28 noviembre,2017 6:08 am

Las complicaciones del sexo temprano… sin educación sexual

Dr. Fernando Lasso Echeverría*

 

Los jóvenes actuales inician su vida sexual en etapas muy tempranas: a los 15-17 años, el 80% de los varones, y entre los 16-18 años, el 70% de las mujeres, lo cual es indeseable, pues si bien es cierto que físicamente están preparados para ello, no es así desde el punto de vista psicológico y social. Esto es lo más preocupante de esta situación: que los jóvenes lo hacen desconociendo las repercusiones sociales, biológicas y  sanitarias a las que los expone esta nueva actividad, y se lanzan en forma inconsciente y temperamental a la sexualidad activa, provocando en primer lugar embarazos no deseados y por ende, rechazos sociales y familiares que afectan notablemente el futuro de los involucrados, con mayor énfasis en la mujer porque trae en sus entrañas al futuro hijo. Estas a veces casi niñas cortan sus estudios; después no hallan trabajo por su impreparación académica; hechos que afectan económicamente no sólo a las  implicadas, sino a toda su familia. Los jóvenes varones también se ven afectados en forma grave, pues la mayoría se enfrentan a situaciones morales y legales para las cuales no están preparados, causando este escenario también la suspensión de los estudios y las repercusiones concomitantes. El porvenir de estos jóvenes –que por desconocimiento de los riesgos a los que se exponen imprudentemente– es totalmente incierto, y tremendo para su núcleo familiar.

¿Por qué ha sucedido esto? Obviamente por la pérdida de valores en la sociedad actual, pues vivimos en una colectividad muy sexualizada y materialista, en la cual se estimula por todos los medios el erotismo; por ello, aspectos como la pérdida de la virginidad femenina o la soltería de una joven madre, no tienen ya la trascendencia social y moral de antes, y estos hechos actualmente ya no impresionan a nadie; a esto se agrega también un factor muy importante que contribuye a que los jóvenes sufran consecuencias irremediables por estas prácticas: su ignorancia al respecto. Falta una educación sexual adecuada y formal en las escuelas, instituciones en las cuales –por prejuicios– se ha descuidado este tema, que de darse científicamente, seguramente lograría que los jóvenes iniciaran su vida sexual activa en etapas posteriores, o bien –lo más importante– que si la inician, sepan evitar los riesgos que esto tiene.

¿Cuáles serían los objetivos de una educación sexual adecuada? Que conozcan los medios anticonceptivos existentes; que estén enterados de que hay muchas posibilidades de embarazo si tienen relaciones sexuales sin usarlos, hecho que las obligaría a abandonar sus estudios, o a cometer la tontería de casarse con otro joven igual que él o ella de inmaduro, para después de tres o cinco años, divorciarse, ya no con un niño sino con dos o tres, pues este tipo de matrimonios, generalmente fracasan; que sepan del peligro de contraer enfermedades infecciosas exclusivas del aparato genital, y que se “pegan” al tener sexo con enfermos o portadores -que la mayoría de veces- ignora que lo tiene; que conozcan pues, todos los riesgos de las prácticas sexuales. Si esto no les sirve de “freno” a los adolescentes, cuando menos, seguramente buscarán la manera de prevenir estos peligros. No debemos olvidar también, que en muchas ocasiones, un embarazo no deseado, lo resuelve la “afectada”, provocándose un aborto –generalmente clandestino– exponiéndose al riesgo de perder la vida por hemorragias o infecciones graves, o a perder la fertilidad por lesiones severas en su aparato reproductor, ya sean autoprovocadas, o efectuadas por personas inexpertas.

En las instituciones educativas han cerrado los ojos al problema social que esto implica, y algunos profesores afirman que es la familia la que está obligada a educar sexualmente a sus niños y adolescentes, pero intrafamiliarmente existen fuertes prejuicios morales que impiden la educación sexual de los miembros jóvenes de la familia; este problema –en ese ámbito– se maneja más bien con prohibiciones y amenazas, que finalmente no funcionan. Por otro lado, actualmente son numerosos los matrimonios disfuncionales, por divorcio, por alcoholismo o abandono del padre o por el hecho de que ambos padres trabajen todo el día etc. Todos estos factores provocan descuido de los hijos y mayor rebeldía en ellos, lo que a su vez da lugar a situaciones de conductas desviadas en los jóvenes. Por todo lo anterior, es en la escuela donde se debe dar una enseñanza experta, formal, natural y respetuosa de la práctica sexual a los jóvenes; una enseñanza que se enfoque en principio a que los adolescentes retrasen el inicio de sus prácticas sexuales, o en su defecto, si lo quieren hacer, que sepan cómo evitar embarazos no deseados, y la transmisión de enfermedades por practicar el sexo.

