10 julio,2024 8:18 am

Ve Abel Barrera formas de “terror” en la violencia actual de los grupos delictivos

Se está tocando fondo en Acapulco por la crueldad con que actúa el crimen organizado, advierte el director de Tlachinollan. Señala indolencia de las autoridades, falta de coordinación, de trabajo preventivo y de inteligencia para contener y neutralizar a los responsables

Acapulco, Guerrero, 10 de julio de 2024. El antropólogo y director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández, dijo que en Acapulco se vive una crisis humanitaria por el “terror” que siembran los delincuentes con los cuerpos desmembrados de sus víctimas, “estamos tocando fondo en las formas más crueles de la violencia implantada por el crimen organizado”.

Consultado por la fuerte violencia registrada en las últimas semanas en el municipio, sólo el fin de semana pasado se contabilizaron seis cuerpos desmembrados, Abel Barrera dijo por teléfono que “Acapulco viene a sintetizar la tragedia que vivimos en Guerrero en términos del terror que se ha sembrado tanto en las colonias pobres, periféricas, como en las avenidas, los lugares públicos como las plazas, también en los estacionamientos de las tiendas de cadena”.

“Igualmente en las playas y hasta han entrado a las viviendas a ejecutar, o sea, ya de plano rompieron con todos los protocolos de seguridad que pueden tener los ciudadanos en un lugar donde tiene que haber autoridad que ponga orden, que proteja la vida, que ante todo tenga pues esa capacidad de reacción, de indignación, de protección”.

Lamentó que “las autoridades no cambien, no reaccionen en el tamaño de la tragedia que estamos viviendo en Acapulco, es inaudita la lejanía, la ausencia, la ineficacia, la falta de prevención, como si no hubiera un aparato de inteligencia del Estado para identificar los focos rojos, para ubicar a los actores que están delinquiendo, para dar con los lugares donde se esconden, operan”.

Señaló que hay colonias tomadas por el crimen organizado y los delincuentes trabajan todo el día, “entonces es inconcebible que los tres niveles de gobiernos estén impasibles, estén solamente para poner una cinta amarilla donde se cometen los crímenes y para poderse llevar los cuerpos a Semefo”.

“Queremos una autoridad que proteja a los vivos, que esté cercana hombro con hombro, brazo con brazo, con las víctimas, que evite mayor derramamiento de sangre inocente en lugares públicos y también en los mismos domicilios, estamos ante un mar de sangre y ante un mar de impunidad”.

Aseveró que “ahora hay permiso para matar, hay permiso para causar terror, para atentar contra lo más sagrado de nuestra sociedad que es la vida de las personas, entonces sí vemos que hay mucha indolencia de las autoridades, no hay coordinación en las acciones, no hay trabajo preventivo” y tampoco de inteligencia para contener y neutralizar a los responsables.

De los crímenes que se cometen diariamente, criticó, no hay datos de qué grupos son los perpetradores, “es un tortuguismo extremo” porque la autoridad no actúa para prevenir y aplicar la ley.

Abel Barrera recordó que muchas cámaras de seguridad no funcionan, “está sumamente destrozado el sistema de seguridad” que debería de haber más en lugares que son puertos como Acapulco.

El defensor de derechos humanos lamentó que no se toma en cuenta a la sociedad, que podría proveer de información de cómo operan los grupos, “están de espaldas a la población, sin actuar, insensibles, lejanos, viendo al ciudadano como un adversario, como un enemigo, en lugar de verlo al que se debe proteger y brindar todo el apoyo del Estado”.

Respecto a los cuerpos desmembrados que han aparecido últimamente en Acapulco, el antropólogo afirmó que “estamos tocando fondo en las formas más crueles de la violencia implantada por el crimen organizado, es decir, hay más crueldad en razón de que hay mucha impunidad”.

“Ese recrudecimiento de la violencia, ese salvajismo, ya no hay medida, ya no hay control, esto es la expresión del desorden, del caos, de la ausencia de la autoridad porque ves ya a la persona contra la que se atenta por su vida y su seguridad, como un ser desechable, como si se tratara de un objeto, de un animal”.

Ahondó: “ya perdimos el nivel de respeto a la vida humana y si se llegó a esos extremos porque para las autoridades pues se ha perdido también el sentido de indignación, de protección a la persona, para evitar de que sucedan esos crímenes”.

El director de Tlachinollan dijo que “no son casos aislados y esporádicos, son casos recurrentes, permanentes, y cada vez más se están especializando estas personas en cómo hacer más cruel la muerte, el dolor, el sufrimiento, y cómo causar pavor entre la población”.

“Congelar la vida de la gente para que se desmovilice, para que sucumba e igual se vaya al abismo, es estar en el abismo de la vida, es decir, ya todos estamos a la intemperie y, sobre todo, con personajes especialistas en la crueldad; es como sucedía cuando se usaban a los cuerpos de seguridad del Estado para causar el máximo terror, el máximo daño, el máximo sufrimiento a las víctimas”.

Abel Barrera advirtió que “estamos en este momento en una crisis humanitaria y también del respeto a la vida” porque ahora no es solamente quitar la vida, “es querer arrancarle hasta el espíritu, es desfigurarlo, quitarle el rostro, el brazo, el torso, es decir, disminuir a lo mínimo a la persona humana”.

Indicó que la sociedad “ya perdió el sentido de lo que es el respeto a las personas independientemente de nuestras formas de pensar, pero creo que ahora es destruir totalmente al ser humano, esta destrucción total nos va a llevar a la destrucción como sociedad y eso es lo más grave porque permitir eso es permitir también una muerte colectiva”.

Texto: Ramón Gracida Gómez