23 octubre,2024 5:55 am

A un año de Otis persisten las afectaciones a escuelas en Acapulco y Coyuca de Benítez

Los estudiantes tienen un rezago educativo que se arrastra desde la pandemia y los edificios que se estaban rehabilitando sufrieron nuevos daños con el paso de John

Acapulco, Guerrero, 23 de octubre de 2024. A casi un año del impacto del huracán Otis hay planteles educativos de Acapulco que continúan con daños que ponen en riesgo a los alumnos y docentes; en otras escuelas, como la Universidad Americana cerraron, los estudiantes tienen un rezago educativo que se arrastra desde la pandemia y los edificios que se estaban rehabilitando sufrieron nuevos daños con el paso de John.

De acuerdo con un boletín de la Secretaría de Educación Pública (SEP), fechado el 16 de noviembre del año pasado, durante la comparecencia de la entonces titular, Leticia Ramírez Amaya, ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, con motivo de la Glosa del Quinto Informe de Gobierno, mil 224 planteles de los tres niveles educativos resultaron afectados en los municipios Acapulco y Coyuca de Benítez. Entre ellos, 445 tienen daños mayores.

El 27 de agosto, El Sur informó que la secundaria Bicentenario de la Independencia de México y la primaria Mariana Rodríguez del Toro, del fraccionamiento Costa Dorada, no iniciaron clases en este ciclo escolar debido a que no contaban con las condiciones para atender a sus alumnos. En la secundaria al menos 12 aulas debían ser demolidas y en la primaria hacían falta al menos nueve.

En la colonia Alborada Cardenista, la primaria Alfonso García Robles quedó inhabilitada desde el huracán, porque con los fuertes vientos se volaron los techos de todos los salones que tienen paredes de multipanel. El 25 de agosto se informó que los 400 niños iniciarían el ciclo escolar, pero sin asistir todos los días, y tomarían sus clases bajo carpas de lona y mosquiteros, a la intemperie, con sillas y mesas a las que les dieron mantenimiento maestros y padres.

A consecuencia de la suspensión de clases después del desastre, en enero la Unicef urgió restablecer los servicios educativos, para que la convivencia escolar ayudara a los niños a su recuperación emocional, fomentar su resiliencia y recobrar la normalidad, porque la exposición al fenómeno meteorológico podía afectar significativamente su salud mental.

De acuerdo con un informe de la asociación México ¿Cómo vamos?, publicado el 30 de septiembre, Guerrero se sitúa en el cuarto lugar nacional de porcentaje de personas en rezago educativo, con 28.8 por ciento, debajo de Chiapas, Oaxaca y Michoacán, con datos del Coneval de 2022.

El regreso a clases oficial se dio 76 días después del huracán, el 8 de enero, pero de forma desigual por las diversas afectaciones y carencias que presentaban los planteles. En la conferencia de prensa del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, el 10 de enero en Acapulco, Ramírez Amaya reportó que regresaron a clases 827 planteles de Acapulco y Coyuca de Benítez, mismos que representaban 51.5 por ciento del total en la zona afectada.

Luego del huracán John, el 4 de octubre el titular de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG), Marcial Rodríguez Saldaña, declaró que 198 escuelas en todo el estado fueron afectadas, pero la cifra continuaba en aumento.

Hay 70 por ciento de avance en la reparación de planteles de la UAG: Saldaña

En el caso de la máxima casa de estudios, el rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), Javier Saldaña Almazán, informó que la reparación y reconstrucción de los 30 planteles dañados por Otis, en este municipio y Coyuca de Benítez, llevaba un avance “muy, muy importante” del 70 por ciento.

Sobre las clases, aseguró que estaban retomadas prácticamente al 100 por ciento de manera presencial, pero el huracán John volvió a causar daños y una disminución en el avance, porque en el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados (IIEPA), el auditorio fue prácticamente destruido, también hubo daños en la Escuela Superior de Psicología, así como en el Campus de Llano Largo, donde hasta este lunes aún no había labores en todas las licenciaturas por los trabajos de limpieza.

En general, las clases presenciales estaban al 95 por ciento.

