30 septiembre,2019 6:00 am

Decenas de familias en Chihuahua piden a López Obrador ayuda por los desaparecidos

Con lonas, pancartas, fotografías y con playeras estampadas con los rostros de las víctimas de 2008 a la fecha, esperaron al presidente en la entrada del hospital rural del IMSS. Demandan que se asignen recursos para la búsqueda de más de 2 mil 500 personas y que se cree un mecanismo forense que permita la participación de expertos internacionales. “Nos dicen de los 43 de Ayotzinapa, pero no son nada más 43, somos miles nada más aquí en el estado”, reprocha uno de los familiares.
Valle de Allende, Chihuahua, 29 de septiembre de 2019. El presidente Andrés Manuel López Obrador fue recibido ayer en este municipio de Chihuahua por decenas de familiares de desaparecidos que le pidieron ayuda.
Acusaron que en estos primeros diez meses de la nueva administración federal ha habido un retroceso en su reclamo de justicia.
Con lonas, pancartas, fotografías y con playeras estampadas con los rostros de sus familiares desaparecidos desde 2008 a la fecha, los ciudadanos, apoyados por el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CDHME), esperaron al presidente en la entrada del hospital rural del IMSS.
Demandaron que se asignen recursos para la búsqueda de más de 2 mil 500 personas desaparecidas tan solo en Chihuahua y que se cree un mecanismo forense que permita la participación de expertos internacionales en la búsqueda e identificación de los familiares.
López Obrador, sin embargo, le pidió al delegado federal en Chihuahua, Juan Carlos Loera, que los pusiera en contacto con el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas.
“Le expusimos el tema y él nada más movió la cabeza y le dio instrucciones al superdelegado a que nos comunicara con Alejandro Encinas, quien es un buen hombre, pero está solo en el desierto, no tiene recursos suficientes, tiene mucho trabajo que atender. Nos hemos reunido con él varias veces y no hay avance”, dijo Gabino Gómez, integrante de la CDHME, quien habló con el Presidente.
Gómez también le expuso a López Obrador el caso de los ocho integrantes de la familia Muñoz (padres, hijos, nietos) que fueron “levantados” el 19 de junio de 2011 en Anáhuac, Chihuahua, mientras celebraban el Día del Padre, y que tras ocho años de trámites y de suplicar justicia, hace un mes enviaron el caso a la Fiscalía federal.
Los padres de Toribio Jaime Muñoz González lamentaron que van a tener que comenzar de nuevo la búsqueda.
“Hemos andado para arriba y para abajo y el gobierno no hace nada. Ahora nos dicen de los 43 de Ayotzinapa, hay mucho movimiento sobre eso, pero no son nada más 43, somos miles nada más aquí en Chihuahua”, dijo Fernando Román.
Lamenta la pobreza de los tarahumaras
Luego de omitir en su discurso la situación de los indígenas tarahumaras que le cerraron el paso para pedirle ayuda para sobrevivir, el Presidente Andrés Manuel López Obrador lamentó por Twitter la pobreza que viven en sus comunidades.
“Le pregunté al director del hospital de San Juanito (en Bocoyna, Chihuahua) si atendían muchos casos de diabetes -como sucede en otras clínicas- y me contestó que no, porque los rarámuris caminan mucho, pero me dijo, con crudeza, que siguen padeciendo tuberculosis producida por hambre”, escribió el presidente en esa red social.
Lo repite más tarde en Twitter
“Mientras exista esta amarga realidad, no podemos sentirnos satisfechos. Por eso me comprometí, con la gente y con Javier Corral, gobernador de Chihuahua, a fortalecer el programa integral de desarrollo de la Tarahumara. La justicia es el camino y la gloria”, dijo.
El presidente voló ayer a la Ciudad de México, después de una gira de tres días por hospitales rurales de Coahuila y Chihuahua, que inició el jueves.
