5 diciembre,2018 7:44 am

Afecta a mezcaleros la reventa de esa bebida ahora de sabores, señala productor

Fidel Miranda Román, productor de mezcal y propietario de la mezcalería Apetlanca, asentada en Cuetzala del Progreso, una de las tres destiladoras de la zona Norte que cuenta con registro y denominación de origen, advirtió que la reventa de mezcal de dudosa procedencia y combinada con sabores es una práctica que “nos pega fuerte”.
Iguala, Guerrero, 5 de diciembre de 2018. Fidel Miranda Román, productor de mezcal y propietario de la mezcalería Apetlanca, asentada en Cuetzala del Progreso, una de las tres destiladoras de la zona Norte que cuenta con registro y denominación de origen, advirtió que la reventa de mezcal de dudosa procedencia y combinada con sabores es una práctica que “nos pega fuerte”.
Mezcalera Apetlanca es una empresa familiar en la que producen el mezcal Chicharra y que lleva 21 años en el cultivo del agave. Algunos ejemplares de especies que son endémicas como el “cupreata” y otros como el “espadín”, además de la especie de agave salmiana que sólo se da en el municipio de Cuetzala del Progreso.
La mezcalera tiene unas 45 mil plantas sembradas en unas 10 hectáreas de terreno y cada año produce entre tres mil y tres mil 500 litros de mezcal en una cosecha que se hace de febrero a junio, y con la que se generan más de 20 empleos directos.
Esta mezcalera participó en la reciente Feria del Mezcal los pasados días viernes, sábado y domingo en Iguala, y en la que a diferencia de otras ferias del queso y del mezcal, en esta edición sólo asistieron unos 25 participantes, nueve de ellos de venta de queso y apenas unos cinco de venta de mezcal, además de otros con venta de licores que hacen pasar como mezcal de sabores.
La de Apetlanca es una de los tres mezcaleras de la región Norte que tienen el registro (NOM-G414R), que destilan mezcal de acuerdo con la norma 070 que es la que rige la producción de la bebida artesanal, además que cuentan con la denominación de origen, con marca registrada y código de barras.
En declaraciones ayer, Fidel Miranda Román señaló que la reventa de mezcal y la venta del de sabores “nos golpea y golpea fuerte a los que somos productores, primero porque hay mucho intermediario; sin embargo yo digo que el mezcal se contamina combinándolo con otros productos, y sobre todo que no se cuida que sea bajo la norma oficial establecida”.
Al preguntarle porqué sólo tres productores de la zona Norte de una larga lista de personas que se dedican a la venta y producción de mezcal cuentan con registro, explicó que además de que el proceso es largo para que se les otorgue el registro, necesitan certificar los lotes, para lo cual el producto debe de cubrir y pasar cada uno de los requisitos de la norma, que implica hacer cortes en el mezcal que den la garantía de que va a tener las características que la norma específica, como no rebasar los concentrados de metanol, que es uno de los requisitos básicos en la producción de esta bebida.
Miranda Román enfatizó que el producto certificado tiene la garantía de que ya pasó la revisión del organismo que certifica, lo que por una parte da la certeza a los consumidores de tomar algo de calidad y garantizado, pero que por las condiciones en las que se hace y envasado, además del sellado y etiquetado, se encarece el producto, lo que en algunos casos, como en ferias del mezcal los dejan en desventaja cuando hay productores o revendedores que no cumplen con la norma, que dan el mezcal a precios más bajos.
En el caso de su mezcal, de nombre comercial Chicharra, el costo de una botella de 750 mililitros es de 250 pesos, la cual es de vidrio con etiqueta y sello de garantía, sin embargo otros productores o revendedores lo ofrecen de sabores en botellas de plástico de un litro, en algunos casos recicladas, y su valor oscila entre 120 y 170 pesos.
En una feria del mezcal por cada botella que ellos venden, los revendedores o quienes venden supuesto mezcal de sabores llegan a vender cinco botellas, lo que sí ha afectado considerablemente a productores como ellos.
Y es que cada vez más gente se dedica a la venta de este supuesto mezcal de sabores, que sólo tiene 20 por ciento de mezcal y el resto son saborizantes como jamaica, horchata, cacahuate, mamey, fresa, café, capuchino, nuez, pistache, coco, piñón y galletas y crema, y hasta nutella.
Miranda Román convocó a la gente a valorar a los productores de mezcal y el producto que se hace bajo la norma, desde el cultivo del agave que tarda mínimo ocho años en que las plantas maduren, y de ahí el proceso de corte, horneado, triturado, fermentación y destilado del mezcal.
Destacó que ellos no utilizan ningún químico ni levaduras industrializadas, por lo que su mezcal es artesanal, “nos vienen a pegar cuando venden mezcales de dudosa calidad y más baratos”.
“Hay que educar al consumidor porque todavía arrastramos la idea de que el mezcal es la bebida del pueblo y una bebida que debe de ser barata, sin embargo ya podemos encontrar mezcales en restaurantes hasta de cinco estrellas, porque ya se le está dando el plus de la calidad que tiene esta bebida muy mexicana”, indicó.
En su caso, dijo, no exportan su producto, dado que además de las normas que deberían de cumplir del país al que exportarían su producto, deben de cubrir cierta cantidad mínima de producción para responder a la demanda.
Mencionó que aunque su venta es regional, se han dado a conocer con la promoción de boca en boca a través de la recomendación de la gente “que está creyendo en nosotros y que está creyendo que el mezcal tiene un plus muy original, al que se le está dando un reconocimiento muy considerable”.
Texto y foto: Alejandro Guerrero