Nueva York, 31 de octubre 2017.- Eran cerca de las 15:00 horas cuando Eugene Duffy terminó su turno como cocinero en un restaurante del sur de Manhattan. Su intención era viajar a la península de Rockaway para ver son su padre la final de béisbol de las World Series. Ya tenía puesta la gorra de los Houston Astros.
Sin embargo, cuando Duffy cruzó la calle cerca del World Trade Center y escuchó gritar a una mujer se dio cuenta de que algo andaba mal. Vio como una camioneta pasaba a toda velocidad por la bicisenda y a dos ciclistas muertos tirados en el piso. “Lo primero que pensé fue: ‘terroristas'”, asegura.
El ataque terrorista con al menos ocho muertos y 11 heridos se produjo en una de las zonas con más movimiento de Nueva York, en pleno martes por la tarde. Y por si fuera poco, en Halloween. Miles de personas trabajan en esta zona en oficinas, hacen compras, la cercana escuela secundaria Stuyvesant High School tiene más de 3 mil 300 alumnos. La zona está, lamentablemente, demasiada familiarizada con el terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. El memorial en honor a las víctimas es visitado a diario por miles de turistas y también por locales que buscan al mediodía algo de tranquilidad en su pausa de almuerzo.
“Iba muy rápido”, dice Duffy a dpa sobre la camioneta que vio a una, dos manzanas de distancia. A pesar de los alrededor de 70 kilómetros por hora a los que iba, daba la sensación que corría más rápido. Duffy se preguntó: “¿Por qué conduce a las tres de la tarde por una bicisenda?”. El tránsito en West Street, la calle que transcurre a lo largo del río Hudson, era completamente normal, y no había señales de congestión o algo similar. “Hay que tener algo más que un modo de conducir agresivo para hacer algo así”, señala. Después de hablar con los periodistas, este hombre de 43 años parece algo aliviado. Aún no puede procesar lo que vio.
Poco después del ataque llegaron los primeros socorristas al lugar. Duffy describe con lujo de detalles los dos cadáveres que vio: uno de los hombres tenía las marcas de las ruedas en el pecho, “sus ojos estaban abiertos”.
De acuerdo con la policía y el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, la camioneta se detuvo cuando chocó contra un autobús escolar frente a la secundaria Stuyvesant High School. Al parecer, sus pasajeros no sufrieron más que un shock. Cientos de alumnos y padres pasaron seguramente terribles nervios cuando vieron las primeras imágenes en sus móviles y en la televisión.
“Este es un día doloroso para nuestra ciudad”, dijo el alcalde Bill De Blasio. “Una terrible tragedia en el Westside”, afirmó. El alcalde señaló que se trataba de un “cobarde acto terrorista”. El jefe de policía, James O’Neill, señaló que era “una tragedia de gran dimensión”.
John Williams se encontraba con su skateboard en el cercano parque de skate cuando vio cómo llegaban corriendo dos mujeres con niños. “Tiene un arma”, gritó alguien según el joven de 22 años. Las dos armas resultaron ser inofensivas, aunque Williams y Duffy aseguran haber escuchado al menos 10 tiros. Probablemente hayan sido los tiros del policía que disparó al autor de 29 años en el abdomen.
“Es conmocionante”, dice Duffy. “Simplemente quería ir a casa y ver cómo ganaban la serie los Astros. Es terrible”, añade. Sigue teniendo puesta a gorra de béisbol. Igual quiere ver el partido contra los Los Angeles Dodgers. “Quizá ver el partido a la noche me ayude a elaborar esto”, dice.