23 octubre,2024 5:58 am

Las paradojas de América Latina

 

 

Gaspard Estrada

 

 

América Latina vive una situación paradójica. Por un lado, las evoluciones de la geopolítica internacional la transforman en una de las principales regiones capaces de proveer soluciones en materia alimentaria, energética y medioambiental, y al mismo tiempo, continúa siendo un espacio que acumula las desigualdades sociales, económicas y territoriales. Tras la pandemia, estas contradicciones y paradojas han aumentado. Un buen ejemplo de ello es la agricultura y la alimentación: aunque la región produce y exporta más alimentos que nunca, se enfrenta a enormes dificultades para alimentar a su propia población. América Latina se ha convertido en muchos sentidos en el granero del mundo. En las dos últimas décadas, el valor de sus exportaciones agrícolas aumentó 500 por ciento, alcanzando los 316 mil millones de dólares en 2022. Ninguna otra región tiene un excedente agrícola más grande. De ella procede más del 60 por ciento del comercio mundial de soja, casi la mitad del maíz y más de una cuarta parte de la carne vacuna. Tres de cada cuatro aguacates proceden de América Latina, al igual que gran parte del café que se consume en el mundo.

Al mismo tiempo, alrededor de 28 por ciento de las personas en América Latina y el Caribe sufren hoy de inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que significa que carecen de acceso regular a suficientes alimentos saludables y nutritivos para una salud y un desarrollo normales. Esta cifra es inferior a la máxima registrada durante la pandemia de Covid-19, pero sigue siendo seis puntos porcentuales superior a la de 2014, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). Esto significa que 48 millones de personas más sufren inseguridad alimentaria en comparación con una década atrás. Si bien América Latina avanzó considerablemente en la reducción de la pobreza y el hambre durante la próspera década de 2000, varias de las mayores economías, como Argentina y Brasil, sufrieron graves recesiones a partir de mediados de 2010, mientras que Venezuela está al borde del colapso. La pandemia agravó este proceso.

Infelizmente, si las cosas se mantienen como están al día de hoy, es probable que América Latina no alcance los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU de acabar con el hambre y lograr la seguridad alimentaria para 2030. Uno de los problemas es el precio. Según la FAO, el costo de una dieta sana en América Latina y el Caribe es hoy, en promedio, más alto que en cualquier otra región del mundo. (Esto se debe en parte al costo excepcionalmente elevado de las importaciones de alimentos en las naciones caribeñas). Otro factor de inseguridad es el número sin precedentes de personas de toda la región que hacen sus maletas y se marchan. El caso más dramático es el de Venezuela, donde casi una cuarta parte de la población ha huido al extranjero en medio de la debacle económica del país. Finalmente, la corrupción también contribuye a agravar esta situación. En México, la fiscalía ha imputado a unos 90 empleados de Segalmex, la agencia gubernamental de seguridad alimentaria, en una investigación sobre la presunta malversación de más de 500 millones. En Colombia, el Presidente Gustavo Petro anunció en su discurso de investidura pronunciado en 2022 que la lucha contra el hambre sería su principal prioridad. Pero su gobierno se ha visto debilitado por un creciente escándalo de malversación de fondos en torno a la compra de camiones cisterna con precios excesivos para suministrar agua potable a las aldeas indígenas pobres, al tiempo que sus políticas públicas en materia de alimentación no han terminado de despegar.

La buena noticia es que gran parte de América Latina está retomando poco a poco el camino correcto, debido principalmente a las ultimas alternancias políticas. De México a Colombia, pasando por Brasil, los presidentes han declarado que la lucha contra el hambre es una prioridad absoluta. Agencias gubernamentales, organizaciones sin ánimo de lucro y fundaciones privadas están ideando formas, a menudo novedosas, de hacer llegar una mayor variedad de alimentos nutritivos a un mayor número de personas. El objetivo es crear un mejor granero, una América Latina capaz de alimentar al mundo y, al mismo tiempo, proporcionar seguridad alimentaria a su propia población. Esperemos que ese propósito pueda materializarse pronto.

 

* Miembro del comité asesor de la unidad del sur global de la London School of Economics (LSE).

 

X: @Gaspard_Estrada