24 marzo,2019 3:02 pm

Amy Schumer: la comediante que es un desastre

El éxito, sin embargo, sí la colocó bajo un mayor escrutinio. Ser una comediante famosa en 2019 significa ser criticada todos los días. Y si eres mujer, multiplícalo por dos. Y si eres Amy Schumer, entonces es interminable.
Nueva Orleans, EU, 24 de marzo de 2019. Desde que Amy Schumer se embarazó, ha vomitado, según sus más modestos cálculos, unas 980 veces. La actriz, de 37 años, padece hiperémesis gravídica (náuseas persistentes) y ya ha sido hospitalizada cuatro veces a causa de ese padecimiento.
Debido a estos obstáculos físicos, Amy considera su nuevo especial de comedia, “Growing” (el cual se estrenó el martes en Netflix), el mayor reto de su carrera.
Desde que la entrevisté por primera vez, en 2012, su estatus ha cambiado radicalmente: pasó de ser una comediante relativamente desconocida a uno de los nombres más importantes y polarizadores del género.
Todavía habla de vómito en sus rutinas, pero ahora asociado con su embarazo y ya no por sus borracheras. También sigue mostrando las imperfecciones y la vulnerabilidad que otros prefieren esconder.
Siempre se ha empeñado en que nada le importe mucho, contradicción que ha permeado toda su carrera, pero que cada vez es más difícil mantener.
“Y luego está el internet, donde el odio aflora. Escuchan mi nombre y piensan ve tú a saber qué. Pero es divertido jugar con las cartas en tu contra”, acepta.
Una pregunta que hago a menudo a los artistas es a qué grupito pertenecían en la prepa. Y quizá debido a que no quieren resultar antipáticos, nadie me había contestado que al de los populares. Amy sí.
Y en el showbiz también sabe lo que te vuelve cool: “Lo cool es ser poderoso en esta industria, pero no hay nada más poderoso que no te importe un carajo”.
La actriz y su esposo, Chris Fischer, están pasando un par de meses en Nueva Orleans mientras remodelan su departamento en el Upper West Side de Manhattan para recibir al bebé.
No ha sido un embarazo tranquilo. Ha andado de gira y grabó su especial en Chicago. Si bien es actriz, guionista y autora, es comediante de corazón, siempre a la caza de una carcajada, tomando notas para nuevos chistes. “Eso nunca cambia si no permites que la fama te enloquezca”, dice.
Su nuevo especial pone a sus fans al día con su vida, su infernal embarazo (en los primeros minutos, se levanta el vestido para mostrar su vientre) y su matrimonio con un chef.
Es contrastante (y divertido) ver a la misma comediante que lanzó el especial “Mostly Sex Stuff” bromear ahora sobre no querer acostarse con su marido. También utiliza la maternidad para dar un revés al movimiento #MeToo. “Espero que sea niña, porque son tiempos de miedo para los hombres”, apunta con sarcasmo.

Esta chica es… ¡un éxito!

Su gran despegue llegó en 2013 con la serie de Comedy Central “Inside Amy Schumer”, un show astuto e inteligente cuyos reveses a los dobles estándares de género y la misoginia constituyeron una muestra del humor feminista más divertido en la historia de la comedia de sketches.
Luego vino su exitosa película Esta chica es un desastre (Trainwreck, 2015), y de repente ya era estrella de cine, viajando en jets privados a sus shows y codeándose con celebridades como Jennifer Lawrence.
“Mi yo joven pensaba que esto me llevaría a otro nivel de gozo”, señala en referencia a la idea que tenía de ser rica y famosa. “Pero creo que eso voy a experimentarlo verdaderamente cuanto tenga a mi bebé”.
El éxito, sin embargo, sí la colocó bajo un mayor escrutinio. Ser una comediante famosa en 2019 significa ser criticada todos los días. Y si eres mujer, multiplícalo por dos. Y si eres Amy Schumer, entonces es interminable.
Se ha convertido en una especie de pararrayos, recibiendo ataques de todos los rincones del internet. Hubo acusaciones de apropiación e insensibilidad cuando hizo un video tributo a “Lemonade”, de Beyoncé. Y luego en YouTube aparecieron clips en los que se yuxtaponían varios de sus chistes con los de otros comediantes, lo que sugería plagio.
También la acusaron de racismo a causa de chistes viejos a cargo de un personaje que tenía.
“Interpretaba a una republicana fanática, racista, homofóbica, de todo. Pero una vez que comencé a ser yo misma en el escenario, hubo quienes se sintieron engañados, decepcionados”.
Pero al pasar de la tradición de la TV de sketches a las películas de gran presupuesto de Hollywood, su comedia se amplió, y algunas aristas se suavizaron.
La película Sexy por accidente (I Feel Pretty) recaudó cerca de 100 millones de dólares a nivel mundial, lo que la colocó como una de las comedias más taquilleras del año pasado, pero fue duramente criticada por su manejo de temas relacionados con la imagen física.
Inside Amy Schumer abordaba cosas similares, particularmente el perverso efecto psicológico de la sistemática cosificación de las mujeres, pero sin el mensaje de “Cree en ti misma”. Mientras algunos críticos consideraron poco sincera su cinta, Amy asegura que a ella le funcionó.
“Siendo alguien a quien le han dicho gorda y fea millones de veces, no me importa lo que crean”.
Schumer siempre ha tenido una gran confianza en sí misma, como lo demuestra una foto donde se le ve corriendo desnuda en un parque.
Dice que siempre supo que sería famosa y una vez devolvió un millón de dólares de adelanto por un libro porque creyó en sí misma y decidió que ganaría más dinero cuando fuera más famosa, unos años más adelante. Estaba en lo cierto.
Incluso en lo que toca a su vida romántica es temeraria. Luego de salir un mes con Fischer, le escribió para preguntarle si iba en serio con ella y si le gustaría tener hijos. Su respuesta: ‘Quiero hijos, y los quiero contigo”.
Pero ¿y qué hay de aquellas que carecen de esta autoconfianza, esas mujeres que no pueden sacudirse los insultos con los que lidian en internet? Amy hace una pausa: “Quiero pensar en eso. ¿Cómo te sobrepones?”. Menos de un minuto después, vuelve a la cuestión: “Terapia, meditación, mariguana”.
Texto y foto: Agencia Reforma