la declaración “concilió” y envió a su casa a la joven con riesgo de su vida.

El caso de Yndira es ya nota nacional y trascenderá más todavía, pues es muy grave.  Las autoridades de todos los niveles están ya debidamente informadas del caso, porque además hay una denuncia puesta el mismo 17 de septiembre en la Unidad de Investigación Especializada en Delitos Sexuales y Violencia Familiar Regíon Montaña de la Fiscalía General del Estado, con sede en Tlapa, y el 13 de octubre ante la Procuraduría General de la República. No hay pretexto para que las autoridades no intervengan y apliquen castigo público y ejemplar a los y las responsables del hecho. Puede ser esta la oportunidad, el punto de partida en favor de los derechos de las mujeres o la confirmación de que Guerrero continúa siendo tierra de impunidad.