14 enero,2021 4:56 am

Acapulco en una canción

Anituy Rebolledo Ayerdi

(Sexta de 10 partes)                 

 

Lamentamos profundamente el deceso de nuestro querido amigo Lucio Arizmendi Dorantes, único sobreviviente del Clan Arizmendi de Ejido Nuevo, integrado por creadores e intérpretes de la auténtica música suriana; aquí recordado hace dos jueves. Saludamos solidariamente a su señora esposa e hijos y en general todos los Arizmendi de Acapulco. QEPD

Tadeo Arredondo Villanueva

Tadeo Arredondo Villanueva fue un compositor e intérprete tan precoz como discreto. Todo sale a relucir cuando la maestra de la gloriosa Altamirano descubre en su cuaderno de tareas algunos de sus apuntes musicales. Frente a la necesidad de que el cuarto año C tuviera un representante ganador en un próximo concurso interno de canto, la profa le ofrece, a cambio de su participación, convertir en su libreta de calificaciones la R (de reprobado) en A ( de aprobado).

Tadeo condiciona la oferta a la inclusión de dos alumnos del mismo grupo con quienes forma ya un trío musical: Ervey, su hermano menor y Anituy Rebolledo, su vecino recién llegado de su natal San Jerónimo de Juárez. Aceptada que fue la condición, los tres muchachillos inician largas escoletas para armonizar las tres voces con el acompañamiento de una guitarra única, la Tadeo, por supuesto. Ignorarán las voces segunda y tercera imprescindibles en un conjunto tal y con lecciones apresuradas lograrán mover las maracas y el gujiro

Llega la fecha del certamen y Los Costeñitos, que así se inscribe al trío, obtienen el primer lugar y a partir de entonces serán el ajonjolí de todos los moles festivaleros de la institución e incluso de celebraciones extramuros. Para las presentaciones se les uniformó de blanco, pantalón y guayabera y un paño colorado anudado al cuello.

El repertorio de Los Costeñitos no incluía, como pudiera pensarse, canciones como La patita, El ratón vaquero o similares de Cri-Cri. Eran las tres clásicas pero de amor y contra ellas: Corazón, de Consuelito Velázquez y Amor que malo eres, de Luis Franqueti, cerrando con una composición de Tadeo titulada Mi viejo Acapulco. Reseña esta un tour porteño en el que maneja el ritmo sureño característico de su música. Muchos años más tarde utilizará la pieza como armazón para su popular Carnaval de Acapulco. Hela aquí:

Mi viejo Acapulco

A recoger conchitas

ibas todos los días

con tu paso cadencioso

que aumentaba mi pasión.

 

Por esa Playa Larga

donde te esperaba

junto al muelle de madera

al que iban a pescar.

 

Recuerdo Manzanillo

El Capire y El Palmar

aquel viejo castillo

de leyenda sin igual.

 

Esa pequeña iglesia

donde fuimos a rezar

hoy todo esta cambiado

convertido en gran ciudad.

 

Recuerdo con nostalgia

a mi viejo Acapulco

Petaquillas, La Playita

y La Pinzona, también.

 

El Hueso, Adobería

La Poza y El Teconche

La Crucita y La Guinea

con Tambuco y El Placer.

 

Los viejos pescadores

me solían decir

cosas maravillosas

no volverás a vivir.

 

Recuerdo La Quebrada

El Puente Alto de mi amor

también La Lima, Tepetates

y el Pozo de la Nación.

 

Ese pequeño quiosco

de remanso popular

hoy todo está cambiado,

convertido en gran ciudad.

 

Recuerdo Los Naranjos

campanas de La Mira

La Crucita y los paseos

por Icacos y El Marqués.

 

Aquel Chorrillo de agua

también La Cuerería

remembranzas

que reviven mi ilusión.

 

Los viejos pescadores

me solían decir:

“cosas maravillosas

no volverás a vivir”.

Guía para millennials

La Playa Larga partía del fuerte de San Diego (con las aguas de la bahía golpeando sus muros, retiradas más tarde al construirse la Costera. El Fuerte era llamado simplemente El Castillo) y terminaba en Tlacopanocha (hasta donde llegaba el viejo paseo costero pues no había comunicación hacia Caleta). Todo desaparecerá cuando llegue la modernidad en forma de muelle, almacenes y el paseo jardinado del malecón (privatizado todo por Cedillín, el “pillín”. El muelle de madera, frente a la plaza Alvarez, era el centro de las operaciones portuarias. La “pequeña iglesia”, dedicada como siempre a Nuestra Señora de la Soledad, era una vieja casona con techumbre de lámina.

El quiosco era de hierro forjado en pleno centro del jardín Alvarez (concesionado a su constructor para instalar en él comercios diversos). Las campanas en el cerro de La Mira, a cargo de los vigías aduanales, tocaban para anunciar la entrada y salida de embarcaciones y también para alertar a la población sobre la proximidad de perturbaciones ciclónicas.

