13 mayo,2024 6:29 am

Amparo

Silvestre Pacheco León

 

No, María Amparo Casar no quedará desamparada sin la pensión millonaria que fraudulentamente consiguió de Pemex durante el gobierno de Vicente Fox.

La doctora egresada de la UNAM y empleada del panista Santiago Creel en la Secretaría de Gobernación en el año 2004, está acusada por la administración actual de Pemex por un presunto fraude de 48 millones de pesos que ha cobrado como pensión vitalicia de viudez por cuatro meses que su marido trabajó en esa empresa pública.

Como se sabe, María Amparo Casar es conocida por su aparición en el canal 11 de la televisión en el programa Primer Plano en compañía de Francisco Paoli Bolio, Lorenzo Meyer y Marco Antonio Crespo, y porque con el cargo de directora es la representante de la organización de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, constituida por Claudio X. González en el año 2015 para atacar sistemáticamente a la izquierda y al gobierno de Andrés Manuel López obrador.

Con el respaldo del organismo que recibe donaciones millonarias de agencias del gobierno norteamericano no tendrá preocupación si la obligan a devolver el dinero ni sufrirá privaciones porque tiene asegurada protección del Poder Judicial que forma parte también del bloque opositor.

Los hechos que involucran a la señora que con tanta suficiencia critica al gobierno de López Obrador son de una impostura propia de la derecha, porque mientras critica de populista al presidente por entregar una pensión de 3 mil pesos mensuales a los adultos mayores, ella ha recibido 50 veces más de Petróleos Mexicanos que también le pagó la prima del seguro de vida por el que cobró 17 millones de pesos.

Con el apoyo y asesoría de los de su clase acostumbrados al tráfico de influencias, siendo empleada en la Secretaría de Gobernación fue favorecida por los funcionarios de Pemex que indebidamente autorizaron el pago de una pensión por el supuesto accidente de trabajo que le costó la vida a su ex esposo Carlos Márquez Padilla cuando la investigación posterior descubrió que se trató de un suicidio.

En tiempo récord su marido Carlos Márquez Padilla quien había sido favorecido con un empleo en Pemex, con apenas cuatro meses de antigüedad, consiguió dos créditos de miles de pesos antes de suicidarse.

El caso de María Amparo Casar nos ilustra de cómo el bloque opositor se conduce siendo gobierno con una burocracia dorada cuyos funcionarios utilizan helicópteros para ir a jugar golf y el presupuesto público para viajar y hacerse cirugía plástica.

El detalle de este caso lo cuenta AMLO en Gracias su libro de despedida en el que evidencia la calidad  de sus adversarios quienes  lo critican de “populista” cuando ha desarrollado un modelo económico que al tiempo de favorecer primero a los pobres ha tenido un manejo impecable de la macroeconomía que se expresa en un crecimiento sostenido, un mercado interno dinámico por el mayor poder de compra de los trabajadores y una inversión externa como nunca.

Como todos los de su clase, los  conservadores se creen capaces de engañar con sus palabras atenidos a la estridencia con que las dicen, aunque sus hechos los desmienten, pues actúan siempre con la impunidad que les aseguran  los aparatos del Estado a su servicio para borrar toda evidencia de su hipocrecía, pero desde que existen las redes sociales el poder de la palabra se ha extendido y democratizado, permitiendo la información en tiempo real de los hechos.

El juego ahora se entiende, lo que hizo Amparo Casar es que sabiéndose corrupta buscó ocultar su impostura yéndose al extremo de predicar como impoluta contra la corrupción, como ejemplo de honestidad, poniéndose al servicio nada menos que de Claudio X. González, el personaje que encarna el mejor ejemplo del fascismo, poseedor de  un discurso con el que revictimiza a la mayoría de los mexicanos al culparlos de la pobreza y desigualdad en que viven, explotados ancestrales de esa burguesía nacional que creció bajo la sombra del Estado mexicano, que se benefició con la patraña de que el aumento al salario mínimo de los trabajadores producía el fenómeno inflacionario en la economía, mientras en el exterior utilizaban los salarios  miserables y la docilidad de la clase obrera como el mejor atractivo de inversión para las empresas trasnacionales. Solo en eso le ganábamos a China, pagando los salarios más miserables a los trabajadores.

La burguesía mexicana así como no aprendió a crecer por su cuenta para competir en el mundo, desarrolló su habilidad para robar haciéndose cómplice de inversionistas sin escrúpulos para saquear las riquezas del país.

Empresas como Odebrecht, Oceanografía, Agronitrogenados, HP e Iberdrola, para mencionar solo a las más actuales, son las que han pagado sobornos millonarios sin mencionar a los nuevos ricos favorecidos por el salinismo en la privatización de las empresas del Estado que remató.

El jefe de Amparo Casar, Claudio X. encabeza en México el activismo de quienes impulsan la doctrina fascista, la creencia espiritual y moral de que ellos son la clase elegida para conducir a la sociedad, por eso creen tener derecho a privilegios que los distinguen de los demás y son enemigos jurados de quienes les contradicen.

Son personajes enemigos de la democracia que no creen en el derecho a la igualdad entre los seres humanos y se erigen en jueces contra un gobierno que asumió el poder a través de las urnas y ahora ejerce el derecho de la mayoría.

Claudio X. González como dirigente político e intelectual del bloque conservador es uno de los que alienta la guerra sucia contra la 4T, quien busca la polarización social como estrategia para combatir la continuidad del modelo obradorista de prioridad por los pobres y para ello cuenta con el apoyo financiero de los grupos e instituciones de derecha del gobierno norteamericano, afines a los métodos para promover desestabilización y propiciar los golpes de Estado.

Por fortuna en México el gobierno valiente de López Obrador tiene un baluarte compuesto por una base social de millones de mexicanos como fuerza que lo respalda para llevar adelante las transformaciones que requiere el país para convertirse en potencia mundial, con la autoridad moral para combatir la corrupción, trátese de quien se trate, porque para él no hay intocables y su guía en esa guerra es el principio de no callar ni ser cómplice.

Si Amparo Casar se creyó intocable por pertenecer al grupo que encubre a los corruptos, se equivocó de adversario. La valentía de López Obrador no tiene parangón en la historia y el pueblo lo sabe, por eso ninguna estrategia de guerra sucia en su contra tiene el efecto que desean.

No importa que un juez le haya otorgado un amparo que ordena a Pemex revocar la cancelación del pago de su pensión. De su impostura nada podrá salvarla.