22 octubre,2024 11:39 am

Siguen inundadas casas del barrio del Santuario en Tixtla a 28 días del paso de John

Otros vecinos aún limpian sus viviendas y mientras se salieron a rentar o se refugian con familiares. Ya fueron los servidores de la nación a censar los daños, pero las familias afectadas aún no saben cuál será el resultado final porque sus cosas todavía se están echando a perder

Alina Navarrete Fernández

Tixtla

A 28 días del impacto del huracán John, casas del Barrio del Santuario permanecen inundadas y los vecinos se vieron obligados a rentar cuartos o buscar acomodo con familiares, mientras continúan con la limpieza de sus hogares.

En un recorrido por las calles inundadas se observaron zancudos, renacuajos, plantas de lirio, animales como sapos y pájaros muertos, en medio de las aguas de la laguna que se extendieron hasta las casas; algunos vecinos sacaron a la banqueta los muebles que perdieron durante los días de lluvias.

Heriberto Sánchez Ramos, un artesano que también trabaja en construcción, y su esposa Dalia Xóchitl Reynoso Eduviges, quien es maestra en Chilpancingo, tienen su casa en la calle Margarito Damián Vargas. La noche del 26 de septiembre, a pesar de que las lluvias eran fuertes, confiaron en que el agua no entraría a su vivienda, pero la madrugada del día siguiente comenzó la inundación.

En entrevista con El Sur, Heriberto Sánchez recordó que alcanzaron a mover muebles con ayuda de sus vecinos; el 28 de septiembre, al ver que no paraba de llover, el matrimonio decidió volver a la casa para revisar sus pertenencias, pero el nivel del agua ya había subido más de un metro.

“La verdad, yo nunca había vivido algo así, te sales de tu hogar, te vas a otro y estás pensando en tus cosas, ni duermes pensando en lo que se te puede echar a perder, ahorita venimos a ver y ya nos resignamos a perder algunas cosas”.

Heriberto Sánchez lleva apenas dos años viviendo en Tixtla; no vivió la inundación del 2013 cuando impactaron el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel, sólo Dalia Reynoso tiene recuerdos de aquellos daños.

De acuerdo con los vecinos, los servidores de la nación ya acudieron a la cabecera municipal para levantar un censo; sin embargo, la familia Sánchez Reynoso, al igual que las otras que no han podido limpiar sus casas porque siguen inundadas, no han revisado la totalidad de los daños.

“No tenemos cabeza porque apenas nos metimos a lavar, vamos a hacer limpieza en esa semana, tenemos cosas que llevamos allá arriba (el segundo piso), pero no sabemos si funcionen o ya no funcionen porque por la humedad se echan a perder”.

Informó que los servidores de la nación volverán a la cabecera, aunque los vecinos desconocen si les darán ayuda.

Mientras su casa sigue inundada, Heriberto y Dalia se mudaron a la colonia Eucalipto, que está ubicada en una zona retirada del Centro, “se nos hace difícil venir de allá hasta acá, los vecinos y la gente que tuvo daños buscaron casas para rentar, está todo ocupado y nos tocó irnos allá”.

El joven matrimonio paga mil pesos de renta, sólo porque el lugar pertenece a familiares, los menos afortunados están pagando hasta 2 mil pesos, “se están elevando los precios” a partir de la contingencia.

Heriberto es un conocido artesano que teje botellas de palma, estilo Chilapa, y también decora botellas con diseños de las danzas tradicionales como Los Tlacololeros, pero las últimas tres semanas no ha podido trabajar, se perdió la fiesta de San Lucas que se celebró el pasado 19 de octubre.

“Mi artesanía, una parte se está dañando porque es muy delicada y a la obra donde estaba trabajando también nos llegó el agua, ahí quedó mi herramienta, ya no pude ir a trabajar, ahorita se nos hace más difícil el poder trabajar”.

Durante la inundación de su casa, Heriberto logró salvar algunas piezas, el resto se mojó, todavía está en el patio inundado; “ahorita se me va a hacer difícil porque está muy escasa la botella”.

Por esta situación, se vio obligado a cancelar pedidos e incluso regresó el pago anticipado que recibió, “también porque no se me hace justo” cobrar por un trabajo que no terminó. Al no contar con fuentes de ingresos, Heriberto está concentrado en la limpieza de su casa y la guardia que le toca de manera rotativa en el Campamento del Barrio del Santuario, para apoyar a sus vecinos.

Sólo Dalia Reynoso pudo reincorporarse a su vida laboral, pero tiene que viajar todos los días desde Tixtla hasta Chilpancingo, pagando transporte local en ambas ciudades, en condiciones austeras.

Ante este panorama, Heriberto Sánchez dijo que espera que las autoridades les envíen apoyos, principalmente para poder limpiar las casas, “necesitamos desinfectar todo, a veces tardan para llegar a fumigar, hay muchos zancudos… Tixtla está olvidado”.