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Funciona sin agua el albergue del Centro de Convenciones; ponen afuera baños provisionales

*Entre las personas que siguen llegando a ese refugio están los rescatados de comunidades de la sierra, como El Edén y El Paraíso

Mariana Labastida

El albergue instalado en el Centro de Convenciones funciona sin agua desde hace dos días, por eso es que se instalaron baños provisionales en el estacionamiento, delimitados con una lona, donde los refugiados orinan y defecan.
Entre las personas que siguen llegando a ese albergue están los rescatados de comunidades de la sierra, como El Edén y El Paraíso.
“Una pipa llega por la puerta 3”, se escucha por los radios de los coordinadores, es un respiro para los voluntarios y personal militar, después de que se les acabó el agua el miércoles. Les han estado surtiendo en pipas pero no son suficientes, por ello sólo tienen habilitados los baños del inmueble para que los refugiados puedan cambiarse de ropa, “para otras cosas allá fuera se instalaron unas lonas, para que puedan ir al baño”, le indica un militar a una turista.
Ante la falta de agua, en el estacionamiento junto a la barda, se colocaron vallas metálicas que se cubrieron con una lona plastificada, ahí se pusieron contenedores para que pudieran defecar y orinar quienes están en el albergue de la Costera; a las 6 de la tarde, llegaron los baños portátiles y se colocó un tinaco para quienes quisieran bañarse en la instalación provisional.
De acuerdo con el registro de los militares, por la mañana en el albergue del Centro de Convenciones se tenía registradas a 938 personas, lo que se incrementó por la llegada de más pobladores de comunidades de la sierra de Atoyac que comieron ahí, que luego fueron trasladados al refugio temporal, ubicado en la cancha techada del CICI de Renacimiento.
“Deberían de andar en la playa, disfrutando del sol”, es la recomendación que hace un militar a quienes se acercan a preguntarles cuándo se podrán ir o cuándo es que se abre el paso carretero al Distrito Federal, “eso es lo que nosotros andamos haciendo”, comenta una joven que pasa con su pareja de la mano junto al militar.
En el albergue están las áreas asignadas de manera que todos tengan atención, hay médicos, psicólogos, una zona de líneas de teléfonos para hacer llamadas sin costo, tanto nacionales como internacionales; internet gratuito, las oficinas del salón teotihuacan fueron habilitadas como enfermería y farmacia. El comedor está en los salones de abajo, a donde sólo hay acceso en los horarios establecidos: 8 de la mañana desayuno, 2 de la tarde comida y 7 de la noche cena.
El salón donde el calor se empieza a sentir es inundado por un momento por un grito de “noooo”. Son los niños que siguen la narración de una historia que le cuenta un grupo de actores que los entretienen, son unos 30 menores los que sentados en el piso escuchan una historia, de una serpiente y un humano al que quiere matar después de haberla salvado de morir aplastada por una roca.
Afuera del salón, en la explanada, hacía el estacionamiento hay filas de turistas que esperan poder obtener una constancia para poder justificar en su trabajo o escuela la ausencia; también se ven niños brincando en inflables, que son desarmados por la tarde y sólo les queda a los menores jugar futbol con alguna de las pelotas de plástico que les han regalado.
Abajo, en el estacionamiento, los que llegaron al albergue en sus autobuses turísticos, se agrupan afuera de los mismos para sacar ropa o artículos para su uso, cada uno se entretiene de la manera que se le haga más llevadera su estancia en el albergue, de donde muchos no saldrán hasta que se abra el paso carretero, porque llegaron al puerto en sus propios vehículos.

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