27 mayo,2019 9:00 am

1994, la miniserie de Netflix

1994, la miniserie de Netflix
Silvestre Pacheco León
Dos hechos son incontrovertibles en el homicidio de Luis Donaldo Colosio, ocurrido hace un cuarto de siglo en un mitin de campaña en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana, Baja California.
Uno es el propósito confeso del autor material, Mario Aburto Martínez, (quien se hacía llamar Caballero Águila) afirmando que el crimen estaba planeado para que en México se produjeran los cambios que las mayorías reclamaban.
Como beneficiarios del suceso, y por ello autores intelectuales, aparecen los grupos más retardatarios del PRI que veían en las ideas del candidato sonorense un serio riesgo para su vida de privilegios, ajena y contraria al sufrimiento de los millones de mexicanos que de la noche a la mañana empobrecieron con la devaluación estratosférica de nuestra moneda al final de la era salinista.
Pero la hipótesis principal consiste en que la muerte del candidato del PRI a la presidencia fue el teatro montado por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, quien pretendía un poder transexenal que le permitiera disponer de los enormes recursos que se liberaron de la privatización de los bienes de la nación, ocultando de paso el enorme deterioro de la economía que pasó de la promesa presidencial de mejorar el nivel de vida a la pobreza mayoritaria de los mexicanos.
En su deseo de que nuestro país accediera al primer mundo elevándolo como el gran líder de la globalización en América Latina, Salinas de Gortari se sumó con entusiasmo a la integración del bloque económico liderado por América del Norte, junto con Canadá, aunque a corto plazo los beneficios para la economía local nunca se observaron.
El corporativismo definido como un modo de organización, participación y representación que en el caso mexicano sirvió para mediatizar las demandas gremiales de los grandes sindicatos y de las centrales campesinas, procesar el acceso a los puestos de representación popular, y movilizar contingentes en las campañas y rituales propios del poder, en un juego de toma y daca que siempre favoreció a los poderosos, estuvo a punto de colapsar por el fracaso en la economía, con la devaluación histórica de nuestra moneda, superior al 140 por ciento y una inflación que llegó a ser del 50 por ciento (economía.com.mx).
Carlos Salinas desincorporó 293 empresas del Estado entre ferrocarriles, teléfonos, bancos, líneas aéreas, y las vendió a los hombres más poderosos de entonces cuyo enriquecimiento permitió que pasara de uno a 24 el número de ellos considerados desde entonces entre los más ricos del mundo. En contraparte el número de pobres creció más allá de la mitad de los habitantes de México. Esa fue la herencia salinista.
Frente al interés transexenal de Carlos Salinas, el partido del gobierno vivió entonces grandes tensiones entre dos ideas divergentes: una que veía necesario dar paso a la oposición para acceder a un sistema democrático, proclamando el fin del poder hegemónico del partido oficial; y otra de rijosos que buscaba mantener el statu quo hasta donde éste resistiera.
Para tener una idea de lo que pasaba entonces en política vale recordar que el PAN había ganado la primera gubernatura en su historia, precisamente Baja California en 1989 con Ernesto Ruffo, cuyo reconocimiento por el entonces presidente del PRI, molestó a la corriente más conservadora que miró en aquella actitud de Colosio un gesto de debilidad que les disgustaba porque abriría las puertas del poder también a la izquierda que en aquel año protagonizó la tumultuosa y gigantesca manifestación en contra de quienes alentaban la toma de medidas violentas para aplastar el levantamiento zapatista en Chiapas, la cual preparó el ambiente que a través del voto, en 1997 llevó a Cuauhtémoc Cárdenas a ganar el gobierno de la Ciudad de México.
El PRI que hegemonizaba a la sociedad tuvo que reformarse para enfrentar la nueva situación y administrar la crisis económica que heredó el gobierno de Ernesto Zedillo.
El estreno de la miniserie
La narrativa de la miniserie estrenada por Netflix sobre el tramo de la historia reciente de nuestro país titulada 1994, es un fresco que muchos vivimos pero nos fue imposible mirar en conjunto como ahora se puede a través del documental de Diego Osorno estrenado este mes, que muestra de manera objetiva y profesional cómo fue el proceso de cambio en nuestro país, imposible de contener a pesar de los hechos violentos marcados con el homicidio de Colosio y posteriormente con el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, ex cuñado de Carlos Salinas, quien después de dejar la gubernatura en el estado de Guerrero se desempeñaba como secretario general del PRI, iba a coordinar a los diputados federales de ese partido y se preparaba para ocupar un alto cargo en el gabinete de Ernesto Zedillo.
Se puede decir que tanto Luis Donaldo Colosio como Manuel Camacho Solís, dentro del gobierno, así como el PAN de Maquío Clothier desde la derecha, y el PRD con el EZLN desde la izquierda, miraban la necesidad de una alternativa de cambio y pretendían alcanzarla desde su particular ideología y punto de vista.
Todo lo anterior se deduce de la historia contada a través de entrevistas con los principales protagonistas, casi todos vivos, en el documental 1994 que vale la pena ver en su serie de cinco episodios de casi una hora cada uno.
Aunque pareciera ser que el más interesado en contar para que prevalezca su propia versión de la historia fue el propio Carlos Salinas, sus dichos no logran convencer a quienes en aquellos años seguimos paso a paso los sucesos.
Por ejemplo llama la atención el énfasis del ex presidente insistiendo en que Colosio le mandó de antemano el texto del discurso que leería el 6 de marzo en la plaza del monumento a la Revolución, señalado como el parteaguas en la relación y alejamiento de ambos personajes como el documento que marcó públicamente el rompimiento entre el candidato priísta y el presidente.
Como no queriendo, el entrevistado trata de decir que estuvo de acuerdo en el contenido y que incluso tuvo a bien hacerle algunas observaciones al discurso que el candidato atendió, a sabiendas de que, como lo dijo en uno de sus libros don Julio Scherer, Colosio fue muy enfático en afirmar que nadie conoció su escrito antes de haberlo leído públicamente.
El otro tema controvertido que se hace notable en el documental es la investigación del asesinato cuando se informa que el candidato en realidad recibió dos balazos en el atentado, los cuales no pudieron proceder del mismo revólver por lo reducido del tiempo en que se produjeron las detonaciones.
Toda la investigación del crimen, que en manos del subprocurador Pablo Chapa Bezanilla pareció un desarreglo premeditado, fue lo que originó la versión de que el homicidio de Luis Donaldo Colosio se trató de un crimen de Estado.