31 enero,2020 10:56 am

Brexit, cronología de un divorcio

La salida de Reino Unido de la Unión Europea es el capítulo final –o casi– de una larga travesía que ha tenido diversos protagonistas. Primeros ministros, líderes euroescépticos, negociadores europeos y demás actores han colaborado en la elaboración de un guion que se ha ido redactando sobre la marcha, a golpe de polémicas.

Londres, Inglaterra, 31 de enero de 2020. El 23 de junio de 2016, para sorpresa de muchos, los británicos deciden por un 52 por ciento la salida de Reino Unido de la UE, poniendo fin así a una pertenencia no exenta de polémicas y altibajos y abriendo una etapa de incertidumbre, habida cuenta de que nunca antes un país ha abandonado el bloque.

La decisión tuvo también otra consecuencia, la dimisión del primer ministro, David Cameron, quien nunca imaginó que cuando en 2013 planteó la celebración de un referéndum sobre el Brexit y en 2015 lo incluyó en su programa electoral el resultado le sería adverso.

Con Cameron fuera, el Partido Conservador elige el 11 de julio a Theresa May como nueva primera ministra y le encomienda con ello la tarea de negociar el divorcio, tras casi cinco décadas de matrimonio con la UE. El 29 de marzo de 2017 May activa formalmente el plazo de dos años previsto por el Artículo 50 del Tratado de la UE con el envío de una carta a Bruselas.

En un intento por afianzar su capacidad de negociación con el resto de socios, la primera ministra decide el 18 de abril convocar un adelanto electoral que a la postre sería fatal, ya que en los comicios del 8 de junio perdió la mayoría absoluta, quedando a merced del apoyo de los unionistas del DUP, con 10 diputados, para poder gobernar.

La primera ronda de conversaciones entre Michel Barnier, negociador principal de la UE, y David Davis, ministro británico para el Brexit, se produce el 17 de junio. El 8 de diciembre, tras varias rondas, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, recomienda pasar a la segunda fase en la que se abordará el periodo transitorio durante el cual Reino Unido deberá respetar determinadas condiciones y continuará el proceso decisorio de la UE entre los 27 Estados miembros y la futura relación.

El 6 de julio, el Gobierno británico pacta lo que se dio en llamar ‘plan de Chequers’, por el nombre de la residencia de retiro de la primera ministra, en el que se apuesta por mantener el libre comercio de bienes “sin restricciones” en la futura relación con la UE, pero no en materia de servicios. El documento genera el rechazo del bloque pro Brexit en el gabinete, con la salida de Boris Johnson como ministro de Exteriores y de Davis como ministro para la Salida de la UE. El primero será reemplazado por Jeremy Hunt y el segundo por Dominic Raab.

Tras semanas de tensas negociaciones, el 14 de noviembre el Gobierno británico respalda el Acuerdo de Retirada negociado por May, pero ello provoca la salida el día siguiente por su rechazo al mismo del ministro para el Brexit, Dominic Raab, quien es reemplazado por Stephen Barclay.

Los líderes europeos avalan el acuerdo

Así las cosas, el 25 de noviembre de 2018, en un consejo extraordinario, los líderes de los otros 27 estado miembro refrendan el proyecto de Acuerdo de Retirada y aprueban el proyecto de Declaración Política sobre las relaciones futuras entre la UE y Reino Unido. España, que amenazó con vetar el texto por lo relativo a Gibraltar, finalmente dio marcha atrás.

A partir de ese momento comenzarían los problemas para May, si bien la ‘premier’ consiguió un respiro de un año como líder conservadora tras ganar una moción de confianza presentada por miembros de su propio partido. El 15 de enero de 2019, el Acuerdo de Retirada es rechazado en la Cámara de los Comunes por un resultado contundente –432 votos en contra y 202 a favor–, al tiempo que los laboristas deciden forzar una moción de confianza contra la primera ministra, que consigue superarla por un estrecho margen.

Comienza así una nueva fase en la que May trata de lograr alguna concesión de Bruselas que aplaque los ánimos en el Parlamento británico. El 11 de marzo, May firma con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dos documentos. El primero, un instrumento relacionado con el Acuerdo de Retirada, que aporta aclaraciones y garantías jurídicas sobre la naturaleza de la solución de salvaguardia –‘backstop’ en la jerga comunitaria– para la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda una vez se consume el Brexit, y una declaración conjunta que completa la Declaración Política y que establece el marco de la futura relación.

Pese a ello, los diputados británicos rechazaron el 12 de marzo nuevamente el Acuerdo de Retirada, obligando a May a escribir el 20 de marzo a Tusk para pedir que se prorrogara el Brexit hasta el 30 de junio, ya que la salida debía producirse a priori el 29 de marzo.