En esta enseñanza, no deben omitirse los aspectos morales y decentes individuales y familiares, sin embargo, tampoco debe prohibirse el sexo a los adolescentes con tesis religiosas, cómo el de que practicarlo es “pecado”; a las nuevas generaciones, estos argumentos no los convencen; se les debe aclarar en forma reiterada y real, porqué no les conviene la práctica sexual temprana, o se les debe dar a conocer los riesgos de su ejercicio, y sobre todo, cómo evitarlos. En los centros de salud, lamentablemente tampoco existe esta actividad preventiva; aquella, que lleve al conocimiento de los usuarios, lo más importante sobre las enfermedades de transmisión sexual y cómo evitarlas, y por otro lado, la falta –también- de un programa eficaz de planificación familiar y la insuficiencia de métodos anticonceptivos en estos centros, empeora el problema al respecto. Habría que recordarle a las autoridades competentes, que un buen programa de planificación familiar, forma parte de un Plan de Desarrollo Económico de cualquier gobierno estatal o federal; la disminución de la tasa de natalidad en la población, es un complemento importante, porque si esta medida supera la tasa de crecimiento económico de un Estado, a ningún gobierno, le alcanzará su presupuesto para cumplir con las demandas de servicios sociales de la población, como son salud, educación, casa habitación, sistemas de agua entubada, luz eléctrica, seguridad, y por supuesto: fuentes de trabajo.

Es de recordarse también, que uno de los peligros más desconocidos para estos nuevos integrantes activos de la sexualidad humana, es el sanitario; aquel, relacionado con una serie de enfermedades de transmisión sexual, que los jóvenes ignoran por completo, y que cuando saben de ellas, es porque ya las portan en su organismo, y les empiezan a causar problemas o molestias físicas en sus etapas tempranas. Existen muchas enfermedades de este tipo; algunas graves, por sus consecuencias mortales, o por ser causantes de infertilidad, si no se tratan oportunamente; otras como el herpes por ejemplo, no lo son tanto, pero causan problemas psicológicos, que por su reincidencia con cierta periodicidad (retoñan, dice la gente), perturban severamente a los implicados, y afectan en forma notable su sexualidad posterior. Es un hecho, que ni los adultos de nuestra sociedad, tienen un conocimiento completo sobre estos padecimientos, o bien  conocen algunos “a medias” y con falsos conceptos porque por ahí, “alguien” les habló de ellos, y en esta época de tanta liberalidad sexual, es necesario, que la población –sobre todo la joven- tenga un conocimiento apropiado de éstos, que les permita prevenirlas.

Las principales enfermedades de transmisión sexual, son las siguientes: el hasta ahora incurable sida; la Sífilis y la gonorrea, padecimientos milenarios, que afectaron por siglos a la humanidad, y que están volviendo con mayor ímpetu y con fuertes resistencias a los antibióticos; el repetitivo herpes (labial y genital), que tanto afecta emocionalmente a los contagiados; las vaginosis o vaginitis causadas por varios gérmenes como la Gardnerella, que provocan en la mujer abundantes flujos de olor fétido, que les impide tener vida sexual normal o satisfactoria, y los cuales en el hombre no causan síntomas, pero los varones que son portadores, tienen capacidad de contagiárselos a sus parejas; el –ahora tan de moda- virus del papiloma humano, por su asociación con el cáncer del cuello uterino en la mujer, o el cáncer de garganta en los practicantes del sexo oral; las hepatitis “B” o “C”, que desencadenan a través de los años, cirrosis o cáncer hepático, y que son adquiridas por hábitos sexuales no muy comunes o sanos, como el de lamer el ano a portadores del virus, y la cual, es una caricia muy frecuente entre los homosexuales.

