Gaspard Estrada
El próximo domingo se realizará un referéndum convocado por el gobierno venezolano sobre la incorporación del 74 por ciento del territorio de Guyana. Dado que un resultado favorable a la creación de la provincia de Esequibo es lo más probable, está claro que el gobierno de Nicolás Maduro va a desatar una nueva crisis externa para mostrar la fortaleza de su gobierno, en un momento en el que éste se encuentra sacudido por el buen desempeño de la oposición en la perspectiva de las elecciones presidenciales de 2024.
Nicolas Maduro, que se encuentra bajo presión internacional para participar en elecciones libres, reiteró su interés en el diálogo y el respeto a los derechos históricos del pueblo venezolano, mientras el gobierno de Georgetown reafirmó que la zona en disputa pertenece a Guyana por herencia y siglos de lucha y que Caracas quiere rechazar la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y adelantarse a un futuro juicio, socavando la autoridad de esta institución. A diferencia de las fronteras entre las posesiones españolas y portuguesas, definidas en los Tratados de Madrid (1750) y Santo Ildefonso (1777), los límites entre españoles y holandeses en el norte de América del Sur permanecieron indefinidos, situación que heredaron Venezuela y Gran Bretaña. Durante los siglos XIX y XX la disputa continuó con negociaciones con Londres y Washington, junto con sentencias arbitrales. Más recientemente, a partir de 2015, la ONU comenzó a abordar este tema y en 2018 Guyana solicitó a la CIJ declarar la validez del Acuerdo de Arbitraje de 1899, cuyo informe favoreció a Guyana, definiendo una línea que incluía el territorio brasileño. Por lo tanto, Venezuela decidió rechazar la competencia de la CIJ. En 2020, esta última se declaró competente para abordar la cuestión. La decisión de la Corte, aún pendiente, cobra importancia debido a la convocatoria del mencionado referéndum.
Esta controversia entre Venezuela y Guyana es hoy el mayor peligro para la estabilidad regional. La amenaza a la integridad territorial de Guyana introduce un elemento de incertidumbre en los países de habla inglesa del Caribe, en Colombia, por la controversia entre ambos países sobre la definición de límites en la región del Golfo de Venezuela, y con Estados Unidos, en conflicto con Caracas en los últimos 40 años y con quien Maduro acaba de negociar un acuerdo para suspender las sanciones económicas, con la promesa de transparencia en las elecciones presidenciales de 2024.
El tema podría desestabilizar una región sensible en términos de actividades ilegales, como el narcotráfico, el tráfico de armas y la inmigración. Para Guyana se trata de una cuestión existencial, pues significaba la pérdida de alrededor de 2/3 de su territorio y de una importante zona marítima adyacente, donde viven alrededor de 300 mil habitantes, del total de un país que tiene 800 mil habitantes. Es la región más rica en minerales, incluido oro, recursos forestales, agricultura, pesca y potencialmente muy prometedora en términos de petróleo y gas. Durante los últimos años, Guyana ha sido el país de América Latina que ha descubierto el mayor número de yacimientos petrolíferos. De esta manera, este país se está transformando muy rápidamente en una de las principales potencias petroleras de la región, junto con Brasil –y en detrimento de Venezuela, que ha perdido en las últimas décadas la capacidad de explotar y refinar petróleo a raíz de su profunda crisis política y económica.
El presidente de Guyana, Irfaan Ali, en una reunión con el presidente Lula en Brasilia, a principios de mes, pidió a Brasil que tomara medidas con Maduro para impedir la invasión. Es de interés para todos los países de la región que la controversia siga siendo discutida en el ámbito político y jurídico y no militar. Esperemos que el próximo lunes, la sensatez prevalezca y Nicolás Maduro no decida realizar un acto irreparable, que comprometería la idea de una región libre de conflictos militares.
* Director Ejecutivo del Obser-vatorio Político de América La-tina y el Caribe (OPALC), con sede en París.
Twitter: @Gaspard_Estrada