Los líderes europeos acceden a la prórroga, pero ofrecen dos posibles fechas: el 22 de mayo, si el Acuerdo de Retirada logra finalmente el respaldo del Parlamento británico, o el 12 de abril, si el texto pactado no es refrendado por la Cámara de los Comunes. Sin embargo, el acuerdo volvió a ser rechazado por tercera vez.

En esa tesitura, la primera ministra solicita una nueva prórroga y pacta con el resto de líderes europeos una nueva fecha para el Brexit: el 31 de octubre de 2019.

May anuncia su salida

El 24 de mayo, una May sin opciones, anuncia que dejará de ser la líder conservadora el 7 de junio y que seguirá como primer ministra solo hasta que su partido le busque un sustituto. Este, anunciado el 23 de julio, será el exministro de Exteriores y uno de los principales promotores del Brexit: Boris Johnson.

El ‘premier’ llega a Downing Street con la promesa de que el 31 de octubre habrá Brexit, con o sin acuerdo, y el 28 de agosto provoca una grave crisis al anunciar la suspensión del Parlamento entre la segunda semana de septiembre y el 14 de octubre. El gesto es visto por la oposición como una maniobra para sacar al país de la UE sin acuerdo y genera división tanto en el Gobierno como en las filas ‘tories’, con deserciones en ambos bandos, lo que deja a Johnson sin la mayoría absoluta.

Así las cosas, el 9 de septiembre, la Cámara de los Comunes aprueba la llamada ‘Ley Benn’, que obliga al primer ministro a solicitar a la UE una nueva prórroga en caso de no lograr un acuerdo de retirada para el 19 de octubre. Además, el 24 de septiembre, el Tribunal Supremo británico declara ilegal la suspensión del Parlamento, que retoma sus sesiones.

El 17 de octubre, Reino Unido y la UE anuncian un nuevo acuerdo revisado, que es refrendado por los líderes europeos, allanando el camino para una salida ordenada. Dos días después, y tras perder la votación de una enmienda en el Parlamento, Johnson se ve obligado a pedir en contra de su voluntad una prórroga adicional hasta el 31 de enero de 2020.

Tras el enésimo pulso con el Parlamento para conseguir sacar adelante el Acuerdo de Retirada, Johnson apuesta por la celebración de elecciones anticipadas. La votación del 12 de diciembre le fue favorable, logrando una cómoda mayoría para sacar adelante el Brexit.

Finalmente, el 20 de diciembre la Cámara de los Comunes avala el Acuerdo de Retirada logrado por Johnson, con 358 votos a favor y 234 en contra. El 23 de enero de 2020, la reina Isabel II da su consentimiento al texto, completándose así todo el procedimiento.

El 24 de enero, Johnson firma formalmente el acuerdo que pondrá fin a casi cinco décadas de historia en común de Reino Unido y la UE.

Protagonistas del Brexit

David Cameron

El euroescepticismo que históricamente había calado en parte de la sociedad y de la élite británica, a derecha y a izquierda del espectro político, se tradujo en 2013 en una cesión sin precedentes por parte del entonces primer ministro, David Cameron, que prometió llevar el referéndum sobre el Brexit en su programa electoral de 2015.

Con los conservadores de nuevo en el poder, dicha promesa se fraguó el 23 de junio de 2016 en un referéndum sobre la continuidad de la UE en el que Cameron dio vía libre a sus ministros para pedir el voto por la opción que considerarán más conveniente. El ‘premier’ abogó entonces por la adhesión, pero una mayoría de los ciudadanos abogaron por la ruptura.

Cameron vio de esta forma cómo sus directrices se veían superadas por el ala más dura de su partido y dimitió el día después de la consulta. Dio un paso atrás que optó por un perfil discreto, aunque en 2019 regresó a la primera línea mediática con motivo de unas memorias en las que reveló entresijos políticos.

Theresa May

La salida de Cameron dejó paso a una carrera por la sucesión en la que terminó imponiéndose la entonces ministra del Interior, Theresa May. Con un perfil moderado y abiertamente contraria al Brexit, asumió el reto de invocar en marzo de 2017 el Artículo 50 del Tratado de Lisboa –punto de inicio del proceso– y negociar el acuerdo de retirada.

En junio, May sufrió un varapalo electoral al perder la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes y depender de socios ajenos a los ‘tories’. Un gobierno debilitado encaró entonces las negociaciones que derivaron en el Acuerdo de Retirada, criticado tanto desde la oposición como desde la línea dura del Partido Conservador.

Con los plazos ya incumplidos –Reino Unido no pudo salir de la UE como preveía en marzo de 2019– y tras varios rechazos parlamentarios a su plan del Brexit, a May no le quedó más salida que seguir el camino que en su día marcó Cameron. May dimitió y, de nuevo, se abrió la carrera por tomar las riendas del país en un momento clave.

