6 mayo,2024 12:24 pm

Tecnología, una aliada frente a cambio climático

 

Ciudad de México, 6 de mayo de 2024. Dos años para salvar al mundo. Buenas tardes”, afirmó Simon Stiell, secretario ejecutivo de la ONU enfocado en cambio climático, durante una reunión del 10 de abril de 2024 con expertos del Chatham House, un Think Tank que analiza esta y otras problemáticas mundiales.

“¿Quién exactamente tiene dos años para salvar el mundo? La respuesta es cada persona del planeta”, añadió el secretario.

Aunque bien intencionada, la petición de Stiell asigna la misma responsabilidad a cada miembro de una sociedad desigual.

En 2017, la organización Proyecto de Divulgación del Carbono (CDP, por sus siglas en inglés) reveló que de 1988 a 2015, 100 empresas de combustibles fósiles como ExxonMobil, Shell y Gazprom fueron responsables del 71 por ciento de las emisiones industriales de gases de efecto invernadero.

En tanto, Oxfam, confederación internacional de organizaciones no gubernamentales, presentó un informe a fines de 2023 en el que detalló cómo, en 2019, el 1 por ciento más rico de la población mundial, unos 77 millones de personas, contaminó lo mismo que 5 mil millones de ciudadanos. ¿Te suenan los viajes de Taylor Swift en su jet privado?

“Cualquier persona perteneciente al 99 por ciento más pobre de la humanidad tardaría alrededor de mil 500 años en generar las emisiones que los multimillonarios producen en un año”, aseveró el reporte de Oxfam.

Por su parte, en 2021, Akihiko Nishio, vicepresidente de financiación del desarrollo del Banco Mundial, advirtió que la crisis climática es injusta: se ensaña con los pobres, pese a que ellos contaminan menos.

El mismo Stiell señaló que los países del G20, encabezado por Estados Unidos, China y Alemania, son responsables del 80 por ciento de las emisiones mundiales.

Ante tamaño reto, la tecnología sale al quite y ofrece un sendero más verde, no obstante, Raúl Tauro, presidente de la Red Mexicana de Bioenergía (Rembio), organización que promueve energías alternas, consideró que no es sencillo.

En entrevista con Grupo Reforma, Tauro explicó que las innovaciones en energías renovables, como la solar o la eólica, no son la solución definitiva al cambio climático.

“Se piensa que las energías renovables son la salvación, que van a mantener el nivel de consumo actual, que reemplazarán el combustible fósil y seguiremos con la vida tal cual la conocemos. Y no es así”, aseguró Tauro.

Tauro abundó que Rembio surgió en 2006 con el fin de investigar el potencial que tiene la biomasa, es decir, los residuos agrícolas y forestales, así como los desechos de alimentos, para producir bioenergía. ¿Qué es la bioenergía? Una forma de entenderlo es pensar en el Sr. Fusión, dispositivo de la película “Volver al Futuro”.

En la segunda película de la saga, se muestra al Dr. Emmet Brown arrojando cáscaras de plátano y cascarones de huevo al Sr. Fusión para generar 1.21 GW de energía y así reactivar al condensador de flujo y permitir el viaje en el tiempo, refirió Mintzirani Equihua, investigador y miembro de Rembio.

Equihua indicó que si bien esto es ficción, técnicamente los recursos alimenticios se pueden utilizar para crear gas o electricidad. El académico señaló que los procedimientos son variados, entre ellos la gasificación, la pirólisis, la fermentación y la hidrólisis enzimática; todo depende del tipo de biomasa.

En 2018, la Secretaría de Energía publicó el Atlas Nacional de Biomasa, en el cual estimó que el potencial de energía de la biomasa en México es de 2 mil 980 petajoules (PJ), o el 40.64 por ciento de 7 mil 327 PJ, el total de energía producida en el país durante 2020, según datos del IMCO.

Tauro y Equihua coincidieron en que hace falta mucha información y difusión sobre la bioenergía. La voz de María José León, cofundadora de Biodiqro, empresa mexicana que transforma aceite de cocina quemado en biodiésel, encajó con la visión de Rembio.

Según datos de Biodiqro, León sostuvo que el uso de biodiésel en vehículos automotores pesados reduce hasta un 80 por ciento las emisiones de dióxido de carbono. Sin embargo, entre los mexicanos persiste el miedo de que emplear combustible verde afecte el funcionamiento del motor.

Además, existe una batalla por el control del aceite quemado en México. Como es un ingrediente del alimento para ganado, los restauranteros, quienes más generan el recurso, lo ofrecen al mejor postor, y no siempre las iniciativas verdes logran hacerse con él.

Rembio apuntaló que, por sí sola, la bioenergía no resolverá nada; debe combinarse con otras tecnologías. Jazmín Salazar, fundadora de Oxtrom, startup mexicana que ofrece servicios de captura de carbono, estimó que los dispositivos de captura y almacenamiento de carbono pueden ser aliados en esta lucha.

Salazar expuso que el hardware de recolección directa del sitio de emisión del CO2 evita que el 100 por ciento de los contaminantes lleguen a la atmósfera. Aunque los datos son prometedores, reconoció que esta tecnología es de menor escala y se centra en las pymes.

El método de recolección en el aire, utilizado principalmente por grandes industrias, es dicotómico porque necesita una gran cantidad de energía para capturar carbono, por lo que termina produciendo más.

No obstante, Salazar ensalzó el beneficio del reciclaje del CO2 capturado, el cual pasa por un proceso de filtrado y se reintegra en forma de polímero u otras sustancias a las cadenas de producción de industrias como la textil, cosmética o farmacéutica.

Israel Hurtado, presidente de la Asociación Mexicana del Hidrógeno Verde, sumó a la conversación al hidrógeno verde, nombrado así por el proceso de obtención a través de energías renovables como la geotérmica, eólica o solar.

Hurtado abundó que el hidrógeno es el elemento más común en el universo y para usarlo como fuente de energía debe separarse de las moléculas del agua o de los residuos de biomasa mediante electrólisis.

Aunque incipiente, en México existen más de 15 proyectos en diferentes etapas de desarrollo para diversas aplicaciones en Sinaloa, Oaxaca, Baja California y Nuevo León. Hurtado estimó que, en conjunto, estas iniciativas suman una inversión de 20 mil millones de dólares.

Uno de los usos más sólidos es el reemplazo de diesel en transportes marítimos en los puertos de Oaxaca; Hurtado calcula que el crecimiento del hidrógeno verde seguirá en ascenso hasta sumar 60 mil millones de dólares en 2050.

Finalmente, Sergio López, fundador de Rayo Bioenergía, empresa mexicana que proporciona soluciones de energía mediante biomasa, consideró que el siguiente paso en la lucha contra el cambio climático es la suma de todos estos esfuerzos a través de un concepto: la bioeconomía.

López consideró que el pilar de este nuevo modelo económico circular tendrá a la biorrefinería como estrella, fabricando polímeros, químicos, biocombustibles y materiales de construcción, sacando de la jugada al tóxico petróleo y utilizando elementos de biomasa.

Este año, el gobierno de Joe Biden publicó el documento Construir un suministro de biomasa resiliente: un plan para impulsar la bioeconomía en América, el cual presenta un panorama detallado de esta industria en Estados Unidos y su potencial.

Un estudio del comité de Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, de EU, en 2020, calculó que la bioeconomía en ese país representó un valor de 5 por ciento del PIB de EU, unos 950 mil mdd.

 

Texto y foto de archivo: Agencia Reforma