EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión  

Anituy Rebolledo Ayerdi

Acapulco, música y poesía IV Los lectores primero El danzón Acapulco mencionado en una entrega anterior como de inspiración anónima, fue escrito en 1946 por Gus Moreno, alias El Cura y lo interpretaba la danzonera por él dirigida en el legendario Salón México metropolitano. Moreno fue también autor del danzón Pulque para dos (una réplica … Continúa leyendo Anituy Rebolledo Ayerdi

Julio 05, 2012

Acapulco, música y poesía IV

Los lectores primero

El danzón Acapulco mencionado en una entrega anterior como de inspiración anónima, fue escrito en 1946 por Gus Moreno, alias El Cura y lo interpretaba la danzonera por él dirigida en el legendario Salón México metropolitano. Moreno fue también autor del danzón Pulque para dos (una réplica burlona al estadunidense Te para dos) del que hicieron una chispeante creación Los Xochimilcas. Acapulco está contenido en un acetato que recuerda la música del salón de baile abierto en 1920.
Se agradece la colaboración telefónica y ojalá cundiera el ejemplo.

Beatriz, la musa

Señor Rebolledo: Antes que nada mi felicitación por su trabajo sobre nuestro querido Acapulco. En otro orden de ideas, quiero decirle que su columna del jueves pasado me hizo recordar una narración de mi padre, a él transmitida por mi abuelo, en torno a un “compositor chilango y por añadidura loco de remate”.
Don Fabián, mi abuelo, fue cantinero del Foco Rojo, una cabaret “muy chingón”, según alardeaba él mismo. Se localizaba en lo que fue la primera “zona roja” del puerto (de la calle Humboldt hasta el actual IMSS). El cabaret presumía de tener a las mujeres más hermosas de la comarca y destacaba entre ellas una llamada Beatriz. Un mujerón de piel canela y ojos verdiosos con un “cabuz” del tamaño del mundo. Fue Beatriz, precisamente, la causante del presumible deschavetamiento del compositor aquél. Todo contado por el abuelito en nada parecido al de Heidi.
Leyendo su columna sobre las canciones hechas en Acapulco por Pedro Galindo, caigo en cuenta que es él a quien se refería el abuelo. Aceptará éste que el chilango derrape por la mesalina –hay una palabra muy fea que describe tan insano apego–, pero no entenderá que siendo una puta la llame Virgen de medianoche (tal es el título de la canción de Galindo). ¿De dónde, carajo?, preguntaba don Fabián.
Ha de perdonar el anonimato pero la familia todavía esconde la actividad juvenil del abuelo en aquel lugar de pecado y todo lo que ello conlleva.

Intérpretes

Tuvo suerte don Adelaido Pastrana de la Cruz en su búsqueda electrónica en torno a la canción Noche playera de Pedro Galindo. Además de las versiones del propio compositor y de los Tres Ases, localizó dos más. La de un trío ecuatoriano llamado Jucay y otra que es una delicia de Claudio Ferrer y sus Jíbaros (guitarras y trompeta).
Fue Claudio Ferrer, además de prolífico compositor portorriqueño, una de las más grandes voces del cancionero antillano. Formó parte de legendarias agrupaciones musicales como el Trio Borincano y el Cuarteto Marcano. La suya, ya al final de su vida, fue como se anota Los Jíbaros.
Se agradece, don Adelaido. Saludos.

Vamonos para Acapulco

Vámonos para Acapulco es el título de una juguetona samba creada en 1958 por el pianista y director de de orquesta Antonio Escobar. Compositor que no buscó a un conjunto brasileño para dar a conocer su obra. La entregó a las Hermanas Aguila, el celebérrimo dueto de boleristas jalisciense. Y cómo no, si además de director musical de la pareja estaba casado con una de ellas, María de la Paz, La Güera. La pieza fue en su momento un magnífico promocional para el puerto:

Lindo Acapulco, paraíso hermoso,
tu sol radiante es maravilloso
que cuando se va a ocultar
y antes de meterse al mar
empieza en Pie de la Cuesta
una linda fiesta de colores y de luz

Por la noche en La Quebrada
y bajo la luna lena
besaré tu piel morena
loco de amor y pasión

Vámonos para Acapulco
vamos a gozar de veras
a esconder entre palmeras
nuestro romance de amor
¡Acapulco!
nuestro romance de añor
¡Acapulco!

