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Celebra el circo Atayde sus 125 años en libro con históricas fotografías

*La edición incorpora textos de Juan Villoro, Benito Taibo y Luis Santillán, así como citas de Vicente Leñero, Emilio Carballido y Rodrigo Moya, entre otros

Yanireth Israde / Agencia Reforma

Ciudad de México

El primer cuádruple salto mortal en trapecio fue obra de un mexicano, el jalisciense Miguel Ángel Vázquez.
También el triple salto mortal que incluía la recepción del acróbata en los brazos de su compañero tenía distintivo nacional. Su autor fue el sonorense Alfredo Codona, el Ángel del trapecio.
“Los acróbatas de mayor arrojo en el mundo, durante el siglo XX, fueron mexicanos. Sus aportaciones en los actos de riesgo son muy importantes, pero no se conocen”, señala Federico Serrano, coautor de Circo Atayde Hermanos. 125 años de historia, 1888-2013, volumen que editan el Atayde y Creática Editorial para conmemorar su aniversario, que se cumple el 26 de agosto.
El libro, profuso en fotografías, incorpora textos de Juan Villoro, Benito Taibo y Luis Santillán, así como citas de Vicente Leñero, Emilio Carballido y Rodrigo Moya, entre otros.
“Como tantos productos que convierten la marca en sustantivo (el diúrex, los livaís, hasta el pan Bimbo)”, escribe Leñero, “en México decimos Atayde para decir el circo. Los aprendimos de niños y continuamos yendo, con hijos y con nietos, para ver si logramos seguir siendo eso: niños”.
La portada del volumen reproduce el Atayde pintado en óleo por el colombiano Fernando Botero, quien precisamente acudió de niño al espectáculo, cuando el circo visitó su país.
También el escritor Benito Taibo era asiduo al circo, como lo cuenta en el libro. Con el circo, confiesa, ponía a prueba a sus novias.
“Cada vez que una chica me gustaba, primero la llevaba al circo. Si decían, al recibir la invitación, cosas como: ‘a mí los payasos me dan tristeza’, ‘pobres animalitos’ o ‘me dan nervios’ (como si los nervios “dieran”), salían inmediatamente de mi radar y de mis deseos. LLevo 23 años felices junto al amor de mi vida, Imelda, a la que el circo le produce la misma fascinación y alegría que a mí. El circo es entonces, si cabe, también un gran casamentero”.
Varias de las imágenes, algunas de finales del siglo XIX, provienen del Archivo Circo Atayde Hermanos, mientras las más actuales –donde aparecen, en la pista, los niños de la quinta generación Atayde– son de fotógrafos como Andrea López, Carlos Cisneros, Luis Jorge Gallegos y Omar Hernández.
“No hay circo importante que no tenga un número mexicano: hay más gente de circo mexicano triunfando noche a noche en alguna parte del mundo, que en cualquier otro disciplina artística o científica”, asegura Serrano, director de Difusión del circo.
Uno de ellos es el joven Marco Antonio Penagos, quien salió del Atayde para irse a Japón, donde presenta sus destrezas con el hula-hula, el aro que tradicionalmente manejan las mujeres.

Acróbatas prehispánicos

Aunque en el Atayde puede leerse la historia del país –desde el mitin antirreeleccionista de 1910 convocado por Madero en su carpa, hasta la piratería de la marca Atayde o la inseguridad en las carreteras que repercute en las giras– no tiene el sitio que le corresponde ni apoyos gubernamentales ni patrocinios, critica Serrano.
“El circo es un arte escénico, está considerado así en numerosos lugares del mundo, menos en México. Hay un grave problema de la estructura del Conaculta. Quienes lo diseñaron viajaron a los países donde había ministerios de cultura, pero no leyeron bien los organigramas, porque la parte de circo (estoy hablando de Francia, de Rusia, de Cuba o de China), la bloquearon”.
Recuerda que el dramaturgo Emilio Carballido fue promotor de considerar el circo parte del patrimonio cultural del país. Porque México, argumenta Serrano, produjo acróbatas desde épocas prehispánicas. Incluso Hernán Cortés los presentó en Europa, en la Corte de Carlos V.
Allí están ahora, como ejemplo de la tradición, los Voladores de Papantla, que son acróbatas rituales, dice.
“Miles de personas practican circo en semáforos, en los cursos de verano delegaciones, pero no hay reflexión sobre el circo”, contrasta.

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