31 diciembre,2020 5:06 am

Acapulco en una canción

(Cuarta de 10 partes)

Anituy Rebolledo Ayerdi

Feliz y sano 2021 para nuestros lectores y también para quienes no lo son. Un abrazo a distancia para los valientes compañeros de las tres redacciones de El Sur –Acapulco, Chilpancingo y Ciudad de México–, particularmente para Juan Angulo y Maribel Gutiérrez, a cuyos empeños y talentos debemos el orgullo de leer el mejor periódico del Sur mexicano.

Acapulco tropical

Quizás cuatro de cada 10 acapulqueños cercanos a la tercera edad, o viviéndola plenamente, recuerdan la canción Acapulco tropical mientras que sólo uno podrá tararearla. Se trata de un tema musical nacido en el puerto, pero sin registro documental o fonográfico conocido. Notas entrañables por evocar recuerdos gratísimos de la adolescencia y con ella el primer amor, el primer beso.

Acapulco tropical se escucha en la película Acapulqueña (1958) en las voces de los Tres Caballeros (Roberto Cantoral, Chamín Correa y el acapulqueño Leonel Polanco). La cantan durante un tour playero de la rumbera María Antonieta Pons, con sus todavía macizos muslos jónicos. Lo remata una majestuosa instrumentación sinfónica del tema.

¿El autor?

Preguntando hace muchos años sobre la autoría de Acapulco tropical, recibimos varias respuestas que, una vez verificadas, resultaron falsas. Una de ellas fue la acreditación del tema a Ethel Diego Guzmán, negada por él mismo. Ethel, debe recordarse , fue director de la orquesta de Los Hermanos Chinos, del Espinalillo, Coyuca de Benítez, ajonjolí de todos los bailes en ambas costas. Autor, él sí, del bolero Mi regalo que, hermanado con Las Mañanitas, resulta imprescindible en onomásticos y cumpleaños.

–A mí no me lo creas, me advirtió Arturo Escobar García –colega periodista, casi hermano– pero Pablo Medina, mesero de Petaquillas, me confió que el autor de Acapulco tropical fue un músico del hotel Las Hamacas, dedicado a Graciela Córdova, hija del dueño de la hospedería. Un tonto, dijo, enamorado de ella en silencio, o sea, “en seco”. Y no tanto. El poeta sublimará la pasión escondida sin revelar por inalcanzable la identidad de la musa, convirtiéndola de paso en ofrenda para Acapulco. ¿Y el nombre?, Pablo se lo había llevado a la tumba.

Sin parar la investigación surge poco más tarde la versión de Carlos Díaz Bello, un viejo trovador del Barrio de La Guinea, quien revela una historia diferente sobre Acapulco tropical. Compuesta por Eduardo Pino, integrante de una orquesta local, la ofrecer a su prometida, Julia Cadena, como regalo de bodas. El mismo la canta en la fiesta.

 

Nicolás Jiménez

 

No muy seguro de su versión, el propio Díaz Bello remite a los detectives musicales a la autoridad de Leonel Polanco, primera voz del trío de Los Tres Caballeros quienes, como se apunta, la cantan en la película Acapulqueña filmada en este puerto.

Y ahora, ¿cómo preguntarle a Polanco si trabaja en Estados Unidos? No faltará un Chapulín colorado que venga en nuestra ayuda. “Pídanle a Cota Lobato, su compañera, que se lo pregunte cuando contacte telefónicamente con él.” Y así lo hacemos.

La respuesta de Leonel Polanco no tarda mucho a través de Cota, por supuesto. Será esta: El autor de Acapulco tropical fue Nicolás Jiménez, músico (guitarra y violín), de la orquesta de Nacho Malanco que amenizaba los bailes en el cabaret Playa Suave, a una cuadra del Hotel de Las Hamacas. ¿Y la musa?. Por la cercanía, y solo por eso, habría sido la hermosa Graciela Córdova. ¿Otro enamorado “en seco”?

 

Aquí está, finalmente, Acapulco tropical:

 

Acapulco

cachito de cielo

rinconcito bello

a la orilla del mar

 

Paraíso

donde las palmeras

con suaves vaivenes

parecen soñar

 

Acapulco

donde conocí

a la más linda costeña

que no he de olvidar

 

Porque llevo clavada

en el alma

su linda boquita

su ardiente mirar

 

De Acapulco

yo quisiera ser

y arrullarte

con esta canción

 

Ser la ola que muere

a tus pies

ser el dueño

de tu corazón

 

Paraíso donde

las palmeras…

 

El clan Arizmendi Dorantes

 

Don José Guadalupe Arizmendi y doña Florencia Dorantes Cortés, campesinos de Ejido Nuevo, municipio de Acapulco, procrearon 12 hijos: Miguel, Margarita, Mercedes, Themis, Lucio, Isabel, Benito, Raúl, Isidro, Carlos, José Guadalupe y Rosa Iris. Las mujeres dedicadas al hogar y los varones al magisterio, excepto uno, médico, pero todos con la vocación del padre por la música.

