Texto: Redacción / Foto: Cuartoscuro
Ciudad de México, 1 de octubre de 2018. En la iglesia de San Hipólito, de la Ciudad de México, se llevó a cabo una misa en honor a Paola, una joven transexual de 25 años, que fue víctima de un transfeminicidio hace dos años en la avenida Puente de Alvarado. Paola era trabajadora sexual y la madrugada del 30 de septiembre fue abordada por el guardia de seguridad Arturo Delgadillo, quien la contrató.
El hombre ya había sido rechazado por otras mujeres porque conducía su automóvil Nissan con los pantalones bajados hasta las rodillas.
Debido al poco trabajo esa noche, Paola subió, y a los pocos metros empezó a gritar por ayuda. Al escucharla, Kenya Cuevas, compañera de Paola, acudió a ver qué pasaba. Cuando se acercó a la ventanilla del copiloto del coche escuchó dos disparos. Paola murió frente a sus compañeras en la esquina de Insurgentes Norte y Puente de Alvarado.
Kenya grabó un video en el que aparece Paola agonizando tras recibir los disparos, en tanto que el agresor era detenido por policías que llegaron después del ataque. El agente del Ministerio Público escuchó los testimonios de tres compañeras de la víctima y determinó que se trató de un homicidio calificado, por lo que Arturo Delgadillo fue trasladado al Reclusorio Norte, para tener una audiencia y determinar su estatus jurídico.
La audiencia se celebró. A ella acudió Kenya con un grupo de mujeres transexuales, sin embargo, un abogado le pidió a Kenya que se retirara, “porque podía contaminar” la audiencia con su declaración. Media hora después el agresor de Paola fue liberado por el Ministerio Público, que determinó que no había suficientes elementos para determinar que Arturo había sido quien disparó el arma.
El acusado declaró que Paola intentó asaltarlo, que forcejearon con el arma y que ella misma se disparó, que no era su intención matarla. A dos años del crimen, el reclamo de justicia de las compañeras de Paola no ha sido escuchado por las autoridades, a pesar de los testimonios y las evidencias.
