20 octubre,2018 2:05 pm

El periodista muerto, el príncipe heredero y los chivos expiatorios 

Muchas interrogantes sin respuesta y entre todas esas cuestiones hay una que destaca: ¿Dónde está el cadáver de Khashoggi?

En agosto de 2017, Saud al Kahtani, un destacado asesor en materia de medios de la Casa Real saudí escribió en su perfil oficial de Twitter: “¿Creen ustedes que yo podría actuar por cuenta propia sin directrices? Soy un empleado y fiel ejecutor de las órdenes de mis señores, el rey y su alteza el príncipe heredero”.

Al Kahtani fue apartado la noche del viernes del cargo y se le considera al parecer uno de los corresponsables de la muerte del periodista disidente Jamal Khashoggi. Al parecer hizo lo que dijo que jamás haría: actuar sin conocimiento del príncipe heredero Mohammed bin Salman.
El tuit del Al-Kahtani del año pasado se difundió hoy a gran velocidad en las redes sociales después de que Arabia Saudí reconociese oficialmente que Khashoggi murió en su consulado en Estambul. Y además las dos frases que contiene exponen de forma palmaria el problema que tienen los gobernantes del reino árabe: muchos no creen la versión del crimen, con la que se busca exculpar a la familia real.
La versión de los hechos que Riad difundió a través de los medios estatales la noche del viernes al sábado y así como, entre otros, el diario estadounidense The New York Times señala: Un equipo de 15 hombres se desplazó a Estambul a principios de octubre para reunirse con el destacado periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí.
El periodista del diario The Washington Post, que vivía en el exilio, tenía una cita en la legación diplomática para poder recoger la documentación para su boda.
Pero los hombres desplazados querían “llevarle de regreso” a su país, lo que sería una forma maquillada de referirse a un secuestro. Sin embargo, siempre según la versión oficial, se produjo en el consulado una pelea y el disidente murió.
El diario The New York Times cita una fuente del Gobierno saudí señalando que dos hombres son los responsables de que el operativo fracasara. Uno de ellos el ya cesado vicejefe del servicio secreto Ahmed al Asiri, que la había ordenado. El asesor Al Kahtani tenía conocimiento de ella y “contribuyó a un entorno agresivo, lo que posibilitó una violenta escalada (de la situación)”.
Ambos son importantes colaboradores del príncipe heredero Mohammed bin Salman y han ido haciendo carrera a la vez que ascendía el heredero. Al Asiri se hizo conocido por su papel de portavoz de la coalición militar que interviene en Yemen, al servicio del Ministro de Defensa, bin Salman.
Cuando fue designado heredero, el príncipe nombró a Al Asiri vicejefe de los servicios secretos. Además, Al Kahtani se hizo un nombre como director de la agresiva campaña mediática contra todos los críticos que tuviera en Arabia Saudí.
Tanto Al Kahtani como Al Asiri están considerados como colaboradores muy leales a su jefe, al punto que, según los expertos, estarían dispuestos a pasar por chivos expiatorios. La cúpula de la familia real no tenía conocimiento alguno del operativo, aseguran los medios saudíes.
A raíz de la enorme presión internacional, la casa real se ha visto obligada a ofrecer una versión de la muerte del disidente que no salpique al príncipe heredero ni al rey y, sobre todo, que evite las sanciones de Estados Unidos.
Pero hay que dejar margen a la fantasía si se quiere creer la versión de los saudíes. Primero porque contradice una serie de resultados de las investigaciones de las autoridades turcas que ya han sido filtrados. Poco después de la desaparición de Khashoggi, se habló de un equipo para matar que viajó a Estambul adrede. Y el asesinato aparece en el audio que hasta la fecha no ha sido publicado.
A su vez, parece poco probable que el heredero no supiese nada de lo que sucedía, pues bajo su poder absoluto se mueven los hilos del aparato estatal. En Riad nadie quiere ser blanco de la conocida ira del príncipe Mohammed y menos aún se actuaría a espaldas del príncipe con un operativo secreto contra uno de los periodistas más conocidos del país.
Y aun cuando así fuera, tampoco se explica por qué entre los 15 hombres que viajaron para secuestrarle había un forense. Salah Mohammed al Tubaigi, un experto en el manejo de cadáveres, ha sido identificado por Turquía y en los medios de comunicación como uno de los integrantes del equipo. Su participación, señalan los analistas, tiene sentido si desde antes se había planificado ya la muerte.
Además, se ha demostrado que otros miembros del equipo saudí forman parte del entorno del príncipe heredero. Al menos a cuatro de ellos se los ha identificado en diferentes viajes al extranjero del príncipe.
Al final hay muchas interrogantes sin respuesta y entre todas esas cuestiones hay una que destaca: ¿Dónde está el cadáver de Khashoggi?
Las autoridades saudíes han ido cambiando su versión de la desaparición de Jamal Khashoggi. El propio heredero dijo al servicio de noticias de Bloomberg: “Hasta lo que sé, entró (en el consulado) y se marchó tras unos minutos o una hora. No estoy seguro”.
Ahora lo importante es que el presidente de Estados Unidos acepte la nueva explicación. Trump ya ha comentado en varias ocasiones no quiere dañar su país con sanciones económicas como por ejemplo en la venta de armas. Tras la declaración saudí, el mandatario ofreció una muestra de distensión al señalar: “Es solo un primer paso, pero es un gran paso”. No obstante siguen preguntas pendientes.
Y los aliados ¿podrán regresar pronto a los negocios como si nada hubiese pasado? La cúpula saudí no dejó duda alguna de que tras los despidos y las 18 detenciones practicadas quiere seguir como hasta ahora. La agencia de noticias saudí Spa señaló que tras los “lamentables y dolorosos” acontecimientos en el caso Khashoggi restructurará el servicio secreto. Y el responsable de ese aparato no es otro que Mohammed bin Salman.
Texto: Benno Schwinghammer / DPA / Foto: Flicker