7 agosto,2024 5:55 am

Las raíces de la crisis venezolana

 

 

 

(Segunda de dos partes)

 

Gaspard Estrada

 

 

La crisis política y social que vive Venezuela continúa creciendo. E infelizmente, como era de esperarse, el proceso electoral de hace poco más de diez días ha contribuido a agravar este proceso, en vez de darle una salida política. Como lo mencionamos en este espacio la semana pasada, la crisis de legitimidad de Nicolás Maduro, así como de las instituciones del Estado Venezolano vienen de lejos. Sin embargo, las señales diversas que nos muestra esta elección es que, tal vez, estemos entrando en un momento crítico para el futuro de este país y de buena parte de América Latina.

La elección en sí fue el escenario de una paradoja muy latinoamericana: la coexistencia de un sistema electoral computarizado altamente confiable, que dio paso, según varios informes periodísticos de la agencia Associated Press y del Washington Post, a uno de los mayores fraudes ya cometidos en América Latina desde el fin de las dictaduras militares en la región. En efecto, el sistema de votación en Venezuela es electrónico, con un respaldo impreso del voto para evitar cualquier manipulación. Al final de la votación, cada una de las urnas electrónicas envía los resultados de la urna a un terminal concentrador de los resultados dentro del Consejo Nacional Electoral (CNE), e imprime un documento con la suma de los votos por candidato para que cualquier ciudadano pueda revisar el resultado electoral en su casilla. Cabe destacar que el envío digital de los resultados de las urnas electrónicas al terminal concentrador del CNE no se lleva a cabo vía internet, sino que se realiza por la vía de una red privada, para evitar cualquier fuga y hackeo de información.

Teniendo en cuenta esta información, la decisión de la oposición de participar en el proceso electoral se acompañó de otra: ¿cómo lograr recabar la información sobre el día de la elección y evitar un fraude desde el poder? Al no disponer de un acceso privilegiado al CNE, los estrategas de la oposición montaron secretamente un equipo de voluntarios en la mayor parte del país, para poder recabar manualmente los registros impresos de las urnas electrónicas. Al hacerlo, no dependían del recuento electrónico, controlado políticamente por las máximas autoridades del CNE y por ende, por Nicolás Maduro, sino de ellos mismos, para construir un recuento de votos alternativo al del gobierno.

Por su lado, el gobierno, y en particular Nicolás Maduro, decidió no divulgar los resultados de las actas contabilizadas por el registro electrónico del CNE, alegando que un hacker proveniente de Macedonia de Norte habría intervenido en el sistema electoral, a pesar de que este sistema, como lo dijimos anteriormente, no pasa por internet, lo cual invalida la tesis de un hackeo electrónico.

De hecho, los documentos impresos por el presidente del CNE, que fueron presentados a los medios de comunicación el día de la elección, y que daban a Nicolas Maduro como vencedor de la elección presidencial, no fueron impresos desde la sala donde se encuentra el terminal concentrador de los resultados electorales, sino desde la oficina del presidente del CNE.

Muy casualmente, la página del sistema electoral venezolano continúa fuera del aire, a pesar de que han pasado más de diez días desde la elección y que el propio CNE ha actualizado el propio resultado de la elección presidencial.

Frente a esta situación, los principales actores regionales y extrarregionales han tomado cartas en el asunto para definir su posición. Como era de esperarse, los aliados del gobierno venezolano, como Rusia, China o Cuba, reconocieron rápidamente a Nicolás Maduro como presidente electo de Venezuela.

No fue el caso de la gran mayoría de los países latinoamericanos. Algunos de ellos, como Guatemala o Ecuador, denunciaron la manipulación electoral, al tiempo que reconocieron la victoria del diplomático Edmundo González.

Otros, como México, Colombia o Brasil, evitaron pronunciarse sobre el resultado electoral, y pidieron que las autoridades electorales venezolanas presenten las actas de manera separada, para darle certidumbre, legitimidad y transparencia al proceso. Mientras esto ocurría, las calles de Caracas se llenaron de manifestantes. Al día de hoy, más de veinte personas perdieron la vida, y más de mil 100 personas han sido arrestadas, entre civiles y militares. Hoy, es muy difícil saber hacia dónde va este proceso político. Lo que sí está claro, es que buena parte del futuro de América Latina se está jugando ahora.

 

 

*Miembro del comité asesor de la Unidad del Sur Global de la London School of Economics (LSE).

 

X: @Gaspard_Estrada