18 octubre,2017 7:07 am

Macron, comunicación buena, reformas cuestionadas

Gaspard Estrada

El pasado domingo, el presidente francés Emmanuel Macron dio su primera entrevista ante la televisión francesa, cinco meses después de haber comenzado su administración. Conforme a lo que había planteado durante la campaña presidencial, en la cual criticó fuertemente la acción de sus predecesores, las apariciones del jefe del Ejecutivo han sido muy escasas: una entrevista para periódicos extranjeros, una entrevista para CNN, otra para la revista alemana Der Spiegel y para la revista francesa Le Point. Eso es todo desde mayo. Desde el punto de vista de Macron y de su equipo de asesores, la institución presidencial había perdido prestigio e influencia, y para ello era preciso tomar distancia con los periodistas y la prensa en general para generar una expectativa, que a la postre serviría para darle más peso al mensaje presidencial.

Si bien esta estrategia de comunicación había sido exitosa durante los dos mandatos del presidente François Mitterrand (la referencia de los dos principales estrategas del presidente, Ismael Emelien y Bruno Roger-Petit), la aceleración de los tiempos mediáticos, la fragmentación de los medios y la creciente presión de la opinión pública hacen que esta estrategia de comunicación ya no sea viable. Desde su toma de posesión como presidente, Emmanuel Macron y su gobierno han perdido más de 15% de opiniones favorables en las encuestas de opinión. Sin embargo, contrariamente a sus antecesores, y en consonancia con su pasado de banquero, la respuesta política de Macron ha sido pragmática y rápida: desde el regreso a clases, a finales de agosto, el presidente ha vuelto a exponerse ante los medios de comunicación. Por otro lado, ha acelerado el paso de sus reformas en el Congreso, en particular la reforma laboral. Esta reacción ha tenido un impacto favorable en la imagen del joven presidente francés, que ha detenido su caída en las encuestas. Según estas últimas, los franceses consideran que el jefe del Ejecutivo es dinámico, consistente con sus promesas de campaña, y representa bien a Francia en el escenario internacional. Sin embargo, consideran que su política está orientada hacia los más ricos, y que poco hace por las clases medias.

En efecto, una de las principales medidas anunciadas por el primer ministro, Edouard Philippe, al presentar el presupuesto de egresos del próximo año, fue una reforma fiscal, que tiende a desaparecer el impuesto a las grandes fortunas, creado por el presidente socialista François Mitterrand. Por el contrario, el presupuesto dado a los programas de apoyo a las personas de bajos recursos, en particular el subsidio a las personas que rentan su domicilio, fue reducido, con el objetivo oficial de “disminuir a mediano plazo el precio de las rentas”. Si bien es cierto que este programa contribuye a subsidiar a los dueños de las casas y de los departamentos al fin y al cabo, queda claro que a corto plazo la medida tendrá un efecto severo en la economía de las familias de escasos recursos. De tal manera que el llamado de Emmanuel Macron a los dueños, de disminuir voluntariamente el precio de las rentas en Francia como una manera de acelerar la deflación del mercado inmobiliario no tuvo el eco esperado. Por el contrario, la opinión pública, la prensa, y la oposición de izquierda no tardaron en denunciar su propuesta.

Es por eso que era urgente para Macron dar una entrevista de larga duración (casi una hora) en un horario estelar, para alinear el discurso de su gobierno, y sobre todo para marcar la agenda política del país en un momento en el cual se encontraba a la defensiva. Según las mediciones de las encuestadoras, casi diez millones de franceses vieron la entrevista del presidente, lo cual constituye un buen resultado, comparado a las entrevistas que daba regularmente François Hollande, que raramente rebasaban los seis millones. Sin embargo, como se ha podido ver en México desde hace décadas, si el día a día de los ciudadanos no cambia, por más inteligentes que sean las estrategias de comunicación, poco se podrá modificar la percepción que tienen los ciudadanos de la acción gubernamental. De tal manera que Macron tendrá que acelerar la cadencia de sus reformas si persiste en su voluntad de diferenciarse de sus predecesores, y mostrar que su gobierno sí es un gobierno de cambios que toma en cuenta a las clases medias y bajas.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada