13 agosto,2021 5:11 am

Lionel Shriver y la fuerza de la inteligencia

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Adán Ramírez Serret

 

Siempre que leo a Lionel Shriver (Carolina del Norte, 1957), tengo la tentación de decir que es mi escritora norteamericana favorita del momento, primero me arrepiento un poco, cuando pienso en Joyce Carol Oates o en Siri Hustvedt. Sin embargo, no es del todo norteamericana o lo es en un sentido particular. Pues desde hace muchos años vive en Londres y esto la hace tener una visión particular de su país. Recuerda un poco, claro, a muchos escritores norteamericanos que hicieron sus vidas en Inglaterra, sin duda a algunos poetas deslumbrantes, pero prefiero pensar ahora en dos novelistas con esta condición de exilio voluntario, Henry James y Rachel Cusk. Quienes se identifican como estadounidenses, pero siempre observan en sus historias, a los habitantes de su país, como si se tratara de unos desconocidos e incluso a veces, parecen verlos como si se tratara de una especie aparte.

Así que, Shriver, es estadunidense de un modo particular, nació allí, pero hace un tiempo que no habita su país, y en sus libros parece experimentar con ojo fino y sarcástico, el comportamiento humano.

Lionel Shriver saltó a la fama con Tenemos que hablar de Kevin, una potente y terrible novela sobre un niño disfuncional que nunca es atendido, hasta que un día, toma un arco y encierra a sus compañeros de escuela y los asesina. La novela fue llevada al cine y a partir de allí, los ojos de muchísimos lectores, están al pendiente de todo lo que escribe Shriver.

Me incluyo por supuesto en este grupo, y la verdad es que con cada libro de Shriver me sorprendo por su originalidad e inteligencia despiadada.

En su más reciente entrega traducida al español, Shriver me sorprende porque no se trata de una gruesa novela, si no de dos novelas cortas, que abren y cierran el volumen, con varios cuentos en el medio.

La novela corta con la que abre, se llama La araña de pie, pone en contraposición la amistad y las relaciones amorosas, ¿cuál pesa más de las dos? Se trata de dos personas que llevan más de veinte años de amistad, se conocen desde la universidad y se cayeron bien desde entonces. Intentaron llevar su relación más allá, pero se dieron cuenta que lo que mejor les salía, era jugar al tenis. Así que estas sesiones que han mantenido durante tanto tiempo, se han convertido en una de las partes más importantes de sus vidas, hacen ejercicio, bromean, se cuentan sus problemas… Y todo va bien con estos amigos, hasta que uno de los dos se compromete, y una de las consignas para el compromiso, es que él deje esa amistad.

Las historias de Shriver están contadas de manera despiadada y los personajes se dejan llevar por la inercia, por la desidia y la mediocridad, pensando que es parte de la vida. Los problemas de la sociedad americana moderna son un árbol molesto o un hijo que no quiere irse de su casa.

Los relatos de Propiedad privada, juegan con los temas de la sociedad moderna como el veganismo, el esnobismo y ser políticamente correcto. Shriver tiene la capacidad de reírse de todo el mundo, sin jamás hacer una broma, tan sólo mostrando a los humanos, en su cotidiana mediocridad que es profundamente divertida.

Lionel Shriver, Propiedad privada, Ciudad de México, Anagrama, 2021. 325 páginas.