Reconoció que no se puede negar que hay un rezago escolar, porque después de Otis, durante el primer mes no hubo clases porque no había luz, servicios, ni internet, que los jóvenes tuvieron clases tres meses de forma virtual, hasta enero que volvieron a clases para terminar el semestre.

Dijo que muchos jóvenes han estado valorando si siguen estudiando y que se les están dando todas las facilidades, entre ellas, su petición a los maestros de que ningún joven sea reprobado y pueda ser evaluado con algún trabajo si no puede acudir a clases, para evitar la deserción, porque “en el mejor de los casos” los jóvenes se van a trabajar o si no, pueden caer en la delincuencia.

Contó que, para recuperar las ausencias por ambos huracanes, en la UAG se está haciendo una planeación, que en diciembre habrá una semana de vacaciones, en enero se empezará inmediatamente y no se tendrá el lapso de 15 días para exámenes semestrales. En agosto serán 15 días en lugar de un mes de vacaciones.

Detalló que Otis dañó la red de fibra óptica y las torres que se habían construido en 10 años, aires acondicionados, cristalerías de los laboratorios, ventanales, la biblioteca y tinacos, mientras que John afectó “muchísimo” 13 planteles del estado, “ni modo, vamos a empezar de nuevo”.

Dijo que “hay mucho por hacer” en Ajuchitlán, Coyuca de Catalán, en Ciencias Naturales de Chilpancingo, una escuela que sigue inundada y en clases virtuales; en Costa Grande, en la preparatoria 23 de San Jerónimo, la preparatoria 16, el campus y la preparatoria 6 de Tecpan, en la preparatoria 21 de San Marcos, la 43 Las Vigas y la 40 de Cruz Grande, sobre la que dijo que es a la que le fue peor, porque se encuentra en una zona alta y todo el equipamiento se dañó, al romperse los vidrios.

Añadió que esta semana una brigada de la UAG, junto con la administración de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, acudirá a los Bienes Comunales de Cacahuatepec, porque hay comunidades que siguen inundadas, para llevar víveres, plantas de luz, antenas para internet, servicios médicos, limpieza y que a petición de Ramírez Amaya, ahora coordinadora general de Asuntos Intergubernamentales y Participación Social del gobierno federal, los jóvenes del servicio social irán a la comunidad Aguacaliente y a otras localidades apartadas de Coyuca de Benítez, para que los niños no pierdan clases.

Los planteles recibieron más de 300 millones tras Otis: SEG

En tanto, el secretario de Educación destacó que mil 270 planteles dañados por Otis en Acapulco y Coyuca recibieron, en actos públicos, tarjetas con apoyos por más de 300 millones de pesos del programa La Escuela es Nuestra del gobierno federal, a través de la gobernadora y la SEG, para que los comités de madres y padres de familia hicieran el proceso de rehabilitación.

Dijo que no hubo daños estructurales, sino que lo “más grave” fue la caída de los techos de las canchas, que a partir de marzo se empezaron a aplicar los recursos y para septiembre la “mayoría” ya lo había hecho, sin precisar cuántas.

Rodríguez Saldaña opinó que todo lo que implica la suspensión de labores trae naturalmente un rezago educativo, pero se tiene que privilegiar la integridad física de los estudiantes y maestros. Destacó que el año pasado se cumplieron los planes y programas de estudio, que él espera que se vayan recuperando durante el ciclo escolar los días que no hubo clases por John.

Mencionó que con John hubo nuevas afectaciones, de otro tipo, como inundaciones de agua, lodo, caídas de algunas techumbres, daños en aulas de lámina, pérdida de mobiliario y caída de bardas por reblandecimiento.

Dijo que este lunes, el 99 por ciento de las escuelas de Acapulco y Coyuca de Benítez tenían clases, que sólo 16 no estaban laborando, porque se incluye parte de la sierra de Costa Grande, donde no hay acceso y principalmente son por las afectaciones de John.

Destacó la gran participación de padres de familia, docentes y directivos que apoyaron para limpiar las escuelas, así como brigadistas, y el apoyo del gobierno federal. Informó que este lunes, en una sesión del Consejo Nacional de Autoridades Locales, en Ciudad de México, agradeció el apoyo del gobierno federal, del titular de la SEP, Mario Delgado, y de los secretarios de otros estados que ha hecho posible que se tengan resultados “exitosos” de regreso a clases a pocas semanas de John.

