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Recuerdan y rinden homenaje a Álvaro Mutis y su obra literaria

Agencia Proceso

Ciudad de México

El presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, envió el pésame por la muerte del escritor y poeta colombiano-mexicano Alvaro Mutis “a Carmen y sus hijos, así como a su entrañable amigo Gabriel García Márquez”.
Además de ese Twitter, sus oficinas del Conaculta enviaron un extenso comunicado, el 1536, elaborado hacia las 19 horas de ayer, que registró el deceso ocurrido a las 16:15 horas –si bien no dio a conocer sus causas, aunque se sabe que Mutis, de 90 años, padecía una enfermedad que se había prolongado, por lo cual permanecía hospitalizado desde hacía varios días en el Instituto Nacional de Cardiología–, y adjuntó un perfil pormenorizado del creador de Macqrol El Gaviero y una entrevista con el poeta Hugo Gutiérrez Vega.
También informó que el cuerpo Mutis, nacido en 1923 –y residente en México por más de 50 años– comenzó a ser velado ayer en la agencia García López de San Jerónimo, en la misma colonia donde se encuentra su casa.
En otro Twiter oficial, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), dirigido por María Cristina García Cepeda, lamentó “la muerte del escritor Alvaro Mutis”.
A su vez, la Secretaría de Cultura capitalina emitió un boletín donde Lucía García Noriega, quien está al frente, manifestó que “las letras universales están de luto”.
Y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Angel Mancera, se aprestó a escribir en su Twitter: “Mi pésame de manera personal a familiares y amigos de Alvaro Mutis, descanse en paz”. Se sabe que hacia el mes de mayo se reunió privadamente con Mutis y García Márquez.
La amistad entre ambos escritores fue proverbial y nada la empañó. Se llegó a saber que el poeta Octavio Paz llegó a reclamarle a Mutis esa amistad con García Márquez (Paz y Mutis estaban colocados políticamente en una línea más conservadora), pero el poeta colombiano no modificó su actitud, sino, por el contrario, promovió una reunión entre ambos, aunque no se tiene registro de que ocurriera.
Fue una amistad permanente desde su juventud en Bogotá, donde Mutis nació y García Márquez fue a probar fortuna como periodista. Mutis fue siempre el primer lector de los borradores, y debe recordarse que, recién llegado a México, subió los ocho pisos del departamento donde éste habitaba aventándole un libro y diciéndole: “Para que aprenda a escribir, carajo”.
El Gabo lo leyó de corrido sin despegar los ojos en toda la madrugada. Era Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
Y cuando el narrador de Cien años de soledad obtuvo el Nobel de Literatura, y un diario galo dio a conocer la noticia señalándolo como “el escritor uruguayo Gabriel García Márquez”, Mutis escribió inmediatamente un artículo en la revista Proceso titulado “Mala la hubisteis, franceses”, señalando apasionadamente que daba gracias a Dios de que hubiera sido España, y no Francia, quien conquistara América.
Cuando la Academia Sueca comunicó a García Márquez la decisión del Nobel, Mutis fue el primero en saberlo y en celebrarlo, pues esa noche de octubre de 1982 cenaron juntos en la Ciudad de México.

El perfil

Esta es la semblanza de Mutis distribuida por el despacho oficial:
La vida de Álvaro Mutis fue intensa, pues con tan sólo dos años de edad, a causa de la profesión de su padre, se fue a vivir a Bélgica e hizo sus primeros estudios en Bruselas. Realizó viajes constantes durante las vacaciones entre Europa y Colombia, a donde regresó a vivir tras la muerte de su padre en 1931, para instalarse en una finca cafetalera y cañera en Coello, cerca de Tolima, que había fundado su abuelo y que heredó su madre.
De esas primeras travesías surge su fascinación por el mar y los barcos. El contacto físico con el trópico, con el clima de la tierra caliente, el aroma del café, el plátano y los árboles frutales marcarían su posterior producción literaria.
De hecho, el autor colombiano reconocía que “todo lo que he escrito está destinado a celebrar, a perpetuar ese rincón de la tierra caliente del que emana la sustancia misma de mis sueños, mis nostalgias, mis terrores y mis dichas. No hay una sola línea de mi obra que no esté referida, en forma secreta o explícita, al mundo sin límites que es para mí ese rincón de la región de Tolima, en Colombia”.
Muy joven, en 1941 y con sólo 18 años, contrajo matrimonio con Mireya Durán, con quien tuvo tres hijos y, en 1942, para ganarse la vida, comenzó a trabajar en la emisora de radio Nuevo Mundo, después pasó a ser relacionista público de varias empresas como Esso, Standard Oil y Columbia Pictures, empleos en los que viajaba constantemente y que le dieron la oportunidad de conocer su país y muchas partes del mundo.
Tras dos años de estancia en Esso, fue demandado por la compañía debido a que ciertas cantidades de dinero que debían ser asignadas a obras de caridad, Mutis las usó en aventuras culturales, por lo que viajó de urgencia a México en 1956, país que desde entonces se convirtió en su lugar de residencia.
Sin embargo, a los tres años de su llegada a nuestro país, en 1959 se hicieron efectivas las demandas en su contra y fue recluido en la cárcel de Lecumberri durante un año y tres meses. Su experiencia en la cárcel cambió del todo su visión del dolor y del sufrimiento humano.
Su producción literaria arrancó en 1948 con la publicación de su primer volumen de poesía, La balanza, al que siguió en 1953, Los elementos del desastre. En 1960 da el viraje a la prosa con Diario de Lecumberri y es en 1973 cuando se inicia en la novela con La mansión de Araucaima.
Su reconocimiento popular llegó en 1986 con la publicación de la primera novela de Maqroll el Gaviero, La nieve del Almirante y, al año siguiente, apareció la segunda obra de la saga: Llona llega con la lluvia, que le valió la Medalla de la Orden del Águila Azteca.
En 1988, la Universidad del Valle le concedió el grado de doctor honoris causa en Letras y recibió el Premio Xavier Villaurrutia. La tercera obra de la serie de Maqroll, Un bel morir, apareció en 1989 y también publicó La última escala del Tramp Steamer.
El gobierno francés le otorgó la Orden de las Artes y las Letras en el Grado de Caballero. En 1990 publicó la novela Amirbar, por la que el gobierno italiano le concedió el Premio Nonino al mejor libro extranjero.
Después fue la Universidad de Antioquia la que le concedió el honoris causa en Literatura. En 1997 fue galardonado con el Premio Cavour, en Italia, y con el Príncipe de Asturias, en España. Finalmente, en 2001 se hizo con el máximo galardón de las letras hispanas, el Premio Cervantes; dos de sus novelas han sido llevadas al cine, La mansión de Araucaima (1986), dirigida por Carlos Mayolo, y Llona llega con la lluvia (1996) de Sergio Cabrera.

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