7 marzo,2018 9:05 am

A 50 años, restaura la UNAM la cinta “El grito”, que documentó el movimiento del 68

Texto: Yanireth Israde / Agencia Reforma/ Foto: Agencia Reforma
 
Ciudad de México, 7 de marzo de 2018. A 50 años de filmación, El grito honra a su nombre.
La película de Leobardo López Arretche que documentó el movimiento estudiantil de 1968 desde sus primeras acciones y hasta la matanza el 2 de octubre, es restaurada por la Filmoteca de la UNAM.
El tratamiento digital ha devuelto a la obra su fuerza sonora, destaca el subdirector de rescate y restauración de la dependencia universitaria, Albino Álvarez.
“Se escucharán muy bien las consignas, los discursos, (la efervescencia) del movimiento”, anticipa.
La película no se hizo con sonido directo, explica. Para grabarlo se ocuparon equipos Hugger Nagra –unos cuantos– y pequeños micrófonos.
“El reto ha sido desmembrar en diferentes pistas esos sonidos y restaurarlos. Vamos a poder escuchar, ahora sí, El grito en toda su dimensión; no es que antes no se pudiera, pero estaba más limitado”.
El grito no sólo es testimonio de la lucha estudiantil, sino también de la hazaña de la comunidad del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), que decidió sumar sus cámaras al movimiento de julio a octubre, apunta el historiador y crítico de cine Jorge Ayala Blanco en La búsqueda del cine mexicano.
“Alumnos de reciente ingreso, estudiantes avanzados con alguna experiencia fotográfica y egresados y maestros se asumieron como reporteros y documentalistas, al hilo de los días, tratando de registrar fílmicamente todos los acontecimientos importantes, en lo directo y lo imprevisible. Los equipos de filmación y las cámaras de 16 mm pertenecían al CUEC”, escribe.
Episodios como la ocupación de CU por el Ejército fueron documentados clandestinamente, por ejemplo, desde la cajuela de un Valiant, en cuyo hueco para los faros introdujeron la lente de una cámara.
“La película restaurada hará que nos metamos aún más en la historia”, dice Álvarez sobre la cinta, que incluye testimonios de la periodista italiana Oriana Fallaci, herida el 2 de octubre; las declaraciones del rector Javier Barros Sierra en defensa de la autonomía universitaria y el relato de Heberto Castillo, miembro de la Coalición de Maestros de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas, sobre la persecución y golpiza de las que fue víctima.
Hace dos años comenzó la restauración digital con el cotejo de copias positivas de exhibición con la obra original –un duplicado negativo–, para luego escanearla y procesarla con resolución 4K en sofisticados equipos.
“¿Qué va a ganar? Que muchos defectos de origen, como los revelados que se hacían entonces –escenas nocturnas donde había muchísimo grano–, puedan mejorarse sin atentar contra la intención del fotógrafo o de los estudiantes”, afirma Álvarez.
El proceso revierte daños naturales de la cinta que editaron López Arretche y Ramón Aupart, enlatada hasta los 70 por la represión imperante.
“Empieza a perder su gama de grises, negros y blancos; se deslava. Entonces recuperamos la densidad de esta gama. También se reparan daños como rayaduras o scratch“, expone el también documentalista, quien halla correspondencias entre el acto de restaurar la cinta y la exploración arqueológica.
“Los sedimentos o las huellas que uno encuentra en el material dicen mucho sobre la forma en que fue filmado. Uno puede imaginar a esos chicos veinteañeros filmando. Salvo López Arretche y Roberto García, estudiantes más adelantados, la mayoría eran muchachos con poca experiencia en el registro como fotógrafos. Las mejores cámaras, las Arriflex, las usaban Leobardo y Roberto; los demás usaban Bolex de cuerda.
“Hay muchos defectos, como el dedo en un lente o la rapidez de los registros sonoros, porque las cámaras andaban, por un lado, filmando imagen, y las grabadoras por otro. Son pocos los momentos en que hay sonido directo. Eso habla también de la brillantez, la espontaneidad y las ganas de los estudiantes por filmar algo que sabían históricamente importante”.
El grito resonará en múltiples foros para conmemorar medio siglo del movimiento, adelanta Hugo Villa, director de la Filmoteca.
La UNAM dará a conocer hoy su programa conmemorativo del 68, que incluye esta restauración y su lanzamiento en DVD. Ahora El grito será más potente: El grito escala. Y cala.
 
Material perdido
Aunque durante el movimiento estudiantil los jóvenes del CUEC filmaron entre ocho y diez horas, el material de la UNAM –duplicado negativo más extras– suma unas dos horas.
“Hay seis horas de materiales que no sabemos dónde están, que durante todo ese trajín pudieron haberse quedado en diferentes lugares y aún están por rescatarse”, explica Albino Álvarez.
El subdirector de rescate y restauración de la Filmoteca de la UNAM invita a quien los tenga a depositarlos, para su resguardo, en la institución.
“Es el mejor lugar para preservar la historia fílmica del país”, afirma.