6 noviembre,2020 5:02 am

¿Adiós Trump?

 Jorge Camacho Peñaloza

Las reglas se hicieron para romperse.

Donald Trump.

Nada extraordinario que la elección presidencial de Estados Unidos genere gran expectativa en todo el mundo, se trata de la nación más poderosa del planeta, con la mayor economía y aún influencia política y cultural; gobiernos, corporativos empresariales, organismos privados y sociales, institutos, universidades, iglesias, migrantes y hasta los adversarios a este país en todo el mundo, se han mantenido atentos al desenlace de su elección presidencial entre Joe Biden y Donald Trump.

Siempre ha despertado mucho interés la elección presidencial de Estados Unidos, hay millones y millones y millones de dólares en juego en la iniciativa privada, principalmente en la armamentista, en la petrolera, la farmacéutica y espacial, las cuales normalmente han apoyado a candidatos del partido Republicano, como todas las presidencias, la de Estados Unidos tiene que ver con mucho dinero en el sector de las inversiones.

Donald Trump llegó a la Presidencia de Estados Unidos en 2016 sin ninguna experiencia en el poder público, ninguna elección y ningún cargo en la administración pública o gobierno, desde que nació su mundo fueron y han sido los negocios, es empresario hasta el tuétano, ganó la elección frente a una emblemática representante de la clase política de su país, nada más y nada menos que a Hillary Clinton, esposa de ex presidente, ex secretaria de Estado, ex senadora, diplomática, abogada y escritora, una política en toda la extensión de la palabra, y le ganó porque se presentó como el representante de los ciudadanos enojados con los corruptos políticos defensores de un estatus de privilegios e hipocresías, y sí que son la mayoría.

También se presentó como el abanderado del origen de su nación, de ese puñado de colonizadores que tuvieron que atravesar el Atlántico y que se unieron en torno al trabajo, la ley y la comunidad de la acechanza de los forasteros que les quieren arrebatar su esencia y nación, y los convenció. Cuatro años después el empresario en la Oficina Oval, el verdugo de los políticos corruptos e hipócritas, evidenció que no se puede gobernar a un país como si fuera un show, una empresa, un concurso de Miss Universo, la seriedad en los negocios no es la misma seriedad en la política, en esta se debe ser muy respetuoso de la sociedad porque el gobernante administra sus recursos, no son recursos propios o de unos cuantos accionistas, no se busca obtener ganancias sino bienestar, está es la diferencia entre la política y la empresa, son dos visiones muy diferentes, a veces irreconciliables y otras colaboracionistas, que no pocos empresarios y políticos entienden cuando algunos de los primeros se quieren convertir en políticos y lo segundos, en empresarios con el dinero de la sociedad.

Con su desempeño quedó claro que Donald Trump no cuenta con el perfil para hacer política, como muchos que ahora andan tras alguna candidatura, por más que les guste o quieran ser políticos o gobernantes, no tienen el perfil de los valores, convicciones, visión, paradigmas, personalidad, para la política. La eventual derrota de Trump resulta esperanzadora, aunque el Índice de Democracia 2019 de la Unidad de Inteligencia de The Economist colocó a la democracia estadunidense en el lugar 25 como una “democracia imperfecta”, que el voto ciudadano haya reculado de hacerlo nuevamente para una reelección habla de que la sociedad norteamericana ha optado por la seguridad y estabilidad en la Casa Blanca como condición para reemprender su proyecto de nación en un momento en que se necesita de habilidad política para enfrentar en reto de los cambios económicos, políticos, tecnológicos, culturales y sociales que se están generando en este siglo XXI.

El desenlace de las votaciones está generando más expectativa que todo el proceso mismo, hasta entrada la tarde cuando escribo esta colaboración, Joe Biden seguía adelante con 264 votos de 270 necesarios para ganar la elección, por 214 de Trump, porque a pesar de que la de Estados Unidos tiene fama de ser una democracia consolidada, es imperfecta, flota mundialmente la inquietud acerca de qué hará el empresario Donald Trump tras declararse ganador a Joe Biden, ¿Hasta dónde habrá el temple para reconocer la derrota que es esperada por aclamación?, porque ya amenazó con desconocer el resultado de la elección ¿De qué sería capaz alguien como Donald Trump al verse derrotado y rechazado por el voto de la mayoría de los ciudadanos estadunidense? ¿Se encerrará a piedra y lodo en la oficina Oval? ¿Mandará al diablo a las instituciones? ¿Provocará a sus seguidores a generar caos?

Vuela vuela palomita y ve y dile: A toda la gringada, que es mejor que la vayan serenando, que el tal Trump le vaya midiendo, porque si quiere echar trompazos, mejor que se vaya a seguir haciendo sus negociazos.