5 noviembre,2022 10:41 am

Alargan hasta la madrugada el nostálgico concierto de Miguel Mateos en la Arena Ciudad de México

 

Ciudad de México, 5 de noviembre de 2022. Ya era la madrugada del viernes en la Arena Ciudad de México y miles de personas seguían rockeando con Miguel Mateos. El astro argentino cantó Lola con todo. Se trata de un himno de los 90.

De pronto, pide a su banda que baje el tono, y cuenta que esa historia nació en México, en Ciudad Juárez, donde en una presentación, una adolescente le dio una carta y en ella le confesaba que su padre la violaba.

“Eso lo conté hace 30 años. Por eso, aunque seas obispo, padre o un famoso, si abusas de un menor… ¡eres un hijo de la gran puta!”, dijo eufórico el artista de 68 años, desatando el clamor de los presentes.

El alarido multitudinario incluso despertó a uno que otro joven adormilado que antes había cantado y bailado con la banda mexicana Elefante, y un par de horas antes, con el español Mikel Erentxun.

Como hacía mucho tiempo que no se daba en los conciertos en vivo, esta nostálgica caravana rockera, en sí todo un maratón sonoro con tres estilos distintos pero hermanados en aras del rock, dejó de manifiesto que el público mexicano quiere catarsis.

Mateos, ícono del llamado Rock en tu Idioma, cerró de manera por demás espectacular y energética el show, festejando 40 años de carrera. Incluso invitó a un gran amigo mexicano, el bajista Sabo Romo, para que se echara un palomazo.

Entre ambos, a micrófono abierto, intercambiaron elogios y palabras llenas de sentimiento.

Sin dar respiro a la audiencia, Mateos disparó hit tras hit: Mi sombra en la pared, Si tuviéramos alas, Y sin pensar, Donde arde la ciudad y Obsesión, entre otros, cerrando alrededor de las 2 de la mañana con potencia al fusionar el sonido de Elefante y la voz de su vocalista Javier Ortega, en Cuando seas grande.

Precisamente, la alineación mexicana formada en 1993 fue la que movió a una sólida base de fans, más jóvenes que los partidarios de Mateos y Erentxun.

Desplegando madurez escénica, Elefante prendió con un repertorio popular conformado por De la noche a la mañana, La historia sin fin, Sabor a chocolate, entre otras, así como la infaltable Así es la vida, que a coro cantaron sus partidarios, quienes se animaron bebiendo cerveza.

Conocido por ser fundador de Duncan Dhu, Erentxun fue quien tuvo la responsabilidad de meter a todos los presentes a la dinámica de este concepto de show que se presentará en diversas ciudades del país, como Puebla (5 de noviembre), Monterrey (10 de noviembre), Tijuana (12 de noviembre) y Guadalajara (16 de noviembre).

Cobijado por un sonido folk y acústico, el español hizo cantar a público de todas las edades temas como Esta luz nunca se apagará (cóver de un éxito de Morrisey), Cartas de amor o Cicatrices.

Entregado, Mikel tuvo que sortear algunas dificultades técnicas en el sonido que para nada opacaron la calidad de su intervención, que le mereció una ovación de pie cuando regaló En algún lugar, tema que a 35 años de distancia es una bella utopía musical sin parangón.

Elefante invitó al cantautor, cuando fue el turno de la banda mexicana, a sumarse al grupo con su éxito El abandonado.

Fueron cinco horas de rock en un escenario magno de la Ciudad de México, algo que los amantes del género agradecieron en tiempos en los que el reggaetón ocupa casi todos los sitios de conciertos.

Texto: Hugo Lazcano / Agencia Reforma