3 diciembre,2017 7:05 am

AMLO y su plan de gobierno

Silvestre Pacheco León.

 

Cuando Francisco I. Madero lanzó el Plan de San Luis hace 107 años convocando a los mexicanos a tomar las armas para derrocar del gobierno al general Porfirio Díaz, su diagnóstico sobre la situación del país y el ánimo de los habitantes fueron certeros, salvo porque prácticamente no había armas.

John Womack en su libro Zapata y la Revolución Mexicana pone el ejemplo de las bandas de revolucionarios que aparecieron en Morelos en las postrimerías de la revolución. Dice que eran tan pobres que una de ellas, la del defensor de los pueblos, Genovevo de la O, contaba con 25 hombres y de todos ellos solamente Genovevo poseía una arma de fuego, un rifle calibre 70.

Los agravios que sufrían los mexicanos como fue el encarcelamiento de Madero habían convencido a todos que sólo mediante el uso de las armas podían cambiar el ya insostenible estado de cosas.

En Morelos donde las haciendas cañeras devoraban literalmente el territorio de los pueblos fue el artículo tercero del Plan de San Luis el que atrajo a los campesinos a la causa maderista, pues en él se exponía la realidad del campo y como garantía del triunfo su devolución.

Por eso el grito de Sufragio Efectivo, No reelección que se comenzó a pronunciar desde el norte del país encontró eco en las lejanas tierras del sur, en Morelos, donde las haciendas cañeras habían reducido el territorio de los pueblos hasta la asfixia como resultado final del modelo del progreso que definía al gobierno de Porfirio Díaz.

En esa época como ahora no había región en el país donde la gente viviera conforme bajo el régimen de Porfirio Díaz, salvo la casta que se autodenominaba Científicos.

Los derechos constitucionales como la libertad de expresión y asociación eran letra muerta en todo el país, salvo los privilegios de los enriquecidos bajo el régimen dictatorial.

Pero después de conseguir el apoyo mayoritario de los mexicanos el Plan de San Luis encontró dificultades para llevarse a la práctica por los intereses del viejo régimen incrustados en el nuevo gobierno.

Que al triunfo de Madero se hayan impuesto nuevamente sobre los pueblos el derecho de los hacendados con el argumento de sus importantes inversiones para el progreso del país, explica la natural respuesta violenta de Emiliano Zapata al sentirse traicionado.

En el libro del historiador norteamericano John Womack Jr, se exhibe la lógica del pensamiento campesino que con un ejemplo hizo entrar en razón al aristócrata hacendado de Parras, Coahuila cuando ya como presidente, en la última entrevista en Cuernavaca, el dirigente campesino le explicaba la situación y el ánimo de sus representados. Dice el autor que apuntando con su rifle a la cadena de oro de la que pendía el reloj de Madero, Zapata le dijo: “Mire señor Madero, si yo aprovechándome de que estoy armado le quito su reloj y me lo guardo, y andando el tiempo nos llegamos a encontrar, los dos armados, con igual fuerza ¿tendría usted derecho a exigirme su devolución?”. “Sin duda”, le respondió Madero, “y no solo eso sino que le pediría una indemnización”. Pues eso justamente es lo que nos ha pasado en Morelos, en donde unos cuantos hacendados se han apoderado por la fuerza de la tierra  de los pueblos” (en ese entonces 24 ingenios azucareros eran prácticamente dueños del territorio morelense).

Así, por la fuerza que se impuso a la circunstancias fue que estalló la revolución persiguiendo el sueño de que puede haber progreso con justicia.

Amlo en Guerrero

 

El pasado 20 de noviembre el partido de Andrés Manuel López Obrador presentó su plan de gobierno con el que busca resolver desde el poder los problemas del país.

Doscientos profesionales de las diversas disciplinas y con distintas ópticas trabajaron para diagnosticar la situación que impide la felicidad y el progreso de la mayoría de los mexicanos, analizando hasta el detalle casos concretos con propuestas puntuales que pueden ayudar a modificar el estado de cosas que nos indignan, deprimen, empobrecen,  y nos mantienen sumidos en el miedo.

De lo certeras que sean sus apreciaciones y del modo creativo que las exponga dependerá que logre la conquista del ánimo de la mayoría de los electores como en su tiempo lo hizo Francisco I Madero.

Andrés Manuel sabe que en Guerrero cuenta con la mayoría de votos, y que en el 2018 se refrendará el triunfo que obtuvo en el 2012.  Sabe también que si en el resto del país sucede lo mismo, desde el primero de diciembre asumirá el gobierno de la Nación, por eso debe contar con aliados confiables como Emiliano Zapata y métodos eficaces que den los resultados ofrecidos.

Cambiar para mejorar el estado de cosas que nos mantienen en el atraso no es solo asunto de voluntad, sino de claridad para ir a la raíz de cada problema.

Garantizar la seguridad de las personas y sus bienes, poniendo un alto a la violencia son temas prioritarios que se deben desmenuzar para entender y resolver porque de eso depende el desarrollo.

El problema de la corrupción que ahora cuesta a la nación 700 mil millones de pesos (Eso dijo AMLO en su segundo día de gira por Guerrero) tiene una connotación social, no es un asunto moral que se va a desterrar con buenos propósitos o con ejemplos de honestidad. Los corruptos deben ser identificados y sancionados, obligados a devolver lo que no es suyo, por eso se requiere  integrar un destacamento especial de personas que trabajen en ello.

La visita de AMLO a Guerrero es propicia para reflexionar sobre nuestra situación y la responsabilidad del gobierno federal con nosotros. Los guerrerenses tenemos vastos litorales, extensos bosques, grandes yacimientos mineros, connotadas bellezas naturales para provecho del turismo, pero no accedemos a los beneficios de esas riquezas por la corrupción oficial amafiada con los cacicazgos regionales.

Esa situación de años ahora se ha complicado con la disputa violenta del territorio por bandas criminales que aterrorizan y actúan con impunidad, secuestrando, extorsionando y asesinando.

Con Andrés Manuel como presidente la situación de Guerrero puede cambiar, eso depende de nuestro propio diagnóstico y de las propuestas que la sociedad civil organizada pueda plantear para ganar su respaldo y el apoyo necesario.

En esta visita a nuestro estado es también conveniente que conozca los escollos que se deben salvar para evitar sorpresas a la hora de las votaciones.

Que la dirigencia estatal de Morena no simule que tiene todo resuelto y garantice la organización seccional para la promoción del voto y el cuidado de las casillas, pues no debe desdeñarse que los aparatos electorales de los partidos contendientes están avezados en las artimañas más sofisticadas para la inducción del voto, pues ellos se han hecho cargo de convertir a los guerrerenses en una sociedad de pedigüeños que viven dependientes del apoyo que sus gobiernos promueven con fines netamente partidistas y electoreros.