Apoyo total a indígenas, subraya
El sábado, en este municipio de la Sierra Madre Occidental, uno de los principales asentamientos de los indígenas tarahumaras, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue recibido con una danza indígena en la entrada al Hospital Rural del IMSS, por lo que el mandatario respondió prometiendo que tendrán especial atención en su Gobierno.
“Se va a atender a todos, se va a escuchar a todos, se va a respetar a todos, pero la preferencia va a ser para los humildes, por el bien de todos primero los pobres, primero las comunidades indígenas de México que es la verdad más entrañable, la verdad más íntima de nuestra patria, los pueblos originarios, eso es la fortaleza cultural de México”, afirmó al despedirse.
Señor presidente, tenemos hambre, claman tarahumaras a su paso
Los indígenas tarahumaras esperaron desde la madrugada al presidente Andrés Manuel López Obrador, en la entrada del pueblo de San Juanito, a donde iba a llegar a continuar la promoción de su Gobierno.
Ancianos, mujeres, jóvenes y niños llegaron la noche anterior desde Sojawachi, Bocoyna o Guachochi, a seis horas de ahí, y apenas cenaron un pan en el centro comunitario.
Su piel seca, cortada por la Sierra Madre Occidental, sus ropas de colores brillantes, sus demandas en mantas y carteles con letra muy uniforme: “Tenemos hambre”, “Señor Presidente, por el bien de todos primero los pobres. No mentir”, “Loera no escucha”, “Loera miente”.
Juan Carlos Loera es el delegado de la Secretaría de Bienestar, un funcionario que ha sido denunciado ante la Secretaría de la Función Pública por meter en la nómina del gobierno a su esposa, a su cuñada, a su hermano, un primo y dos tías.
El pasado 28 de mayo, desde su conferencia matutina, López Obrador se comprometió a investigar esas redes de corrupción, pero Loera seguía ayer en su cargo.
Un día antes declaró que los tarahumaras ya habían aceptado cancelar la llamada “marcha del hambre”, y ayer, día de la visita del presidente al Hospital Rural del IMSS de San Juanito, acudió a convencer a los indígenas de que no le arruinaran el número.
“Nos dijo que pronto iban a llegar los apoyos y no le creímos porque ya desde julio, cuando inició la ‘marcha del hambre’ se comprometió y no ha cumplido”, dijo Luis Carlos González.
López Obrador visitaba ayer el hospital rural  66, de los 80 que tiene el IMSS. Pero antes, los tarahumaras, medio muertos por el hambre, le cerraron el paso.
“La comida, olvídese, hay familias que no comen, o cuando mucho una tortilla o dos y a dormir, porque no hay trabajo, no hay nada”, contó una mujer.
El convoy de camionetas, con una ambulancia y una patrulla abriéndoles paso, tuvo que detenerse. En el asiento del copiloto, con el brazo colgado en la ventanilla y la mirada de fastidio, el presidente se asomó a los manifestantes.
Aldo Loya, un fundador de Morena en Chihuahua, se acercó a la ventanilla: “Quieren hablar con usted los líderes indígenas, allá no nos dejan entrar, tienen todo cerrado señor presidente, no quieren que lleguemos a usted, le están mintiendo, escúchenos  por favor”.
López Obrador escapó prometiendo: “Allá los atiendo”, les dijo.  “Vayan allá, a la reunión”.
Ante la sorpresa, no dejaron pasar al resto del convoy . Las camionetas y la ambulancia tuvieron que abrirse paso levantando el polvo del arcén y de nuevo dejando atrás a los indígenas.
Los manifestantes cruzaron el pueblo sudando y llegaron al hospital cuando ya López Obrador lo había recorrido y comenzaban los discursos.
Los indígenas se quedaron esperando, pero el presidente no mencionó la protesta, sino los programas de Gobierno. Finalizó prometiendo ahora una nueva gira por 100 regiones indígenas como la Tarahumara.
Texto: Jorge Ricardo / Agencia Reforma / Foto: Agencia Reforma