9 octubre,2024 6:05 am

Luchas fratricidas en Bolivia

 

 

Gaspard Estrada

 

Bolivia continúa su camino hacia una crisis política y económica de grandes proporciones. El episodio más reciente de este proceso ha sido el de las manifestaciones convocadas por el expresidente Evo Morales contra su antiguo pupilo y ahora principal rival, el Presidente Luis Arce. Varias personas fueron heridas durante estos actos políticos, que tienen repercusiones económicas considerables, de cara a las elecciones presidenciales de 2025.

Según la agencia calificadora Standard & Poor’s (S&P), la economía boliviana tiene los siguientes desafíos: su cuenta corriente ha vuelto a tener déficits, y se proyecta que será de 2.2 por ciento del PIB en promedio de 2024 a 2027, debido principalmente a una reducción en los ingresos por exportaciones (en particular de gas). Esto tiene como consecuencia un aumento de la deuda. Los déficits fiscales superarán muy probablemente el 6 por ciento del PIB debido a la disminución de los ingresos provenientes de los hidrocarburos, a pesar de los esfuerzos de consolidación. Por ende, se espera un déficit en la cuenta corriente del 3 por ciento del PIB en 2024, en comparación con un superávit de la misma del 2.1 por ciento en 2022.

Por otro lado, según la misma agencia, el Banco Central de Bolivia tiene una limitada capacidad para defender el tipo de cambio oficial, lo que ha generado una brecha creciente con los tipos de cambio paralelos, lo que conduce a una mayor inflación. El acceso restringido al financiamiento externo y las limitaciones que enfrenta el sector privado para acceder a moneda extranjera al tipo de cambio oficial han llevado a una depreciación de facto en los mercados cambiarios (en agosto de 2024, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo aumentó al 70 por ciento). A estos indicadores negativos, hay que sumar que Bolivia tiene que importar combustibles por alrededor de 3 mil millones de dólares cada año para poder funcionar. Esto agrava la necesidad de obtención de dólares en el mercado. Hasta ahora el país se ha salvado de entrar en default de su deuda externa, pero el riesgo-país es muy elevado y eso le impide colocar bonos en el mercado internacional. El Presidente Arce ha asegurado que no recurrirá al Fondo Monetario Internacional (FMI) porque esté condicionaría su ayuda a la adopción de medidas como la suspensión del subsidio a los combustibles, que el presidente ha descartado por el momento.

A luz de estos datos, las posibilidades de obtener buenos resultados económicos de cara a la próxima elección presidencial lucen cada vez más menguantes. Si bien el capital de Arce descansaba en su condición de economista y principal operador del modelo nacionalista al que los bolivianos atribuían la bonanza durante los gobiernos de Evo Morales de 2006 a 2019, la crisis económica que estalló a principios de 2023 ha dificultado mantener esta narrativa. A partir de ese momento, la aprobación del presidente comenzó a hundirse, mientras que la intención de voto de Morales se potenciaba hasta alcanzar el 70 por ciento del voto “duro” del MAS, que suma el apoyo del campo y el de los estratos pobres y ascendentes de las ciudades.

El expresidente Morales intenta capitalizar esta situación, para apuntalar su aspiración reeleccionista. Sin embargo, el problema para Morales es que legalmente está impedido de participar en la próxima elección presidencial, al haber gobernado Bolivia en diversas ocasiones y porque la reelección múltiple está prohibida en ese país, según una sentencia de 2023 del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP). Morales considera la sentencia del TCP inconcluyente y recuerda que en Bolivia siempre estuvo permitida la reelección discontinua antes de la aprobación de la Constitución de 2009. Al mismo tiempo, ha señalado que los “arcistas” quieren “matar al MAS” en el que militan el presidente Arce y él.

Tanto Morales como Arce buscan que las instituciones electorales y judiciales los reconozcan como los únicos con derecho a usar el acrónimo, que sigue siendo muy importante en una elección. Como Morales cuenta con la directiva del partido, sus rivales no han logrado su propósito hasta ahora. Pero el ex-presidente no puede convocar a congresos porque necesita el acuerdo de organizaciones sociales que están en manos del “arcismo”. El resultado es que podría llegarse al extremo de que el MAS sea excluido de la competencia electoral del próximo año. Lo cual sería una tremenda paradoja.

 

* Miembro del comité asesor de la unidad del sur global de la London School of Economics.

 

X: @Gaspard_Estrada