8 noviembre,2017 10:18 am

Lenin y la Revolución Bolchevique, cien años después

Rogelio Ortega Martínez

Hace cien años el corresponsal de guerra norteamericano John Reed escribió la crónica más completa de la Revolución Bolchevique, más conocida como Revolución de Octubre. Su narrativa fue publicada por primera vez en 1919, con el título: Los diez días que estremecieron al mundo, y el propio Lenin escribió el prefacio, en el que afirma: “Quisiera que este libro fuese distribuido por millones de ejemplares y traducido a todas las lenguas, ya que ofrece un cuadro exacto y extraordinariamente útil de acontecimientos que tan gran importancia tienen para comprender lo que es la revolución proletaria, lo que es la dictadura del proletariado”. Reed explica detalladamente los acontecimientos que se originaron el 25 de octubre y culminaron con el triunfo bolchevique el 4 de noviembre de 1917. Cabe aclarar, a mis cuatro lectores, que estas fechas tienen como referente las del antiguo Calendario Juliano, acogido por los zares hasta 1918, año en que los bolcheviques decidieron implantar el calendario Gregoriano. Por eso cuando se hace referencia a la Revolución Rusa dirigida por Lenin, se le denomina Revolución de Octubre. Después de 1918, al adoptar el Calendario Gregoriano, la fecha de celebración oficial de la Revolución de Octubre pasó al 7 de noviembre. Es hoy, que se celebran los cien años de ese épico proceso de cambio político en el mundo. Por esa razón, John Reed adapta las fechas de su libro y queda el día miércoles 7 de noviembre del año 1917 como el día de inicio de la Revolución Bolchevique y su triunfo el 17 de noviembre. Esos fueron los diez días que estremecieron al mundo, cuando el fantasma del comunismo que recorría Europa se aposentó, gracias a Lenin, en la sexta parte del planeta.

Es axiomático afirmar que sin Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin, no se habría realizado la famosa Revolución de Octubre, ni la fundación del primer Estado comunista en el mundo. Pero tampoco se puede entender a Lenin sin la influencia de su hermano mayor Alexander Ulianov, conocido familiarmente como Sasha.

Alexander se matriculó en la Universidad de San Petersburgo y allí se unió a la organización anarco-socialista denominada Voluntad del Pueblo, en la que se profesaba la práctica revolucionaria con acciones terroristas directas. Sasha encabezó un complot para matar al zar Alexander III, el 1 de marzo de 1887. El atentado falló, Ulianov fue detenido con todos sus compañeros y siete días después fue ahorcado. Lenin tenía 17 años.

Lenin se trasladó también a la capital del imperio para estudiar Derecho y, a la vez que concluía su carrera de abogado, militaba en la Unión del Pueblo, organización adherente al Partido Obrero Social Demócrata Ruso (POSDR), afilado a la II Internacional Socialista fundada por Marx y Engels. Hostigado permanentemente por la Ojrana (policía política secreta del imperio), fue detenido y enviado a prisión en Siberia. Escapó y se exilió en Suiza desde donde dirigía a la fracción bolchevique del POSDR.

Al fallecer el zar Alexander III, el 20 de octubre de 1894, su hijo Nicolai II fue coronado emperador. Varios factores acaecidos durante el gobierno de Nicolai II fueron los que erosionaron su legitimidad hasta ocasionar el desplome de la dinastía de los Romavov. 1) No fue bien aceptado por el pueblo ruso su matrimonio con Alix von Heee und bei Rhein, alemana y nieta de la reina Victoria de Inglaterra. 2) El innecesario conflicto bélico con China y la desastrosa guerra con Japón. 3) La obsesión conservadora de sostener a toda costa el régimen imperial absolutista. 4) La crisis económica que produjo grandes hambrunas. 5) La Revolución de 1905. 6) El fracaso de las Cuatro Dumas, en el intento liberalizador de implementar una monarquía constitucional y parlamentaria. 7) La intervención en la Primera Guerra Mundial con desenlace catastrófico. 8) El estallido de la Revolución de Febrero de 1917. 9)  Derrotado y de regreso a San Petersburgo fue detenido y hecho prisionero para firmar su dimisión. 10) El triunfo de la Revolución Bolchevique y su ejecución. Se dice que la decisión de eliminar a toda la familia Romanov la tomaron Lenin y Sverdlov. La orden se dictó desde Moscú y fue cumplida la noche del 17 de julio de 1918 en Siberia. Quizá para Lenin se saldaba así una vieja deuda familiar que tenían los Romanov con los Ulianov, por la ejecución de Sasha, sin juicio alguno.

La derrota del ejército ruso en la Primera Guerra Mundial, más la crisis económica y política del régimen autoritario, ocasionó lo que Lenin denominó situación revolucionaria, “cuando los de arriba ya no pueden seguir gobernando como antes, y cuando los de abajo ya no quieren seguir viviendo como antes”.

Lenin, luego del triunfo de la Revolución de Febrero y la dimisión del zar en marzo, preparó desde Suiza su regreso a Rusia. El 9 de abril de 1917 salió de Zurich con su esposa Nadia; Inessa Armand, francesa, bolchevique y eterna enamorada de Lenin; Grigori Zinoviev y 28 bolcheviques más. Su destino: Petrogrado y la Revolución de Octubre. En siete días de trayecto, Lenin diseñó el nuevo modelo de revolución proletaria para Rusia. Elaboró el borrador del discurso que daría a su llegada a la estación Finlandesa de Petrogrado, documento que pasó a la historia con el nombre de Las Tesis de Abril. Su discurso puede resumirse en cuatro grandes ideas: 1) firma inmediata de la paz con Alemania; 2) ruptura con el gobierno provisional de Kérenzky, no colaboración e incluso lucha contra él; 3) colectivización, entrega de los medios de producción a los obreros y la tierra a los campesinos pobres y; 4) todo el poder a los soviets.

Las Tesis de Abril fueron complementadas cinco meses después con un amplio ensayo sobre la estrategia y la táctica de la revolución proletaria titulado: El Estado y la revolución. Ahí, Lenin termina diciendo: “Es más hermoso y provechoso vivir la experiencia de la revolución que escribir acerca de ella”. Salió de su escondite y se fue a dirigirla personalmente.

Paso a paso la crónica de John Reed nos da cuenta de la genialidad de Lenin para planificar el momento crucial del asalto al Palacio de Invierno. Lenin, junto con Trotsky, entendieron que sería un grave error que los bolcheviques solos convocaran a la insurrección. Definieron que debería ser el pueblo movilizado y organizado en el Sovnarkom  (Soviets de Comisarios del Pueblo) y en el Comité Militar Revolucionario (CMR). Fue fundamental la participación de los marinos que dieron inicio al combate desde el acorazado Aurora, pero lo determinante fue la titánica tarea de convencimiento, por parte de Lenin, para que más de 150 mil soldados que se habían mantenido neutrales e indecisos aceptaran participar a favor de la revolución. Kérensky abandonó su posición y solicitó asilo. Los integrantes del gobierno provisional, renuentes a la rendición, fueron apresados. Luego de diez días que estremecieron al mundo, la Revolución Leninista triunfó.