16 octubre,2024 4:22 am

Hermetismo de las autoridades en torno a la investigación del asesinato de Arcos

 

Chilpancingo, Guerrero, a 16 de octubre de 2024.-  A diez días del asesinato del presidente municipal de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, hecho que consternó a los chilpancingueños, la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha dado a conocer avances o resultados de las investigaciones del caso.

Una fuente de la FGE informó que tampoco la Fiscalía General de la República (FGR) ha atraído la investigación, pese a que fue solicitada desde el mismo día de los hechos por el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas.

La indagatoria sigue a cargo de la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos Graves de la FGE, en tanto que autoridades de los gobiernos estatal y municipal se han negado a hablar del asunto.

El 9 de octubre, el subsecretario de Desarrollo Político del gobierno del estado, Francisco Rodríguez Cisneros, se negó a hablar del tema. “Eso (la investigación) lo tiene que dar a conocer la Fiscalía. La FGE es la que lleva los actos de investigación, el Ejecutivo no tiene facultad ni atribuciones en materia de investigación”, atajó, entrevistado antes de un recorrido por las calles del centro de Chilpancingo con el secretario estatal de Seguridad, Josué Barrón Sevilla.

A éste también se le preguntó sobre las circunstancias en que desapareció el alcalde el domingo 6 de octubre, que después fue encontrado asesinado y decapitado en la calle Moctezuma de la colonia Villa del Roble, en un callejón a un costado del hotel Real Moreli, al oriente de la capital.

“Está fuera de nuestro alcance poder determinar eso, es un asunto que está investigando la FGE”, respondió Barrón cuantas veces se le insistió.

El 10 de octubre también se le preguntó al ahora alcalde, Gustavo Alarcón Herrera, después de que rindió protesta al cargo en el Congreso local.

“No tengo nada de información de eso, no me consta, todo eso es parte de lo que se dijo, pero no, no sé nada de eso”, dijo cuándo se le preguntó si sabía lo que declaró el 8 de octubre el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal, Omar García Harfuch, respecto a que Arcos Catalán iba “solo” a “una reunión específica” a Petaquillas, población vecina ubicada al sur de Chilpancingo, que se sabe es zona de influencia del grupo delictivo Los Ardillos.

Por lo pronto, es la única versión que ha salido de una autoridad, pero ya no se ha abundado al respecto, y ha sido rechazada por familiares y simpatizantes del presidente municipal inmolado.

Incluso la consigna central de la marcha de unos 3 mil chilpancingueños el jueves pasado, fue contra lo que llamaron “campaña de desprestigio” de Arcos. Y en la manifestación gritaron: “El gobierno miente, honremos la memoria de nuestro presidente”.

Otras tres versiones sólo se dieron a conocer mediante los medios de comunicación, y no han sido confirmadas ni desmentidas por ninguna autoridad.

Una de ellas es la que señala que el presidente municipal, Arcos Catalán, intentaba que se mantuviera la tregua entre los grupos delictivos que se disputan Chilpancingo, es decir, Los Ardillos y Los Tlacos.

“Se reunió con ambos grupos y fue asesinado tras su encuentro con líderes de Los Ardillos”, se informó en el principal noticiero nocturno de Milenio Televisión.

La segunda hipótesis que circuló en las redes sociales para rechazar la que dio a conocer el secretario federal García Harfuch, es que Arcos Catalán se dirigía a Tepechicotlán en una camioneta blanca cargada de víveres para damnificados por el huracán John.

Se dijo que él manejaba y que iba de copiloto su esposa y “compañera de mil batallas”, Sandy, en tanto que atrás iban los dos escoltas que tenían asignados y que su equipo de trabajo se había adelantado a la comunidad a la que Arcos ya no llegó.

Según esta versión anónima, Arcos Catalán “fue interceptado por personas fuertemente armadas y por instinto de sobrevivencia, su esposa saltó del asiento para huir mientras los escoltas al verse superados no supieron qué hacer.

Esta narrativa indica que el alcalde “entendió la situación y en un acto valiente y de hombre bien nacido, dijo: ‘No hay necesidad. Déjenlos ir, iré voluntariamente’”.

La tercera versión, también conocida mediante los medios de comunicación, señala que el crimen organizado le había exigido al alcalde varias secretarías –entre tres y cinco, según una de las fuentes– y el 30 por ciento del presupuesto, y al negarse fue asesinado y decapitado.

En tanto que la FGE, hasta ayer no había emitido ninguna información sobre los avances o resultados de la investigación a 10 días de los hechos que cimbraron a la capital y al país, y que fue noticia mundial.

El día del hallazgo de los restos del alcalde sólo emitió un breve comunicado diciendo que se abrió una carpeta de investigación por el delito de homicidio calificado, y que circuló después de que informó del hecho el presidente nacional del PRI.

La FGE tampoco ha dado a conocer resultados de las investigaciones relacionadas con otros dos asesinatos de funcionarios de primer nivel que antecedieron al del alcalde Arcos Catalán.

Estos son los del capitán del Ejército y ex mando de la Policía Estatal, Ulises Hernández Martínez, ejecutado, junto con una acompañante la tarde del 27 de septiembre, cuando circulaban en un automóvil en el viejo libramiento a Tixtla.

Hernández Martínez sería el titular de la Secretaría de Seguridad Pública municipal.

El otro asesinato es el del secretario general del Ayuntamiento, Francisco Tapia Gutiérrez, ocurrido el 3 de octubre, tres días después de que había asumido el cargo, cuando caminaba pasadas las 5 de la tarde por la calle Juan Ruiz de Alarcón a una cuadra del Palacio Municipal, en el centro de la ciudad.

Texto: Zacarías Cervantes/ Foto: Jesús Eduardo Guerrero