Edwin Carcache, un símbolo de los jóvenes detenidos en Nicaragua 

Managua, Nicaragua, 15 de septiembre de 2018. El periodista y dirigente estudiantil Edwin Carcache, detenido el 4 de septiembre por la Policía de Nicaragua, ha sido uno de los rostros más visibles en las protestas contra el Gobierno del presidente Daniel Ortega que estallaron en abril pasado.
Dirigente estudiantil de Managua y miembro de la coalición Alianza Cívica, que participó en un diálogo con el Gobierno hasta julio pasado, Carcache tiene 27 años y estudia Administración de empresas como segunda carrera.
Desde el 19 de abril estuvo en las barricadas de la Universidad de Ingeniería y luego se atrincheró en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli) en Managua, desde donde actuaba como vocero de las protestas estudiantiles.
Cuando las universidades fueron evacuadas por la fuerza policial, Carcache se dedicó a apoyar con ropa y alimentos a las familias de reos en la cárcel de El Chipote.
Megáfono en mano y luciendo siempre un sombrero de boyscout de color azul y blanco, como la bandera de Nicaragua, a Edwin Carcache se le vio durante meses al frente de la mayoría de las protestas contra el Gobierno.
Padre de dos niños y aficionado al futbol -es fan del FC Barcelona y de la selección argentina-, el líder estudiantil recibió amenazas de muerte, por lo que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA dispuso medidas cautelares para proteger su vida y su libertad.
Pese a que gozaba de ese beneficio, fue detenido el 4 de septiembre y, sin mediar juicio previo, la Policía anticipó una acusación por terrorismo, secuestro, robo y destrucción de edificios públicos y privados, entre otros delitos. Esta acusación fue formalizada por la Fiscalía una semana después.
Su abogado defensor, Julio Montenegro, denunció que Carcache fue golpeado y torturado durante su reclusión en las celdas de El Chipote. Versiones sobre su supuesto traslado a la cárcel Modelo, al norte de la capital, no han sido confirmadas.
Después del arresto de Carcache, su madre Mercedes Dávila tomó su sombrero y encabezó una multitudinaria manifestación el 8 de septiembre, para demandar su excarcelación y la de al menos 309 detenidos por motivos políticos desde el inicio del conflicto.
La crisis en Nicaragua ha dejado 320 muertos y más de 2 mil heridos, en su gran mayoría jóvenes, según la CIDH. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos elevan la cifra de víctimas fatales a 481, mientras que el Gobierno contabiliza 198 muertes.

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