El Puente Alto, paso del frustrado ferrocarril porfiriano, se localizó en la unión de Constituyentes y Aquiles Serdán, en pleno arranque de la avenida Pie de la Cuesta. El barrio El Palmar iba de la gasolinería Modelo al IMSS y el de El Placer, de Vallarta en adelante, hoy colonia Progreso. El Chorrillo, un histórico venero entre el barrio de Las Crucitas y el Puente Alto. Los barrios enumerados por el compositor continúan todos allí, en calidad de sustentos históricos de la vida acapulqueña

Pobre de mi patria chica

Mi compadre Tadeo no fue indiferente a la moda de la canción social o de protesta que tuvo a grandes exponentes, tanto latinoamericanos como europeos. Creó un testimonial referido a la sobreexplotación del puerto por parte de capitales locales y foráneos titulada Pobre de mi patria chica. Amparo Ochoa, una de las grandes intérpretes mexicanas del género, lo lleva al acetato con el nombre de La mano y el pie , con esta presentación en el forro :

“Con el sabor tropical guerrerense, Tadeo Arredondo penetra con sentido crítico y humor no exento de amargura en la realidad contrastante de nuestro país. El Acapulco para los ricos de aquí y de allá, y que cada vez lo hacen más ajeno y extraño a nosotros, cada vez más ‘propiedad privada’ de magnates, prestanombres y traficantes. Ah, pero eso sí, con un ambiente muy internaCIAnal”. Es esta:

 

Pobre de mi patria chica

ya la han explotado tanto

sus recursos naturales

se los están acabando

y ella no recibe nada

de los que ha dado tanto.

 

Tú ves, compadre, tú ves

les das la mano y se toman el pie

 

Qué bonito era pasearse

por todititas las playas

en una linda mañana

o en una hermosa lunada

hoy están llenas de hoteles

con letreros de privadas.

 

Tú ves, compadre, tú ves…

 

Oye, mi amigo extranjero,

sólo es cosa de conciencia

que nos dejes un poquito

de lo mucho que te llevas

 

Tú ves, compadre, tú ves…

 

Oye amigo no creas eso

ahí va mi contestación

que una cosa es el progreso

y muy otra la explotación

 

Tú ves, compadre, tú ves…

 

Adiós Acapulco lindo

tierra de valientes hombres

donde algunos pa’ vivir

tienen que prestar sus nombres

 

Tú ves, compadre, tú ves…

La leyenda del pescador

Hay un lamento porteño y bambuquero al que Tadeo Arredondo tituló La leyenda del pescador, inédito siempre y cuando no se encontraran presentes Tito Arredondo, mi ahijado, y su tío Sabinito Terán. Dice así:

 

Llevaba en sus hombros los remos

y su carnada también

un pescador que una tarde

se dio a la mar.

 

Se había despedido ya

con un beso de su amada

le dijo no llores niña

que volveré mañana.

 

Se perdió en el horizonte

el peregrino del mar

y la niña quedó triste

porque era tarde de tempestad.

 

Llegó el nuevo día

y el pescador no regresaba

y a buscarlo fueron

más todo fue en vano

nunca lo encontraron

sólo a su canoa entre

las rocas despedazada

 

Y desde aquella desgracia

la hermosa novia lloró

vagaba en la inmensa playa

esperando al pescador.

 

Mas una tarde de invierno

con terrible tempestad

la joven salió a buscarlo

para no regresar jamás.

 

Y cuentan los pescadores

que fue a darle su querer

pues tanto lo quiso en vida

que era un martirio vivir sin él.

 

Ay, un grito que se escucha

en la medianía del mar

de dos almas que hoy en pena

anuncian la tempestad.

Urge

La placa de bronce del busto de mi compadre Tadeo Arredondo, sobre la avenida Universidad, fue robada hace tiempo como las de muchos otros monumentos y calles de la ciudad. Creemos que es urgente que se le identifique, aunque sea con plumón, no sea que llegue a la alcaldía un turista finsemanero y lo convierta en cascajo bajo el cargo de “pregonero del viejo orden”.

Acapulquito

Efrén Monroy, mi sastre, cuyo gran mérito es no dejar los pantalones rabones o brincacharcos, es un prolífico compositor de tonadas tropicales. Su último CD contiene 10 de ellas interpretadas por Gaby Montes, Gonzalo Ramírez y los grupos musicales Playa Azul, Caribe, Condesa y Acapulco Tropical. Este último ofrece Acapulquito.

 

A todas las muchachas del mundo

con gusto y cariño profundo

las voy a invitar a venir

a mi pueblo hermoso y grandioso

de su mar y sus playas orgulloso

Acapulquito hermoso.

 

A mi Acapulquito

las voy a invitar a nadar

en mi Acapulquito

las voy a llevar a gozar

tan felices que

en mi Acapulquito

se van a quedar.