22 junio,2019 3:56 am

Negativos y remedios

Héctor Manuel Popoca Boone
 
Díganme ¿quién no desea para nuestro país que sus territorios, hábitats y espacios de actividades políticas, económicas y sociales sean sostenibles, respetados y aprovechados por sus auténticos poseedores? ¿Qué mexicano no aspira a vivir y trabajar en ciudades y campos que cuenten con una infraestructura física, básica y moderna, que abone a la cohesión social y sea factor de paz y tranquilidad?  ¿Quién no pretende alejarse de una vida azarosa y delincuencial para acercarse mejor a una donde nuestro futuro inmediato sea predecible, contribuya a generar empleos, certidumbre y seguridad cuando la circunstancia nos presenta una migración masiva?
La mayoría quiere vivir en el marco de un modelo de desarrollo económico y social equitativo, sostenido y balanceado; donde exista responsabilidad y racionalidad en el aprovechamiento de todos los recursos físicos y naturales que tenemos, utilizados como bases permanentes para poseer un planeta no degradado sino orientado a atender las necesidades del ser humano del presente, sin arriesgar las capacidades de crecimiento y desarrollo de las generaciones futuras.
Lo mínimo exigible también, es que México retenga y desarrolle para sí toda una estructura energética, básica y estratégica; como uno de los cimientos que permita el crecimiento económico de todos nosotros; que no sea poseída por unos cuantos agentes económicos monopólicos, cuya razón de ser fueron las concesiones gubernamentales privadas sin tener presentes los intereses de todos los mexicanos. Lo mismo podemos decir de la promoción para lograr un permanente arraigo territorial rentable, equitativo, sostenido y balanceado.
No está por demás seguir mencionando los grandes lastres superables, siempre y cuando se cuente con la voluntad de todos, como lo es traspasar los bajos niveles de inversión pública y privada. Capacitarnos laboralmente para ir superando la hasta hoy escasa productividad industrial, agrícola, manufacturera y de servicios, la poca innovación y adopción de tecnología de punta; estando atentos a cómo se desenvuelven estos rubros que son muy dinámicos internacionalmente.
La alta concentración territorial de servicios de salud, educación, sistemas financieros y gerenciales de todo tipo, propician tener poca competitividad y desigualdad regional, generando un grado de dependencia que traba nuestro crecimiento económico, así como una muy numerosa fuerza laboral ubicada en la informalidad, sin ningún tipo de prestaciones sociales y un sector agrícola de subsistencia y de baja productividad, salvo contadas empresas agroexportadoras.
Los problemas que nos aquejan a nivel nacional pueden ser subsanados y remendados gradualmente, pero en forma constante; tenemos recursos no aprovechados o subutilizados como nuestros centros de capacitación laboral orientados a la innovación, adopción y cambio tecnológico, acordes a las necesidades de crecimiento y disponibilidad de fuerza laboral joven; un mercado interno en desarrollo, donde se pueden comercializar sin mayor dificultad las mercancías y servicios, una localización geográfica privilegiada en el continente americano, con salidas a ambos océanos con temperaturas predecibles por definidas variantes estacionales. También tenemos grandes posibilidades para proyectos de desarrollo regional de alta factibilidad con predominancia de algunas actividades económicas expansivas, por ejemplo, el turismo, puertos marítimos de gran calado, regiones con recursos energéticos.

  1. Colaboración elaborada a partir de la lectura del proyecto presidencial del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024