11 noviembre,2017 8:01 am

Recuerda Caifanes a los normalistas de Ayotzinapa en su concierto en el Zócalo

Ciudad de México, 11 de noviembre de 2017. Los dioses que permanecían ocultos en el Zócalo capitalino resurgieron ayer de su letargo ancestral para inyectar de fuerza a México y rockear con la música de Caifanes.

“Gracias por acompañarnos a este ritual en tu pedazo de historia, tu presente y tu futuro. Que Dios te bendiga hoy y siempre. Caifanes esta a tus pies, porque el aplauso es para ti, no para nosotros”, soltó Saúl Hernández al arrancar el show, dentro de la Semana de las Juventudes.

A las 19:30 horas, ante poco más de 120 mil personas, la banda se apoderó del escenario con dos de sus clásicos: Viento y Nubes.

Diego Herrera, Sabo Romo, Alfonso André, Rodrigo Baills y Saúl dieron todo de sí en un recorrido lírico que abarcó la mayor parte de su trayectoria.

Entre la muchedumbre resaltaron varios oficinistas y adultos con sus melenas despeinadas, extasiados por ver a sus ídolos de adolescencia.

Sin embargo, el groso de la masa fueron jóvenes de entre 25 y 35 años, quienes con su pareja al lado, entre cuates o solitos, le pusieron punto final a su semana con riffs y batacazos energéticos.

No hubo venta de cerveza, pero eso no detuvo el ánimo de fiesta de la gente. Varios ingresaron de contrabando anforitas y botellas de plástico con alcohol, otros llegaron ya “entonados”, y la mayoría se las ingenió para prender pipas y cigarros de mariguana que aromatizaron el ambiente.

Caifanes ametralló a sus fans con rolas como Ayer me dijo un ave, Para que no digas, Debajo de tu piel y Antes de que nos olviden.

Esta última sirvió como catarsis, mientras la bandera tricolor ondeaba en el centro de la explanada y en las cinco pantallas gigantes se proyectaban fotos de cientos de mexicanos.

“Por todas las víctimas de los sismos, por todos los periodistas asesinados en el país, por todos los feminicidios y por los 43 estudiantes desaparecidos. Para ti que construyes este país con tu sudor y corazón caminando por las calles. Esto es para ti México”, destacó Saúl, para después seguir con Los dioses ocultos.

Para afianzar más el aroma ochentero, la banda desempolvó sus looks de antaño y presumió pelucas despeinadas para regalar Mátenme porque me muero.

Con Afuera, el tema más celebrado de la noche, Caifanes invocó a los guerreros aztecas, que emergieron por sorpresa como si se abrieran las puertas del Templo Mayor.

Un grupo de 16 danzantes con penachos, maquillaje de calaveras, copal y conchas llenaron de vida, historia y color el escenario, mientras Alfonso se desvivía en la batería y Saúl hacia lo propio con su guitarra.

“Que viva México, raza, pero que viva libre de asesinatos y con una estructura política sana y democrática”, puntualizó el rockero, de 53 años.

Tras despedirse de sus fans y dejar pasar varios segundos de emoción, las pantallas se pintaron de verde, blanco y rojo, sólo para que Diego Herrera tocara con su saxofón el Himno Nacional.

Vamos a hacer un silencio, rola dedicada a los damnificados del sismo, fue la encargada de cerrar el show, seguida de éxitos como La negra Tomasa y No dejes que.

No falta el portazo

Como en casi cada concierto masivo realizado en el Zócalo, se registró al menos un portazo en la avenida 20 de noviembre, donde varias personas derribaron una valla de seguridad para dirigirse a la plancha del centro.

De acuerdo con agentes de la Secretaría de Seguridad Pública, no hubo detenidos y el saldo del encontronazo fue blanco, pues sólo se trataba de una treintena de personas.

 

Nota: Rodolfo G. Zubieta- Reforma/ Foto: Reforma.