30 enero,2018 2:40 pm

Una historia que no debe repetirse: matrimonio, violencia y embarazo adolescente

Campeche, 30 de enero de 2018. En estos días en los que está de moda leer, compartir y discutir acerca de las demandas por acoso sexual y abuso de poder en Hollywood, en que las posturas feministas se radicalizan o, por el contrario, parecieran inexistentes, vale la pena reflexionar, de forma más concreta, sobre lo que ocurre en ámbitos y medios de nula exposición. Éste es el caso de Isabel Rodríguez Casanova.

Isabel nació en la ciudad de Campeche, tiene 23 años y es egresada de la Escuela de Ciencias de la Comunicación del Instituto Campechano. Cuando tenía 14 años, luego de una situación de riesgo personal, quedó embarazada y, posteriormente, se convirtió en madre adolescente. Aunque estos eventos sucedieron hace menos de una década (es decir, son relativamente recientes), en ese momento no hubo quien le ofreciera ayuda para enfrentarlos de la mejor manera posible.

El drástico cambio en la vida de Isabel (de ser casi una niña a convertirse en madre), la empujó a buscar un lugar en el que pudiera resignificar sus experiencias y, además, ayudar a otras mujeres.

“Una y otra vez pensaba: no quiero que lo que me pasó a mí se repita, quiero ayudar a otras mujeres, que las jóvenes de Campeche no sufran violencia, quiero que lleven una vida plena, libre, que tengan la información y las herramientas necesarias para lograrlo”.

“Hablemos de decidir”

Así fue cómo conoció la Red de Mujeres y Hombres por una Opinión Pública con Perspectiva de Género en Campeche, A. C., la cual recibe apoyo de Fondo Semillas y el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir mediante el programa “Construcción de capacidades para la incidencia a favor de los derechos de las mujeres en México”, financiado por la Comisión Europea.

El primer proyecto en el que Isabel participó se llamaba “Hablemos de decidir en Campeche”; éste consistía en una serie de talleres sobre prevención del embarazo. Que Isabel pudiera compartir sus propias experiencias con jóvenes de su edad fue diferente y profundamente significativo para todos: los asistentes alcanzaban una identificación y una empatía muy reales; en cuanto a ella, tomó la decisión de dedicarse a defender los derechos sexuales (por eso estudió Comunicación, para poder dar a conocer lo que estaba aprendiendo de forma correcta y efectiva).

En la actualidad, Isabel trabaja en la Red de Mujeres y Hombres por una Opinión Pública con Perspectiva de Género en Campeche, A. C., donde es coordinadora de proyectos del área de salud sexual y reproductiva.

La labor que ahí lleva a cabo es una ayuda generosa que transforma la vida de las niñas y jóvenes de Campeche: por un lado, ofrece información en materia de derechos sexuales y reproductivos a cualquier persona que busque asesoría, entrega insumos (condones, anticonceptivos, pruebas de embarazo y de VIH, píldoras de emergencia, etc.) y realiza acompañamientos en casos de interrupción del embarazo.

Por el otro, enseña a niñas y adolescentes de comunidades indígenas de Campeche (cabecera del estado), Calakmul (municipio con la mayor población indígena de Campeche y migración) y Hopelchén (en donde hay una gran cantidad de personas que hablan maya) en una Escuelita Popular Feminista.

Dicha escuelita funciona bajo un modelo ambulatorio, que ocurre cada quince días. Allí capacitan a jóvenes de entre 14 y 20 años en temas relacionados al feminismo para que ellas, en sus comunidades, sean promotoras de estos temas y ayuden a otras mujeres que se encuentren en situación de violencia.

Primero se les pregunta qué creen que es el feminismo, los derechos humanos, la apropiación del cuerpo, por ejemplo, y luego, entre todas, analizan cómo pueden expresar estos conceptos en su comunidad y desde su experiencia (algunas de las asistentes ya están casadas o son madres).

De esta manera, las estudiantes obtienen las herramientas para defender sus derechos y conocen las instancias u organizaciones a las que se puede acudir para solicitar apoyo.

“A pesar de que estas niñas viven en situaciones realmente difíciles, ha sido muy bonito realizar esta actividad llena de energía. Las niñas de Calakmul viven muchas carencias, sin estudios sólo porque son niñas. Una incluso está en situación de matrimonio infantil y esta escuela es el único espacio en el que puede ser una niña otra vez. Algunas llegaron con la idea de que ya eran mujeres, con un montón de prejuicios vividos en carne propia sobre el papel de la mujer, pero, después de conocer a otras jovencitas y compartir ideas y vivencias, cambiaron de opinión. Todas hemos llorado”.

En estos momentos, la Escuelita Popular Feminista se encuentra en su segunda fase: los conversatorios. En ellos, son las niñas quienes exponen temas de interés para sus comunidades.

Cuando Isabel tenía 14 años se le negaron derechos fundamentales (“ni siquiera me dijeron que tenía opciones”), hoy en día comparte su experiencia y alza la voz para que otras niñas no tengan que enfrentarse a su misma situación. Isabel está convencida de que las mujeres, cuando estamos unidas, somos más fuertes, que siempre se puede salir adelante, que nadie nos debe quitar la posibilidad de ser más y que se debe voltear a ver aquellos lugares donde el acoso y el abuso son más drásticos y quedan ocultos.

Texto y fotos: Staff Fondo Semillas (https://semillas.org.mx/2018/01/26/una-historia-no-volver-ocurrir-matrimonio-la-violencia-embarazo-adolescentes/). Reproducido con autorización de Argentina Casanova.