La Cajota

Así era conocida popularmente la primera radiodifusora de Acapulco cuyas siglas eran precisamente XEKJ, fundada en 1941 por un matrimonio jalisciense formado por don Ramón Ortega y doña Esther Solano. Dedicados al comercio de artesanías en su establecimiento El Charrito, junto a la parroquia de La Soledad, sabían poco o nada de “esos menesteres”. Se rodearán por ello de gente enterada como el ingeniero alemán Dorch, quien en realidad los habría metido en la exótica experiencia. El instalará el equipo con torre de trasmisión en La Guinea.
El gerente Gonzalo Castellot y el primer locutor Eduardo Moreno, procedieron de la XEW. Castellot fue más tarde fundador de la televisión y del sindicato de locutores. Otro locutor de La Cajota, luego famoso, fue Daniel Pérez Arcaraz, creador con el cómico Madaleno del televisivo Club del Hogar. Angel Luis Espejel fue la voz que identificó a la estación durante muchos años. El mismo dirigirá el sindicato nacional de locutores. José Rodríguez de Lara, El Gordo, será otra voz que identificarán a la estación y será el encargado de cerrar las trasmisiones. Padre éste de Fernando, El Pepón, una de las mejores voces de la radio de los años 90, silenciada prematuramente.
Los primeros acapulqueños que sintonizaron el 1400 de sus radios ensoñaron con los boleros del momento: Amor, amor; Desesperadamente, Irresistible, Mi tormento, Amor perdido, Lucero, Noche y día, Perdón, Relámpago, Serenata tropical, Ven acá, Acércate más, Adiós en el puerto, Al son de la marimba, Bésame mucho y muchas más. Muchos trabajadores de hoteles siguieron durante dos años las clases de inglés, impartidas por Morris Silverman, el neoyorquino-acapulqueño, creador de La Exploradora, la primera lancha con fondo de cristal del puerto, lo hizo gratuitamente para la empresa.
Recordaba Humberto Tejedo, periodista –ex colaborador de El Sur– y también locutor de La Cajota, que él vendió el primer anuncio para la radio en Acapulco. Lo contrató don Carlos Varcárcel, tronco de una familia prócer del puerto, seguramente sobre bienes raíces. El costo del spot de 30 segundos fue de 30 centavos lo que, para muchos comerciantes de la época, se trataba de un robo en despoblado. “Los que no tienen radio no escuchan los anuncios”, discernían con profundidad socrática.

Canciones inmorales

Más adelante, doña Esther será la encargada de mentar madres contra la primera dama de la nación. ¡Señora! Cuando en 1946 llegue a La Cajota una orden de la Liga Nacional de la Decencia, encabezada por doña Soledad Orozco de Avila Camacho (“díganme Chole”, pedía). La orden de sacar del aire inmediatamente, por inmorales y corruptoras, las canciones más escuchadas en aquél momento: El hijo desobediente, Pecadora, Toda una vida, Diez minutos más, Tú ya no soplas, Aventurera, Traigo mi 45, Frío en el alma, La última noche y Juan Charrasqueado. La Liga luchaba “contra todo lo innoble que pudiera manchar la pureza de nuestros hijos y el recato de nuestras esposas”. Ya ni Felipe fue el desgraciado.
La Cajota abrirá sus micrófonos a todas las expresiones culturales del puerto y a sus actores. Ante ellos pasarán, entre una legión, el maestro Isauro Polanco, su hijo Leonel; la poeta y declamadora Chachá Serrano, el maestro José Agustín Ramírez (así bautizado el teatro estudio), Nila Gómez al piano; también al piano el joven estudiante de medicina Virgilio Gómez Moharro. El trovador Héctor Galeana Serna, mi compadre Tadeo Arredondo y su hermano Darbelio; el pianista Nacho Malanco; el periodista y bolerista Arturo Escobar García, acompañado al piano por Don Güichito González, mismo que acompañaba a Irma Flores. Fernando Rosas y su hija María de los Ángeles y el periodista Alfredo Lobato en su faceta de trovador; Jaime Fernando Balderas y su guitarra. Y más y más.

Otro Acapulco

A su regreso a España de un viaje a México, con una obligada extensión acapulqueña, el tenor vascuence Luis Mariano dará a conocer una canción titulada simplemente Acapulco. Más tarde la llevará al cine en un abigarrado escenario español con manolas y manoletes.
“Luis Mariano: astro de la opereta española, voz de terciopelo, físico agradable, sonrisa deslumbrante, talento de mil facetas, con dominio de varias lenguas y autor de la letra de muchas de sus canciones” (Henri Bourtayre).
Mariano Eusebio González García o Luis Mariano, fue muy popular en México por su interpretación a la tonada Violetas imperiales (la canta en la película homónima con Carmen Sevilla). Su opereta titulada El cantante de México fue estrenada exitosamente en España pero no aquí. Este es el Acapulco de Mariano. Nadie nunca se lo agradeció.

Las mejores horas que viví
las he dejado para ti
en Acapulco,
ellas te han de dar
todo el frenesí
que ya anuncia el mar

Frente al océano tropical,
un paraíso terrenal
es Acapulco,
donde tú y yo vamos
a encontrar un mundo mejor

En el anochecer
hay siempre una canción
que llama a una mujer
y todo viene a ser
como una exaltación
de amar y poseer

Una de esas noches sin final
sobre la arena de cristal,
en Acapulco,
antes y después
por donde me fui
me verás volver

Volver para sentir
que estás cerca de mí
y así nadie sabrá
lo que el cielo nos da

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