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Octavio Klimek Alcaraz

Río Huacapa

El siguiente artículo se publicó en estas páginas el 7 de agosto de 2004, hace nueve años. No tengo nada más que agregarle.
Hace un par de días recorrí en Chilpancingo junto con mi familia, la vialidad que se ha construido en los últimos años a lo largo de lo que fue el río Huacapa. Dicha vialidad se ha construido en ambas márgenes del río. Todos los habitantes de la capital saben que las aguas pluviales y de drenaje de aguas negras de nuestras casas vierten al río. Saben que se ha matado al río, volviéndolo pestilente, insalubre y ahora hasta peligroso con constantes accidentes de vehículos en su entorno.
No es nuestro orgullo, pero hay algo enfermizo –la codicia– en nuestra relación con el Huacapa, al colocar nuestros principales espacios de gobierno, comercio, recreación y cultura a su lado. La antítesis de lo que viví en Dresden durante años, donde el paisaje del histórico río Elba convive en armonía con una bella ciudad.
Muchas de las gentes mayores de Chilpancingo mencionan que el Huacapa era un verdadero río. Cambiante en forma y color en el estiaje y las lluvias a su paso por Chilpancingo. Ofrecía en aquellos tiempos un espacio para actividades recreativas que hoy ya no disponemos, o pensamos en exigir, dentro de la propia ciudad.
La ciudad creció anárquicamente. El agua limpia que fluía en el cauce del río disminuyó por efectos de la depredación ambiental. En la actualidad, una parte importante del agua se toma para el propio suministro de la ciudad, como es la que proviene de Omiltemi en la parte alta de la cuenca, esta misma agua se retorna al río directamente como agua negra en la propia ciudad.
Por ello, río abajo de Chilpancingo, el Huacapa contribuye a contaminar el río Azul, luego el Omitlán y después el Papagayo. Los habitantes de Chilpancingo tenemos mucho tiempo de saber de denuncias por contaminación en los municipios de Mochitlán y Quechultenango, por donde pasa el río Huacapa.
En este sentido, en 1997 un grupo de investigadores del Instituto de Ecología Aplicada de Guerrero hizo la propuesta de construir módulos de pequeñas plantas de tratamiento de tipo anaerobio a la orilla del río, en especial donde descargan las principales barrancas de la ciudad de Chilpancingo, que además contribuyeran a restaurar el río, para hacerlo un verdadero espacio de convivencia y recreación.
Nos basamos en la premisa de ecología urbana, que plantea que si un río cruza un área urbana, se establece desde éste un gradiente de intensidades de uso para preservar el paisaje fluvial. Obvio es decir que como se ha hecho la obra de canalización del Huacapa es totalmente al revés. Si hay un sitio donde hay un uso intenso, es el propio cauce o canal del río Huacapa, no omito mencionar que hay “ideas” de hasta techar el propio río con todo y aguas negras, antes que tratar éstas.
Con esas premisas en 1998 el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua realizó, con un buen financiamiento de la Comisión Nacional del Agua, un estudio al respecto. El estudio concluyó que es factible técnica y económicamente la propuesta de pequeñas plantas. En el mencionado estudio se realizó el comparativo de hacer una gran planta de tratamiento de aguas residuales al sur de la ciudad. Esta ultima resultó inviable financieramente, y con mayores desventajas técnicas. Infortunadamente, grupos de interés han privilegiado el canalizar el río, que restaurarlo o sanearlo.
La posible explicación de no dar oportunidad al río de recuperarse con criterios de ingeniería medioambiental, es que este tipo de prácticas es totalmente incompatible con las tendencias especulativas en el aprovechamiento de los terrenos adyacentes al cauce, ya que para el desarrollo de la dinámica fluvial y su llanura de inundación es necesario dar al río “espacio”, y la obra de canalización y rectificación del río está proyectada no tanto para resolver el problema de las avenidas, como para estabilizar los terrenos de márgenes de gran valor urbanístico.
Adicionalmente, es conveniente señalar que los efectos perjudiciales de la erosión producida por el agua del curso de un río son mayores cuanto mayor es la urbanización que sella las superficies del suelo. Lo que espera a los habitantes río abajo de la canalización, serán inundaciones instantáneas causadas por grandes áreas de pavimentos impermeables y por la concentración de la corriente de agua en puntos específicos –como es el caso de La Cinca. Lo más grave es el riesgo de una gran avenida, que aunque no es frecuente, es posible. La energía del río para recuperar lo suyo puede ser terrible.
En resumen, hay codicia y desconocimiento sobre el comportamiento ecológico de los ríos, en especial del Huacapa.
Por todo esto se tiene que investigar con seriedad las autorizaciones para las obras en los últimos gobiernos municipales y estatales. El papel de organismos rectores como la Comisión Nacional del Agua. Desde la Semarnat se solicitó información al gobierno del estado para el cumplimiento de la normatividad, pero no hubo respuesta alguna.
Hay que investigar si especuladores urbanos tuvieron información privilegiada. Hay rumores en Chilpancingo de compras de terrenos baratos para venderlos caros. De terrenos federales a la margen del río convertidos en particulares.
Sólo es cosa de ver la vieja fotografía aérea y el registro público de la propiedad para transparentar lo anterior.
Los ciudadanos de Chilpancingo esperan por un buen gobierno para salir de dudas y rescatar el río Huacapa.

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