12 diciembre,2017 7:05 am

Situación actual del sida

Fernando Lasso Echeverría*

El 1 de diciembre de todos los años fue señalado por la Organización Mundial de la Salud como el Día Mundial contra el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, hecho que hace que en esa fecha la mayoría de los países hagan una evaluación de sus actividades y publiquen el número de enfermos detectados durante el año y los acumulados desde que inició la pandemia, su ubicación regional, defunciones habidas y el control que las instituciones sanitarias llevan sobre éstos; sin embargo, el SIDA es un padecimiento que no sólo carga con prejuicios graves que afectan a los enfermos personalmente, y que le provocan rechazo familiar, social y laboral, sino que también este factor influye en las estadísticas oficiales, que generalmente son manejadas en forma un tanto “maquillada”, muy generalizadas y nebulosas y al criterio de las autoridades sanitarias de cada país, los que por motivos políticos –no afectar la afluencia turística por ejemplo– proporcionan cifras minimizadas a la OMS, y por otro lado, algunos países subdesarrollados con un sistema sanitario muy deficiente carecen de información veraz; otros ocultan el número de enfermos existentes en su ámbito, como es el caso de Estados Unidos debido a que una de las teorías sobre el origen del virus, los culpa de haberlo creado en laboratorios de investigación en la década de los 70, con fines de guerra bacteriológica, y que al probarlo en prisioneros comunes con su consentimiento a cambio de su libertad, se les salió de control. La presencia de un número muy elevado de infectados y fallecidos por este padecimiento en su territorio, sería un argumento que favorecería  esta hipótesis, y aunque probablemente EU sea uno de los países con mayor número de enfermos a nivel mundial, esto no es conocido porque no proporcionan la información a la OMS como supuestamente lo hacen todos los países, lo cual también es discutible.

Como es sabido, el SIDA es una enfermedad contagiosa nueva de origen viral, que como su nombre lo indica, abate el sistema inmunológico del afectado y lo hace vulnerable a numerosas enfermedades infectocontagiosas comunes que terminan por matarlo; es una enfermedad fundamentalmente de transmisión sexual (96 por ciento de los casos) y con presencia mayoritaria  entre los hombres que practican el sexo con otros varones, riesgo que aumenta cuando son individuos con múltiples parejas; aunque también puede contagiarse por medio de transfusiones sanguíneas no controladas por el sector salud; por medio del uso común de jeringas, en grupos que se aplican drogas intravenosas como la heroína, hecho bastante frecuente en EU y algunos países europeos, pero no en nuestro país, en donde hasta la fecha este tipo de droga es poco usado; también se presenta la infección por medio del cordón umbilical, en los neonatos de aquellas mujeres que dieron a luz siendo seropositivas y que no fueron detectadas y asistidas oportunamente para evitar el contagio en el recién nacido; mujeres que generalmente ignoraban su estado de seropositividad y que fueron descubiertas durante su alumbramiento, y las cuales, comúnmente son contagiadas por su pareja con hábitos bisexuales; esta última situación, ha provocado el nacimiento de miles de niños infectados en el mundo, y por supuesto, la existencia de un número similar de mujeres contagiadas por sus maridos o parejas, que llevan una doble vida sexual generalmente ignorada por ellas.

Esto ha motivado que el porcentaje de mujeres con SIDA vaya aumentando lentamente año con año en la mayoría de los países del mundo, siendo la mayoría de ellas, inocentes amas de casa, comerciantes y trabajadoras de la burocracia o de la iniciativa privada, pues las prostitutas profesionales son una proporción menor en el grupo de enfermas (2 por ciento o menos), porque éstas, al estar enteradas del riesgo de sus actividades, se cuidan solicitando y a veces exigiendo que el cliente use condón o bien se practican lavados vaginales de inmediato, con germicidas que matan al virus antes de que éste entre a la circulación, pues es un microorganismo muy lábil y por otro lado, los principales culpables de la diseminación de la enfermedad, generalmente no acuden a prostíbulos tradicionales.

Esta nueva enfermedad –desde su aparición en 1981 en EU– ha matado ya a 40 millones de habitantes en el mundo (un millón anualmente) y  existe otro tanto de personas infectadas diagnosticadas por medio de pruebas específicas, aunque las autoridades de la OMS aseguran que sólo la mitad reciben tratamiento antirretroviral y que por cada seropositivo diagnosticado hay tres ya infectados que ignoran estarlo y no son conocidos por los sectores sanitarios de sus países, y de esta manera, diseminan el padecimiento sin control alguno, lo cual aumentaría –hipotéticamente– a 100 millones, el número de infectados a nivel mundial sin sintomatología aparente en la actualidad.

Y es así como cada 1 de diciembre se pueden observar en la prensa internacional, notas  vagas y mal elaboradas difundidas por agencias anglosajonas, respecto a las cifras estadísticas sobre la casuística mundial del padecimiento. En este año, por ejemplo, se pudo leer que en América Latina existían hasta el año pasado de 1 millón 500 mil a 1 millón 800 mil contagiados; en el Caribe dicen específicamente que 250 mil; en Norte América (hablan de EU y Canadá, pues a los mexicanos, sólo en el TLC nos consideran geográficamente norteamericanos) de 1 millón 300 mil a 2 millones de enfermos… ¿Qué nos dicen estas cifras? En realidad nada. Nos dejan en la absoluta ignorancia sobre cómo está el problema sanitario en cada nación, al no informar cuántos enfermos tienen registrados por país y por ciudad o región nacional, y no diferenciar por género ni grupos de edad, ni manejarlo por tasas; tampoco notifican cuántos son enfermos de SIDA, y cuántos se encuentran en etapas tempranas del padecimiento, totalmente asintomáticos pero seropositivos, o cuantos aparecen cada año; cómo está la mortalidad etc. Datos que nos indicarían las tasas anuales de prevalencia, incidencia  y mortalidad por SIDA que se manejan en cada país, hecho que nos permitirían comparar el problema sanitario entre naciones, y saber qué tan grave es en cada uno de ellos, o bien, que tan mal (o tan bien) anda el sistema nacional de salud en cada Estado, en relación al control sanitario de este padecimiento.

