El repositorio “Desobediente” reúne la producción de colectivos y proyectos alternativos, underground e independientes como el Tianguis del Chopo
Ciudad de México, 12 de mayo de 2021. El Museo Universitario del Chopo, de la UNAM, pone a libre disposición del público el archivo “Desobediente”, un repositorio digital que difunde, a la vez que reconoce la producción cultural de colectivos y proyectos alternativos, underground e independientes; un atisbo a la contracultura mexicana.
Un ejemplo de su contenido es la colección Carlos Alvarado, con documentación referente al Tianguis del Chopo. Incluye materiales desde sus inicios, como el Sábado de Tianguis al interior del recinto de la Santa María la Ribera, hasta su conversión en una iniciativa independiente, fuera ya del espacio institucional.
Desobediente remite a las apuestas de talante libertario que se distanciaron del mainstream o de prácticas establecidas, señalan en entrevista Graciela Ordoñez y Carlos Gasca, responsables tanto del archivo como del Centro de Información y Mediateca del museo, y quienes destacan la trayectoria del espacio universitario en la organización de eventos relacionados lo mismo con el movimiento punk que con la disidencia sexual o la edición independiente, entre otros movimientos.
Recortes de periódicos, invitaciones, gafetes, diseños de logos, fanzines o carteles forman parte de este acervo digital en constante actualización y al que se puede ingresar desde la página archivodesobediente.chopo.unam.mx.
“Hubo muchos eventos vinculados (en El Chopo) con la disidencia sexual, como el espacio cultural de la Semana Cultural Lésbico-Gay, y luego el Festival Internacional de la Diversidad Sexual; hubo también en los 80 y 90, cuando la epidemia del VIH estaba muy fuerte, jornadas que duraron años, en las que se convocaba a artistas para hablar sobre eso.
“Toda esta efervescencia está de alguna forma expresada o contenida en el acervo y estará en el archivo digital”, explica Gasca en relación con el Fondo Histórico del museo, cuyos materiales podrán también consultarse en Desobediente.
Reconocimiento a los marginados
“La idea es que la totalidad del acervo documental esté disponible y que esta plataforma funcione como un sitio de reconocimiento de proyectos y colectivos que no necesariamente han tenido espacio y reflectores; seguimos hablando de proyectos y personas que siguen considerándose marginales y que desde ahí se han movido”, expone Gasca.
Ordoñez destaca la sensibilidad de coleccionistas que resguardaron documentos y que han colaborado con el museo para darlos en préstamo y digitalizarlos.
Gasca reconoce a su vez a quienes les antecedieron en El Chopo y preservaron colecciones del Fondo Histórico.
Al revalorar estos proyectos y personas o colectivos puede propiciarse una escritura o reescritura de sus historias a partir de información disponible en este repositorio que puede ser consultada e investigada, añade.
“En muchos casos, son cosas que no se conocen o que no han sido investigadas, entonces sí es una invitación a gente interesada, investigadores, estudiantes, a que a partir de esta plataforma, que da acceso más fácil a los materiales, se genere investigación”.
Al ser eventos del pasado reciente, reflexiona Ordóñez, estaban más apegados al testimonio oral que al documental, como pueden encontrarse ahora, en una labor que establece un precedente.
“Por ejemplo, la Fanzinoteca (de este archivo) es única en el país, no existe otra colección de su tipo resguardada por otra institución universitaria y, si eso ya era bastante, ahora ponerlo a disposición en una plataforma acorde, como este repositorio digital, marca otro precedente”, indica.
“Y también este ejercicio muestra que Desobediente no es sólo para aquellas personas que marcan la historia que está en los libros, sino también para las que vivimos en el día a día y (las que participamos) en estas expresiones culturales que pueden haberse, en otros momentos, entendido como underground o marginales: tienen también un espacio en los archivos y, por lo tanto, en la historia”.
Reflexionan sobre el devenir de la contracultura
Como parte de la vocación que ha guiado sus esfuerzos curatoriales desde su fundación, el Museo Universitario del Chopo decidió realizar un corte de caja sobre la pandemia en tres ámbitos amplios: arte, política y contracultura, donde temas como la crítica cultural, la ecología, los derechos indígenas y el feminismo son abordados en un ciclo de charlas con invitados de muy distintos campos de especialidad.
“El título del ciclo, Arte, política y contracultura, El mundo hoy es porque queríamos hacer un corte de caja a un año de confinamiento en cuanto a qué estaba pasando a nivel planetario a partir de esta crisis pandémica”, apunta en entrevista el director del recinto, José Luis Paredes Pacho, antropólogo y ex baterista de Maldita Vecindad.
Desde el 6 de abril y hasta el 18 de mayo, el museo ha fungido como anfitrión de una serie de artistas, filósofos, activistas, sociólogos, antropólogos y científicos sociales, provenientes de diversos países, que reflexionan sobre todo aquello que se ha hecho evidente durante la contingencia mundial.
La charla inaugural, por ejemplo, La conversación infinita: Arte, ecología y públicos, reunió al artista germano-indio Tino Seghal con el curador de arte suizo Hans Ulrich Obrist.
Bajo la curaduría de Francisco Carballo, Lizzie Sells y Pacho, el ciclo se articuló en un formato de diálogo para contrarrestar el ambiente de confrontación que permea en el mundo.
“Quisimos hacer conversaciones y no conferencias, porque creemos que, en un mundo polarizado, que parece estar dividido en sólo dos grupos donde cada uno pareciera disputarse la verdad única, nos parecía importante recurrir a la práctica de la conversación”, apunta el director.
Organizadas en conjunto con el Centro de Estudios Poscoloniales de Goldsmiths, de la Universidad de Londres, las charlas se transmiten vía el Facebook del museo los martes y jueves, a las 12:00 horas.
Todas, asimismo, permanecerán en el canal de Youtube del Chopo para consultarlas en cualquier momento.
Texto: Yanireth Israde / Agencia Reforma