Causó Otis el cierre de cinco escuelas

Uno de los casos del sector escolar más significativos en la ciudad fue el cierre de la Universidad Americana de Acapulco, cuyos ventanales hacia la avenida Costera quedaron destrozados en todo el edificio. Esto derivó en protestas de estudiantes que exigían continuar sus licenciaturas o procesos de titulación, y profesores que demandaban una liquidación justa.

De acuerdo con datos de la SEG, el huracán categoría 5 provocó el cierre de otros cuatro planteles privados: el Centro de Estudios de Enseñanza Integral Michigan, Universidad Mexicana del Pacífico, Centro de Estudios Isaac Newton y el Instituto Constructivista Mekaddesh.

Por su parte, el miembro de la Asociación de Escuelas Privadas de Guerrero, y empresario, Celso Sánchez Castillo, recordó que durante Otis varias escuelas se inundaron, porque en zonas como el bulevar de Las Naciones el nivel de agua alcanzó hasta dos metros de altura.

Añadió que hubo pérdidas de mobiliario, vidrios de ventanas, computadoras descompuestas o planteles en los que los trabajadores ni siquiera podían entrar. Relató que en uno de sus colegios tuvo que comprar dos pipas de agua para lavar el lodo y agua sucia, mientras que por el huracán John, las escuelas volvieron a resultar afectadas, aunque consideró que en un año se han rehabilitado al 80 por ciento.

En la colonia Jardín Mangos los niños de una primaria peligran

Un ejemplo de escuelas públicas que continúan afectadas, a un año del desastre, y donde los niños se encuentran en riesgo es la primaria matutina Ignacio M Altamirano, ubicada en la avenida Mangos, de la colonia Jardín Mangos.

Ahí aún hay tramos caídos en tres de los cuatro lados de la barda, los huecos fueron cerrados de forma provisional con láminas, y la directora y el equipo docente piden que las autoridades volteen a ver a esta zona de Acapulco. Dijeron que ya acudieron trabajadores del Instituto Guerrerense de la Infraestructura Física Educativa (IGIFE), sin obtener una solución hasta la fecha, y que los tramos que quedaron de la barda están vencidos y podrían terminar de caer, porque en la calle Laurel se encuentran en un desnivel más alto que los salones y colinda con unas gradas.

Además, hubo rapiña en la bodega de la escuela, por lo que aún hay daños en la cancelería de cuatro salones, filtraciones de lluvia en los baños, la bodega y cinco aulas, donde los niños tienen que tomar clases porque no hay más espacios, y la empresa aseguradora no ha aplicado impermeabilizante.

Los docentes recordaron que los 221 alumnos del turno matutino regresaron a clases hasta marzo y no pudieron tener clases virtuales antes, por problemas con la luz e internet en la ciudad. Lamentaron que trabajan “a medias” ante las carencias, así como el rezago escolar que Otis y John han causado, y que ya había comenzado a afectar a los alumnos desde la pandemia.

Los fuertes vientos de Otis también tiraron el techo de la cancha de usos múltiples, que ya fue reconstruido, y dañaron las porterías de metal, que no han sido reparadas. Aunado a esto, el cableado eléctrico resultó dañado en toda la escuela y se quemaron los centros de carga, indicaron.

Afuera del plantel se instaló un cuartel de la Guardia Nacional durante un mes, en la banqueta. Ahí permanece tirado un poste de la CFE.

Después de John no hubo luz durante una semana, por daños en un transformador, hay equipos de aire acondicionado dañados por la constante variación de voltaje desde Otis, y la semana pasada las clases terminaban a las 11 u 11:30 de la mañana, para no exponer a los alumnos a las altas temperaturas, además de que se tuvieron que comprar pipas de agua, que cuestan hasta mil 200 pesos, porque en el poniente de la ciudad CAPAMA no ha restablecido el servicio. John también humedeció libros de la biblioteca y las tabletas que utilizan los menores.

Texto y foto: Yee Trujillo