24 octubre,2017 6:35 am

El Pacto por la Seguridad en Guerrero

Arturo Martínez Núñez

Tras dos años transcurridos (el primer tercio) del gobierno de Héctor Astudillo Flores en Guerrero, la violencia y la inseguridad siguen marcando la agenda estatal. Es evidente que los problemas estructurales no son culpa de la administración actual. No son su culpa pero, sí, son su responsabilidad.

El propio gobernador lo dijo durante su mensaje ante el Congreso del Estado: “El problema de Guerrero no es político, es la violencia.” En ese mismo escenario, Héctor Astudillo convocó a un Pacto por la Seguridad en Guerrero, del que seguramente en los próximos días, habremos de conocer mayores detalles.

Saludo la iniciativa del gobernador de los guerrerenses. Un problema que afecta a todos y que tiene tantas aristas, debe de ser enfrentado por todas y todos sin importar orígenes partidistas, religiones o actividades profesionales.

Todos tenemos algún grado de responsabilidad y todos podemos contribuir en algo a resolver la crisis. El pacto propuesto deberá de ser una alianza con todos los sectores y con toda la sociedad, de lo contrario estará condenado a ser una acción más de relumbrón, un bonito evento sin mayor trascendencia real.

El pacto deberá de tener objetivos claros, precisos y sobre todo, medibles; deberá tener plazos de ejecución y responsables por cada uno de los temas y subtemas que resulten del análisis previo.

Lo que no se puede medir no se puede mejorar. Si el acuerdo es únicamente entre la clase política estará condenado al fracaso. Coincido con el padre Jesús Mendoza Zaragoza de la Arquidiócesis de Acapulco: es fundamental escuchar y atender a las víctimas para poder entender y resolver el problema de la violencia.

Coincido también con el senador Armando Ríos Piter: el problema de la seguridad es también un problema económico. El senador independiente ha calculado en 8 mil millones de pesos la cantidad que se necesitaría para construir una Policía Estatal y una Fiscalía bien equipadas, entrenadas, certificadas y bien remuneradas.

El Pacto por la Seguridad en Guerrero debe de convocar sí a los poderes, a las instituciones del Estado y a los actores políticos, pero también a las universidades, a las asociaciones de víctimas, a las organizaciones no gubernamentales, a los defensores de los derechos humanos, a las organizaciones empresariales, a los periodistas, líderes de opinión y a las asociaciones religiosas, culturales y deportivas del estado.

Deberá procurar la participación de los guerrerenses en todas las regiones del estado y no sólo en los salones de los hoteles y los edificios gubernamentales.

Debe de analizar cada una de las causas de la violencia, dividirlas en mesas temáticas y aislar cada subtema asignándole un responsable y un tiempo de ejecución de las acciones que se acuerden.

Deberá contar con un mecanismo de seguimiento y control. Deberá de reunirse periódicamente a evaluar y corregir, y deberá comunicar los compromisos y los avances de manera transparente y oportuna.

Por ejemplo, si en el análisis de la problemática se concluye que hay que reformar determinada ley, se nombraría de responsable a un diputado y se acordaría un plazo de ejecución de tres meses, al término de los cuales, el responsable habrá de rendir cuentas e informar en qué situación se encuentra el proceso de reforma legal. Si no se construye de esa manera, nadie se hará responsable de los compromisos que suscriba.

El pacto propuesto por el gobernador puede ser una gran oportunidad para ensayar un nuevo método de organización horizontal entre el gobierno y la ciudadanía. Puede ser la ocasión de involucrar al resto de los actores sociales y políticos del estado en la búsqueda de las soluciones.

Nadie en su sano juicio puede culpar al gobierno en funciones de los males que aquejan a Guerrero. El abandono estructural de Guerrero y de todo el sur de México es centenario. Si el gobierno que encabeza Héctor Astudillo intenta nuevas formas y nuevas vías, seguramente contará con el apoyo decidido de todos los guerrerenses que buscamos la reconciliación, la armonía y la paz en nuestro querido estado. Que así sea.

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