Boris Johnson

Boris Johnson se convirtió en uno de los líderes más populares de Reino Unido ya durante su etapa como alcalde de Londres y durante el referéndum del Brexit fue la gran figura de la campaña a favor de la ruptura. A bordo de su celebre autobús rojo, en el que estimaba cuánto se ahorraría Reino Unido si saliese del bloque comunitario, logró que su mensaje calara.

Su auge le llevó a integrarse en el gabinete de May como ministro de Exteriores, puesto que terminó abandonando por discrepancias con la jefa de Gobierno. Ya sin ningún tipo de atadura, reclamó una posición más dura a las negociaciones que le valió salir elegido líder ‘tory y por extensión primer ministro tras la dimisión de May.

Johnson se vio forzado a solicitar en octubre de 2019 una nueva prórroga del Brexit y apostó su futuro a las elecciones del 12 de diciembre, de las que salió reforzado gracias a una mayoría absoluta que le permitió aprobar el Acuerdo de Retirada. Bajo su batuta, Reino Unido abandonará finalmente la UE este 31 de enero.

Jeremy Corbyn

Corbyn tomó en 2015 las riendas del Partido Laborista. Representante del ala izquierdista de la formación, se ha enfrentado a pulsos internos de los que ha logrado salir indemne, aunque en estos años no ha logrado consolidar a los laboristas como alternativa de gobierno.

La oposición optó por ponerse de perfil durante la campaña previa al referéndum del Brexit, a pesar de que Corbyn se había mostrado partidario de que el país siguiese dentro de la UE. Durante las negociaciones posteriores, criticó en reiteradas ocasiones la posición del Gobierno, aunque con bandazos que pusieron en duda su papel de contrapeso.

Corbyn llegó debilitado a los momentos más críticos –su nombre fue rechazado como candidato de un posible gobierno alternativo al de Johnson en caso de moción de censura– y, en un intento por resituar al laborismo, prometió en la última campaña electoral la celebración de un nuevo referéndum sobre el Brexit.

La mayoría absoluta de los ‘tories’ se ha llevado por delante a Corbyn, espectador ya de los trámites para buscarle sustituto al frente del Partido Laborista.

Nigel Farage

El euroescepticismo en Reino Unido está indisociablemente ligado a Nigel Farage, un político que pese a no haber logrado grandes éxitos internos al frente del Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP) ha logrado mantenerse en el candelero a base de discursos populistas y de críticas constantes a lo que representa la UE.

Farage dimitió en julio de 2016 como líder del UKIP y, con las espadas políticas en alto en Reino Unido, lanzó en abril de 2019 el Partido del Brexit. En las últimas elecciones renunció a presentar candidatos en varias circunscripciones para evitar la dispersión del voto de los partidarios de la salida e, indirectamente, favorecer a Johnson.

El protagonismo de Farage durante estos últimos años ha sido tal que el suyo será uno de los rostros más buscados en las celebraciones que se han organizado en Londres coincidiendo con la confirmación de la ruptura. El político eurófobo ha hecho campaña para que suenen las campanas del Big Ben a las 23.00 (hora de Londres) del 31 de enero.

Michel Barnier

Con Reino Unido ya enfilando la salida, los veintisiete países restantes de la UE asumieron como un reto común la negociación de las condiciones en que se produciría dicha ruptura, así como la relación futura que tendrían las dos partes una vez consumado el Brexit. El encargo recayó en un equipo liderado por el exministro y excomisario francés Michel Barnier, un montañero que no ha escatimado metáforas sobre la dificultad del ascenso y la paciencia que requiere.

Barnier, que durante estos años se ha recorrido las distintas capitales y ha entablado numerosos contactos con los negociadores británicos –han sido varios por la división imperante en Londres–, ha gozado de la casi plena confianza de los gobiernos comunitarios, que incluso dieron vía libre al veterano político galo para que tomase decisiones por su cuenta en momentos clave.

El nombre de Barnier sonó incluso en las quinielas del reparto de altos cargos de la UE tras las elecciones de mayo de 2019, aunque en alguna ocasión ha llegado a decir que quiere concluir el Brexit antes de encarar cualquier nuevo desafío. El negociador no ha ocultado que el periodo de transición de once meses para negociar la relaciones futuras, que concluye a finales de 2020, le parece insuficiente.

Jean-Claude Juncker

Los momentos de más tensión del Brexit han coincidido con la etapa del luxemburgués Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea. Aunque Barnier nunca ha dejado de ser el jefe negociador, fueron varias las ocasiones en que May –y más tarde Johnson– cenaron en Bruselas con Juncker para buscar soluciones a los escollos políticos.

“El Brexit es una pérdida de tiempo y de energía”, espetó Juncker en octubre, a solo unos días de que expirase el anterior plazo para que Reino Unido abandonase el bloque comunitario. Como otros líderes europeos, Juncker nunca ocultó que el divorcio abrupto, lo que popularmente se conoció como ‘Brexit duro’, fue una posibilidad “palpable” en varios momentos del proceso.

Texto y foto: Europa Press