También se puede observar en ellas que en el sudeste asiático hay entre 2 millones 500 mil  y 3 millones 300 mil enfermos; en Asia del Este, de 750 mil a 1 millón 250 mil pacientes y en Oceanía, de 50 mil a 80 mil infectados; por otro lado, estas tendenciosas tablas estadísticas –¿publicadas por la OMS?  o ¿publicadas por EU?– insisten en afirmar que la África Sub Sahariana  (con 50 naciones aproximadamente) sufre la presencia de entre 24 millones 100 mil a 26 millones 800 ml enfermos… y aclaran que es ¡entre la población negra! (caramba, ¿habrá negros en África?). Cómo ustedes seguramente ya notaron, toda ésta es información basura carente de toda utilidad científica, que sólo sirve para “entretener” a la población mundial, y que tiene el objetivo de convencerla  de que como en la región sub sahariana existen más millones de enfermos que en todo el mundo (hecho totalmente dudoso), “el virus del VIH se originó en África, porque negros de ese continente, tuvieron ‘intimidades’ con los macacos llamados también monos verdes, pasando de esta manera el virus de los animales al ser humano” (teoría norteamericana).

Por las estadísticas tan inexactas e informales anotadas en párrafos anteriores, no podemos saber qué lugar ocupa nuestro país en la escala mundial de casos de SIDA; sin embargo, los registros nacionales nos indican, que México tiene registrados 261 mil casos acumulados desde 1983, de los cuales poco más de 100 mil ya murieron y continúan en registro actualmente 164 mil 422 casos de SIDA (134 mil 946 hombres y 29 mil 476 mujeres). Se calcula que en la actualidad, aparecen en todo el país cerca de 12 mil nuevos casos por año (33 diarios y mil mensuales), y que mueren 5 mil mexicanos por esta causa en el mismo lapso, cifra que no ha variado desde que apareció la epidemia, situación que nos indica que el padecimiento realmente no ha podido ser controlado.

Aquí valdría la pena mencionar que también en nuestro país las cifras estadísticas sólo se acercan a la realidad, pues el número de casos y el registro de defunciones adolecen de muchas fallas; por ejemplo, muchas familias con recursos económicos ocultan a sus enfermos y los mantienen con caros tratamientos de reciente introducción al mercado; o muchos enfermos que pueden pagarse tratamientos de punta ocultan su padecimiento para evitar  ser registrados y que se sepa que son seropositivos al VIH; los nuevos medicamentos, que son más efectivos contra el virus pero obviamente mucho más caros, no son manejados por las instituciones de salud, y con ellos, los pacientes que pueden pagarlos, logran largas sobrevivencias, con una vida prácticamente normal, y sin que se conozca su estadio; así mismo, numerosas familias con pacientes fallecidos le piden al médico familiar que no le ponga en el certificado de defunción al SIDA como causa de muerte, y muchas veces el médico condesciende con ellos, y la muerte registrada es neumonía, deshidratación por gastroenteritis, tuberculosis –que es la causa más frecuente– o cualquier otra causa que lo llevó a la muerte como complicación de la enfermedad primaria: el SIDA, hecho que disminuye obviamente el registro de defunciones por esta causa.

Los datos nacionales nos indican, que Guerrero con 11 mil 186 enfermos reconocidos y acumulados desde 1983, ocupa el lugar 7 en la escala de número de enfermos registrados por entidad federativa (después de la Ciudad de México, Estado de México, Veracruz, Jalisco, Chiapas y Puebla) siendo Acapulco lógicamente –por el número de habitantes y su población flotante– la Jurisdicción Sanitaria con mayor número de enfermos registrados en el estado: 5 mil 624, seguido de la Costa Grande con mil 275 enfermos, la Costa Chica con mil 187, la zona Centro con mil 45, la Norte con 991 casos, la Tierra Caliente con 362, y la zona de La Montaña con 302 enfermos registrados. De éstos, el 70% son varones y el 30% mujeres, y el 34.9% de ellos (3 mil 905) ya fallecieron. El mayor número de casos registrados (81%), los maneja la SSA, causando un daño gravoso al presupuesto de esta institución, que proporciona gratuitamente los tratamientos a la población enferma sin protección social, generalmente a base de medicamentos de primera o segunda generación, que son menos costosos; el IMSS controla un 16%, y el ISSSTE el 3% restante.

Debido a que nuestros jóvenes inician cada vez más pronto su actividad sexual totalmente desinformados al respecto, el número de contagiados en etapas tempranas de la vida es cada vez mayor, y por otro lado, la bisexualidad ha aumentado notoriamente y muchos núcleos poblacionales ven esta práctica sexual como algo más convencional que las generaciones anteriores, facilitando la transmisión de este flagelo. Es en estos grupos de población en donde nuestras autoridades educativas, sanitarias y de otra índole, deberán insistir sobre educación sexual y medidas preventivas, para disminuir la epidemia de SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea, la sífilis y muchas más, menos conocidas por la población en general.

* Ex presidente de la Sociedad Médica de Chilpancingo y del Colegio Médico Estatal.