El SIDA, es un padecimiento, que de acuerdo a las estadísticas, continúa siendo una enfermedad de transmisión sexual propia de hombres, que tienen contacto sexual con otros hombres, pero que aparece también, en mujeres casadas con varones bisexuales, que se exponen al riesgo de contraer la enfermedad, y ya como portadores asintomáticos (el SIDA, tarda varios años para dar síntomas inequívocos) lo llevan a su casa. Por razones no bien claras (podríamos mencionar otra vez, el subjetivo argumento de la pérdida actual de valores y el fácil acceso de los jóvenes a material pornográfico), es un hecho, que a la fecha, la bisexualidad ha aumentado notablemente en la sociedad. Por otro lado, es muy mencionado por los expertos, que las personas que practican el sexo de alto riesgo –hombres con hombres-  dejaron de temerle a la infección por SIDA (que dizque porque se controla con medicamentos, que les permite una larga sobrevivencia) y ello, ha provocado, que no se cuiden tomando medidas preventivas, como el uso del condón, o bien teniendo una sola pareja, pues es un hecho comprobado, que una pareja de varones homosexuales sanos, que sólo practiquen el coito entre ellos, jamás adquirirán SIDA. Cómo en todas las enfermedades de transmisión sexual, las personas promiscuas, aquellas que tengan un mayor número de parejas en forma indiscriminada, son las de mayor peligro.

La sífilis, es un padecimiento de transmisión sexual muy complejo, que inicia con una “ulcerita” en área genital (pene o vulva) que de no curarse oportunamente, evoluciona a un estadio llamado secundarismo, en el cual el microbio ya se regó por todo el organismo, y es esta etapa, llamada también sífilis secundaria, la última oportunidad de que el portador se cure; en caso contrario, después de algunos años, el microbio oculto en el organismo, afectará el sistema cardiovascular, el nervioso o el locomotor, causando la muerte del paciente.

La gonorrea –se decía-  que era la más prevalente de las infecciones de origen sexual, sin embargo, es probable que por la dificultad de diagnosticar las otras, el profesional de la medicina –y el público en general- viviera engañado. Lo cierto es que esta enfermedad, a los dos días de contraída, presenta escurrimiento mucopurulento franco por la uretra en el varón, en algunas ocasiones con ardor al orinar; lamentablemente, esta sintomatología tan franca no es común en la mujer, quien en muchos casos -a pesar de estar infectada- no presenta sintomatología clara del padecimiento, y como portadora asintomática, continuará infectando a las personas que tengan sexo con ella. Su cronicidad, llega a provocar esterilidad en ambos sexos.

El herpes labial o genital, es de transmisión sexual; antes se decía que el labial era provocado por el tipo uno, y el genital por el tipo dos; ahora, con el cambio de hábitos sexuales, en el cual predomina el sexo oral, los dos tipos de virus pueden encontrarse en ambos sitios, provocando el mismo tipo de lesiones; los problemas que da el herpes, no son mortales, sin embargo, el hecho de que repiten los brotes en varias ocasiones en un año o dos, con lapsos de semanas o meses entre uno y otro, y que el paciente se ve imposibilitado de besar a su pareja o de tener relaciones sexuales, les hace su vida difícil y poco grata, hecho que incluye la probable fractura de la relación por este motivo; los enfermos, terminan agravando los cuadros con dermatitis por contacto, provocada por lo que se aplican intentando curarse, o bien se les complica con infecciones bacterianas en forma secundaria.

El Virus del Papiloma Humano, no es un nuevo virus, pero la mayoría de la gente –hasta hace poco tiempo-ignoraba su existencia, porque normalmente no provoca síntomas en la mayoría de los casos y desaparece por si solo en forma espontánea en algunos meses, sin      causar problemas de salud, y sin que la persona portadora se entere que tuvo la infección, no obstante, el hecho de que en fechas recientes se haya descubierto la estrecha relación de algunos tipos de este virus con el carcinoma cervicouterino en la mujer y con algunos cánceres del ano, vulva, vagina, pene y así mismo, con cánceres de la garganta, paladar blando, base de la lengua y las amígdalas, en personas que practican el sexo oral, se ha desatado un terrible recelo a las infecciones por el VPH, sin conocerse realmente el problema en forma objetiva. Este gran temor a esta infección, logró ya, que se creara una vacuna, contra los principales virus del Papiloma Humano, causantes de cáncer cervicouterino, y que se recomienda para niños y adolescentes de 9 a 17 años, situación muy controvertida y rechazada en algunos medios, más que nada por los prejuicios que se tienen contra las actividades sexuales. Por otro lado, es un biológico que no es manejado por los servicios públicos de salud, y su costo no es bajo.

Sin embargo, debemos concluir este ensayo, con el concepto de que la educación sexual, la orientación a los jóvenes respecto a este tema, es la principal medida preventiva contra los embarazos no deseados, y contra todas las enfermedades de transmisión sexual que aquejan a quienes lo practican.  Protejamos a nuestros jóvenes.

* Ex presidente de la Sociedad Médica de Chilpancingo y del Colegio Médico Estatal.