2 octubre,2024 8:56 am

Plantean especialistas que obras de arte en oficinas del gobierno regresen a los museos

En la administración que recién concluyó fueron llevadas a Palacio Nacional y a secretarías de Estado más de 80 pinturas de los acervos del Museo Nacional de Arte y de Arte Moderno, así como del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble, señalan

Ciudad de México, 2 de octubre de 2024. La práctica de exhibir en oficinas de gobierno obras de arte provenientes de museos públicos debería finalizar en el sexenio que comienza, consideran las especialistas Graciela de la Torre y Ana Garduño. Las instituciones tendrían, en cambio, que fortalecer sus colecciones.

La administración que recién ha concluido llevó a Palacio Nacional y a secretarías de Estado más de 80 pinturas pertenecientes a los acervos de museos Nacional de Arte (Munal) y de Arte Moderno (MAM), así como del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam).

Figuran, entre ellas, lienzos de autores como Joaquín Clausell (1866-1935), artista admirado por el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, y José María Velasco (1840-1912), patrimonio artístico de México, de acuerdo con información obtenida por Reforma a través de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT).

“Es una práctica perversa, porque los acervos de los museos están asociados a la noción del bien colectivo y de acceso público, lo que no sucede en las oficinas gubernamentales”, reprocha en entrevista De la Torre, fundadora del Museo Universitario Arte Contemporáneo y titular de la Cátedra Internacional Inés Amor en Gestión Cultural de la UNAM.

“Una cosa es que se haya hecho en el pasado y otra es que (esta práctica) sea pertinente en el presente”, opina, por su parte, Garduño, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas del INBAL.

El gusto presidencial

La costumbre de solicitar piezas artísticas para decorar oficinas se remonta a los regímenes priistas y la continuaron las administraciones del PAN y de Morena.

En el último tramo de sexenio que finaliza, la afición de López Obrador por Clausell se reflejó en una decena piezas de este pintor que decoraron Palacio Nacional.

Paisajes y óleos del artista campechano, como Fuentes brotantes, Camino al bosque y Marina se entregaron, mediante comodato, al recinto sede del gobierno para exhibirse en oficinas desde el 23 de septiembre de 2023, indica la PNT.

Los comodatos de los cuadros de Clausell, así como los relativos a obras de Velasco y Felipe Santiago Gutiérrez (1824-1904) en la residencia oficial del ex mandatario permanecerán vigentes hasta el próximo 15 de diciembre, aunque pueden devolverse al Munal antes del plazo.

“Cuando el presidente tiene un gusto definido por ciertos artistas, es que la selección privilegia rodearlo de aquello que admira. Bien puede ser una orden puntual suya o una adulatoria decisión de su equipo cercano. Por ejemplo, los políticos provenientes del grupo Atlacomulco, por razones de geopolítica local, preferían cuadros del pintor temascalcinguense José María Velasco”, comparte Garduño.

En cuanto al sexenio que termina, añade, “es bien sabida la devoción personal de López Obrador por la obra de Clausell, y no sólo por la calidad de su producción plástica sino también por su activo papel de opositor a la dictadura de Porfirio Díaz. Es por ello que no sorprende que muchas piezas de su autoría se hayan prestado para colocar en los muros de Palacio Nacional”.

Desde el inicio de su administración, el ex mandatario manifestó su admiración por este artista, incluso dio el nombre del pintor a una sala del recinto.

Práctica “perversa”

De la Torre califica como “perversa” esta práctica no sólo porque se restrinja el acceso a obras de acervos públicos, sino también porque las oficinas de gobierno no disponen de las condiciones de temperatura, humedad, iluminación y seguridad, entre otras requeridas para la adecuada preservación de estas piezas.

También lo es, añade, porque la administración saliente desdeñó la adquisición de obras de arte, a diferencia de periodos anteriores, por ejemplo de 1991 a 1994, cuando se adquirieron para el Munal 40 obras, por ejemplo.

“Hay una incapacidad de gobierno para invertir en colecciones que acreciente nuestra historia visual”, asevera.

Otro mecanismo para enriquecer acervos podrían ser las donaciones de patronatos a las instituciones, como sucedió el pasado con el Museo Nacional de San Carlos y el propio Munal, pondera.

Actualmente, contrasta De la Torre, “no hay estímulo al mecenazgo y no hay confianza por parte de los donadores para donar obras a las instituciones públicas”.

Si las oficinas de gobierno compran y arman sus propias colecciones, el gremio artístico se beneficiará, destaca.

“Y se beneficiarían también las colecciones públicas de este país, en lugar de reciclar las colecciones de los museos para adornar las oficinas, lo cual me parece un acto de gran perversidad”, añade quien ha dirigido el Munal y el Museo de San Carlos, además de encargarse de la Dirección de Artes Visuales de la UNAM.

Ante el déficit crónico del Estado mexicano en la adquisición de acervos, convendría no sólo que las Secretarías de Estado comparan sus propias obras, sino que además apostaran por el arte contemporáneo, con asesoría de un comité de expertos, sugiere Garduño, especialista en coleccionismo de arte y políticas culturales.

“Sería genial que compraran obra de artistas jóvenes, les podrían ayudar a posicionarse al apostar por el arte de vanguardia. Eso sería muy interesante”.

Si bien los procesos de democratización al interior de las instituciones, sobre todo del INBAL, han permitido que directivos y autoridades en general tengan más margen de acción para opinar si una pieza o un conjunto artístico se presta o no a las oficinas de gobierno, es una solicitud que debe atenderse, reflexiona Garduño.

Pero “ante los abusos de muchos (gobernantes del régimen priista) que, al término de su gestión ‘olvidaban’ regresar los objetos artísticos, es que se emitieron leyes que protegen las colecciones y generan documentación legal que obliga a su devolución”.

Por eso la reglamentación actual no permite el préstamo sin contrato de comodato y exige que retornen a sus instituciones de origen, explica Garduño.

Texto: Yanireth Israde / Agencia Reforma