Miguel, el mayor, alternará su estudios en la Normal de Maestros con clases de piano y solfeo en la Superior Nocturna de Música del INBA y una vez en Acapulco dará rienda suelta a su sensibilidad poético musical. De su extraordinaria producción musical será llevadas al acetato más de 70 composiciones. Figuran entre ellas dos o tres dedicadas a este puerto: El camino a Acapulco, Acapulco y Veracruz y Acapulco, nosotros y el mar. Migue integró con sus hermanos Lucio y Benito el trío de los Hermanos Arizmendi para interpretar la música regional con el auténtico sabor suriano y cuando tenga que dejarlo se incorporarán al grupo Raúl e Isidro.

El cuarteto de los Hermanos Arizmendi, ahora capitaneados por Lucio, revelado como un pródigo compositor, serán autores de un fenómeno no por explicable y feliz menos extraño. El logro de varias temporadas triunfales en ciudades japonesas, cantando en “acapulqueño”, por supuesto, las joyas del folklore nacional, particularmente guerrerense. Será memorable para ellos hacer bailar La iguana a hombres y mujeres tan propios y ceremoniosos.

Lucio Arizmendi usa el señorial ritmo del huapango para cantarle al puerto, logrando una pieza novedosa y muy alegre.

 

Canto a Acapulco

 

Le canto a Acapulco hermoso

la capital del paisaje

rinconcito primoroso

donde acaricia el oleaje

 

Dos tonos de azul y verde

naturaleza y color

y cuando el sol se pierde

es único su arrebol

 

Sus playas nidos de amor

y arrullo de palapal

usan piel de trovadores

bajo un cielo tropical

 

Playas de Hornos y Condesa

en tardes acapulqueñas

matizan con sutileza

la paz de bellas costeñas

 

Puerto Marqués y Roqueta

su Caleta y Caletilla

Revolcadero y la Cuesta

son playas de maravilla

 

Con el rumor de sirena

espiando por la mañana

se ve a una hermosa morena

que se pierde en la Bocana

 

En la noche azul y plata

lunada en la Bahía

donde el cielo se retrata

y se vuelve fantasía

 

Y cuando el sol agoniza

 hay sinfonía y marejada

el mar en su terne prisa

viste de tul La Quebrada

 

Por su belleza inefable

te conoce el mundo entero

rinconcito incomparable

de las costas de Guerrero

 

 

El Chunco

 

Raymundo Martínez, El Chunco, fue un carpintero del barrio de La Guinea que no solo sabía de garlopas y escofinas sino también de música, poesía y teatro. Manifestaciones gozosas para él ya fuera como oficiante o simple diletante.

Crear una red cultural entre los barrios de Acapulco para convertir las bellas artes en instrumentos cotidianos de la población, fue un sueño al que El Chunco abdicó muy pronto. Sencillamente por el sistemático desprecio oficial por la cultura en todos los niveles del gobierno. Y no había exageración al comparar a muchos gobernantes con un militar español. franquista. El general franquista que cuando escuchaba la palabra cultura desenfundaba su pistola.

El Chunco nunca escondió en el ropero sus emociones en blanco y negro. Las entregó a sus amigos conforme eran generadas por su sensibilidad a flor de piel. Tal fue el caso de la canción Romance en el palmar entregada a Toño Clavel, popular trovador de La Guinea, quien la interpretará en todas sus actuaciones. Particularmente en los festivales literario musicales organizados en los barrios por el gran animador cultural Arturo Zúñiga. Tampoco la cantaron mal Alfonso Nieves y Carlos Díaz, un dueto ocasional y no tanto porque los unía la bohemia.

 

Romance en el palmar

 

Contemplando mi madrigal

a las palmeras brisa les da

las olas vienen y van

sobre la arena con suavidad

y las gaviotas abren

sus alas para volar

 

En el mar se ven los veleros

y a un lado de los cerros

que adornando están

se ven franjas blancas

donde los oleajes van a reventar

 

Yo quisiera ser toda la brisa

para acariciar tu cuerpo juncal

linda acapulqueña

para que no olvides

un romance en el palmar.

 

 Rubén H. Luz Castillo

 

Rubén H. Luz Castillo (1909-1978) , periodista, poeta y escritor acapulqueño (Recuerdos de Acapulco) se revela como inspirado creador musical con su huapango titulado

 

La puesta de Sol

 

Hermosas tardes de ensueño

un milagro sin igual,

de mi Acapulco es un sueño

su belleza natural

 

Maravilla al conjuntarse

en un haz el mar y el sol

cual novios al desposarse

se dan un beso de amor.

 

Pirotecnia deslumbrante

un rojo globo de sol,

el mar es oro ondulante

en las redes de arrebol

 

Ensimismados estamos

contemplando yo y mi amor

y del éxtasis despertamos

abrazados de emoción

 

Acapulco son tus tardes

un paisaje de ilusión

de belleza es un alarde

tus lindas puestas de sol.