9 octubre,2019 11:33 am

Tras el huracán “Paulina”, siguen viviendas en cauces de ríos en la Generación 2000

Hoy se cumplen 22 años del paso del meteoro que dejó muertos y viviendas y vehículos destruidos.
Acapulco, Guerrero, 9 de octubre de 2019. En la , rumbo a Pie de la Cuesta, en la zona poniente, todavía hay viviendas asentadas cerca del cauce pluvial que creció hace 22 años, cuando el huracán Paulina tocó tierra, mientras que otras se encuentran en laderas inestables y no tienen agua potable ni drenaje.
De acuerdo con autoridades de Protección Civil municipal, debido a la desincorporación del Parque Nacional El Veladero, de 54 colonias que solicitan su cambio de uso de suelo unas 30 están en áreas de riesgo, es decir en laderas inestables.
Hoy se cumplen 22 años del paso del huracán, que dejó varios muertos, vehículos y viviendas con daños, y pese a los graves daños en colonias, siguen los asentamientos humanos cerca de cauces pluviales, y en el caso de la Generación 2000 se construye en laderas.
El gobierno municipal tiene previstas varias actividades para conmemorar la fecha, y una es un homenaje en el Asta Bandera y posteriormente en la plaza de La Esperanza, ubicada en la avenida Cuauhtémoc.
La colonia Generación 2000 se ubica en la carretera Mozimba-Pie de la Cuesta, después del punto conocido como El Derrumbe. En la zona las viviendas son de concreto, unas de hasta dos pisos, y la calle principal ya está pavimentada. En la parte baja se cuenta con servicio de agua de manera tandeada, pero la zona alta no tiene drenaje ni tubería.
María tiene 26 años viviendo en colonia. Recuerda que ese año vivía en una casa de madera y lámina de cartón, por lo que la lluvia mojó todas sus pertenencias. Ella y su familia tuvieron que refugiarse en la casa de su vecino.
“Era bastante agua, se metió por el suelo y por arriba, entonces cuando vimos que había mucha agua tuvimos que salirnos. Había un vecino que tenía su casita chiquita pero con lámina galvanizada y no se mojaba, entonces agarré sábanas secas y nos salimos con nuestros hijos”, platicó doña María .
Contó que orilla de la carretera, cerca de donde se ubica un puente y está el cauce del arroyo, “se escucharon gritos y los vecinos salieron. En la calle principal corrió mucha agua y arrastró a un niño que quedó entre los pies de los señores que estaban apoyando a los demás vecinos. El niño se atravesó y lo sacaron lleno de arena y gritaba que su abuelita y su abuelito y su hermanita, pero a ellos se los llevó el río”.
“Del niño que salvaron se murieron su abuelita, su papá, su abuelito, su hermano, fueron varias personas que se llevó el río. Otro señor que vivía orilla del cauce pluvial también fue arrastrado”, señaló la vecina, y mencionó que hubo varias pérdidas humanas.
Recordó que en ese entonces la calle era de terracería: “todo el cauce tapó, se llevó carros, camionetas, había un señor que se dedicaba a comprar fierros y se lo llevó, creció mucho el río, eran unas 20 personas las que arrastró”.
“Todo el arroyo tenía casas, era un arroyo insignificante pero se lo llevó todo y las personas que se pusieron listas se salieron rápido, pero los que se quedaron dormidos ya no”, continuó la señora, que mencionó que fue “horrible ese día”.
En la colonia hay nuevos asentamientos humanos en la parte alta, y también se observan algunas viviendas en proceso de construcción en las laderas del cerro.
En la parte alta del cerro hay nuevos viviendas a pesar de que no tienen servicios básicos.
La vecina dijo que “no tenemos agua potable, no hay drenaje, tenemos fosas sépticas”, y las casas que están en la parte baja están reguladas por autoridades estatales como Fideicomiso.
“Las viviendas que recientemente se asentaron están bajo su responsabilidad, cuando llegan uno les dice que cuando fue Paulina se llevó todas las casas cercabas al cauce, pero hay personas que dicen aquí me pongo y se quedan”, concluyó.
En la Progreso
Muertos, daños en viviendas y vehículos y damnificados en varias colonias del municipio, una de ellas la Progreso, fue lo que dejó el huracán Paulina.
En la calle Acatlán, de la colonia Progreso, algunos de los vecinos que lograron sobrevivir al fenómeno natural se fueron a vivir a otros lugares, mientras que otros arreglaron los daños en sus casas.
Eunice Rosas Chávez es una vecina de la calle Acatlán. Ella recuerda que eran las 5:30 de la madrugada cuando se despertó al escuchar un “fuerte ruido, corría mucha agua por la calle”, la cual se ubica a unos 10 metros del río El Camarón.
“Hay vecinos que se fueron a vivir a otro lado”, y citó el caso de tres integrantes de una familia que fue arrastrada por la corriente y sólo uno sobrevivió; “ella dice que se atoró porque se le enredó el cable del teléfono en el cuello, eso fue lo que la atoró, todavía no se caía el muro de su casa”.
Aunque no precisó cuántas familias se fueron a vivir a otro lugar, dijo que eran al menos dos “porque uno ya no quiere ni acordarse de ese hecho”.
“No volvieron a venir, se fueron”, reiteró la vecina, que vive a unos 10 metros del cauce del río El Camarón.
Recordó que ese día “despertamos y muchos carros de los vecinos ya no estaban en la calle, estaban obstruyendo un canal que va a dar al río El Camarón. De repente escuchamos un trueno y el río salió por la otra calle, una cerrada y muchos nos salimos corriendo de nuestras casas con el agua encima, pero a algunos no les dio tiempo de salir”.
La vecina señaló una casa de dos pisos y dijo que “ahí el río se llevó a seis personas, cuatro adultos y dos niños”, y que en la casa frente a la suya se derrumbó la barda; “una muchacha en ese entonces quedó atrapada en un poste y como pudo se subió a la azotea”.
“Fue un caos, veíamos agua por todos lados, carros, pipas, de todo venía arrastrando, estuvo muy feo en esta parte (en la calle Acatlán) reventó la corriente y pegó contra una casa (que ahora está construida de dos pisos, de color blanca), se la llevó enterita”, indicó.
Dijo que la calle quedó como laguna: “se hizo un remolino de agua, tumbó una pared, se llevó casas, por ejemplo en esa casa tiró el muro y aún no lo construyen, todo eso se inundó y por ahí salió el agua, cuando se cayó la casa”.
A orillas del río El Camarón se observan dos viviendas solas, mientras que otras que están cerca cuentan con una barda como medida de prevención para que no se meta el agua en caso de que crezca el afluente y para evitar robos.
“Fue mucho agua que bajó de la parte alta, pero como dicen por ahí, lo malo uno mismo se lo busca porque había mucha gente viviendo a la orilla del río, y éste al crecer buscó salida”, indicó.
Texto: Aurora Harrison / Foto: Jesús Trigo
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