9 mayo,2018 7:04 am

El “populismo” y las campañas presidenciales en América Latina

Gaspard Estrada
 
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Conforme la fecha de las elecciones presidenciales se va acercando, las campañas de los diferentes candidatos toman vuelo y los contrastes entre los discursos salen a la luz. Como sucedió en Costa Rica y Paraguay, que vivieron elecciones presidenciales hace algunos meses, el debate público en Colombia y México comienza a calentarse. En efecto, dos de los candidatos con mayores posibilidades de ganar las presidencias de esos países, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador, han sido catalogados por algunos medios así como por la propaganda de sus adversarios como “populistas”. Este adjetivo, peyorativo, utilizado reiteradamente en las campañas electorales en el mundo, es la fuente de numerosos debates académicos como periodísticos, al respecto de su definición. ¿Qué es ser un candidato “populista”? ¿Qué es el “populismo”?
En el campo de la disciplina de la ciencia política, su historia es antigua. Sin embargo, el gran problema de esta categoría analítica subyace en la gran diversidad de liderazgos y de movilizaciones políticas que han sido el objeto de tal definición, lo que impide que esta categoría sea utilizable de manera sencilla. En efecto, el concepto de populismo ha sido empleado para designar realidades tan diferentes como los movimientos de intelectuales que idealizaban al campesinado y a sus formas de vida comunitaria en la Rusia del siglo XIX, los partidos de granjeros de los estados y provincias del centro occidente de Estados Unidos y Canadá en las primeras décadas del siglo pasado, muchos gobiernos latinoamericanos de entreguerras –como los de Juan Domingo Perón en Argentina y el de Getulio Vargas en Brasil–, varios movimientos de la derecha radical europea animada por una retórica contra la política y los políticos y, a veces, hasta las prácticas de la democracia directa suiza comparten esa denominación. Cuando esas manifestaciones se estudian de manera específica, es decir en un contexto histórico y geográfico determinado, suelen dar lugar a teorías con una capacidad de explicación histórica razonable, como lo muestran las teorías intermedias desarrolladas para dar cuenta de cada una de las expresiones del fenómeno anteriormente expuesto.
La dificultad empieza cuando se buscan elementos comunes al movimiento de los granjeros estadunidenses de principios del siglo XX y a la derecha radical europea actual o a los intelectuales rusos del siglo XIX y las masas urbanas movilizadas en la Argentina de la década de los cuarenta. El esfuerzo de síntesis se complica aún más cuando en los años ochenta en Europa y noventa en América Latina se introduce el concepto de “neopopulismo” para designar dos fenómenos distintos: en el primer caso, el uso de una retórica anti política por parte de partidos de la extrema derecha. En el segundo caso, la implantación de políticas clientelistas de ayuda social en un contexto de reducción del gasto público provocado por las necesidades de reestructuración económica. Frente a ese problema de generalización de la explicación se ha adoptado una estrategia metodológica, que tiene como objetivo circunscribir el estudio del concepto a un periodo histórico y a un área geográfica determinados. Es el caso de la mayoría de los estudios clásicos sobre populismo en América Latina, donde se logra relacionar dimensiones económicas, políticas y sociales para elaborar un modelo coherente de explicación de una época. Teniendo estos elementos como base, es posible distinguir entre una categoría central que contendría todos los elementos propios a las manifestaciones más acabadas del populismo (el peronismo, por ejemplo), que podrían constituir un tipo ideal, y categorías secundarias que abarcarían solamente algunos rasgos del fenómeno. De tal manera que si se quiere ser riguroso en el análisis y emplear los conceptos de la ciencia política en el debate público, es necesario tener en cuenta este tipo de variables, a menos que su uso esté motivado por voluntades políticas, más que por un interés explicativo.
 
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.
 
Twitter: @Gaspard_Estrada