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Concluye en un ambiente de verbena popular el Festival de Jazz en el Zócalo

Karla Galarce Sosa

Con la promesa de reunir a las agrupaciones que han mantenido la tradición del jazz en el puerto en una nueva edición del Festival de Jazz, la Décimo Séptima edición concluyó anoche como una gran verbena popular en el Zócalo de Acapulco, entre vendedores ambulantes, payasos, globeros, artesanos, policías federales y familias completas en un tradicional sábado caluroso.
La banda que abrió la tarde del cierre fue la reconocida agrupación Guerrero Jazz, que aunque las fallas en el sonido no fueron resueltas, sus integrantes logaron destacar los sones tradicionales del folklore guerrerense y enaltecerlo con largas improvisaciones con la flauta, las percusiones, el contrabajo, el saxofón y el piano.
Por los caminos del sur, Acapulqueña, Guerrero es una cajita, temas que forman parte del disco Homenaje a compositores guerrerenses, fueron interpretados por los seis integrantes de la banda, fundada en 1997 por los hermanos Emanuel y Francisco Nieves.
Mientras los músicos realizaban sus interpretaciones, se oía también el bullicio de los paseantes: parejas que se hablaban al oído, niños corriendo por la plaza, payasos convocando a su público al otro lado del kiosco, y policías federales que colgaba una lona con las fotografías del rostro de 22 personas advirtiendo que la autoridad los estaba buscando.
El olor a elotes hervidos y a plátanos fritos, los colores de una feria en los puestos de artesanía y la música de los comercios contiguos, hacían aún más diversa la oferta del Zócalo que anoche ofreció ejecuciones magistrales por jazzistas, quienes durante más de tres horas deleitaron a un público fluctuante que en ocasiones se detenía para intentar atender los sonidos emitidos por los instrumentos que cobraban vida en el escenario.
Algunas personas se detenían cerca del escenario para escuchar algunas notas del concierto de metales que se ofrecía.
Mientras el concierto se desarrollaba, policías federales colgaba en la herrería del quiosco, una lona que pronto captó la atención de quienes allí estaban; aunque minutos más tarde fue retirada por personas no identificadas.
Las vendedoras de elote, los globeros, las parejas de novios, familias completas o personajes solitarios escucharon durante unos 45 minutos la participación de la agrupación Guerrero Jazz.
Al ritmo de las notas de Jazz Fussion, segunda agrupación en participar, las sirenas de dos ambulancias se sumaron a la multiplicidad de sonidos que de repente destacaban entre los acordes musicales.
En el escenario y como vista de fondo, estaba la Costera; allí atrás las luces de neón de los camiones urbanos se sumaban al tránsito marcado por la armonía de las piezas interpretadas bajo la libertad del jazz.
Dirigida por Salvador Rodríguez, la agrupación de seis integrantes ejecutó piezas que atrajeron la atención de los peatones que sólo irían a pasear por el Zócalo porteño y muchos se quedaron hasta que concluyó su participación.
Quien se hizo cargo de cerrar las participaciones del festival fue el pianista, arreglista y compositor mexicano, Héctor Infanzón.
Los organizadores del Festival de Jazz, entregaron reconocimientos a los integrantes de las nueve agrupaciones que participaron en la realización del mismo.

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