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Rubén Aguilar Valenzuela

Turismo religioso

El turismo de fe se extiende por todo el mundo y abarca las distintas denominaciones religiosas. En el mundo islámico La Meca, en Arabia Saudita, es un centro de peregrinaje que recibe al año más de 15 millones de fieles. La Basílica de San Pedro en Roma todos los años es visitada por uno 20 millones de personas la gran mayoría católicos.
Hay otros muchos centros de peregrinaje en el mundo islámico, cristiano, hindú, budista y otras religiones que son de una dimensión menor a las referidas, pero que no dejan de ser muy importantes para el sostenimiento de las comunidades donde están situadas. Sin ellas su reproducción económica estaría amenazada.
De acuerdo con la World Religious Travel Association (WRTA) el turismo de fe o religioso mueve al año más de 300 millones de personas, que gastan anualmente 18 mil millones de dólares. Si la Organización Mundial del Turismo (OMT) calcula que en 2012 el número de los turistas a nivel mundial fue de mil millones, el turismo religioso representa el 30 por ciento del total.
En el caso de México son tres los principales centros de peregrinación y todos pertenecen a la iglesia católica: la Basílica de la Virgen de Guadalupe, en el Distrito Federal; la Basílica de San Juan de los Lagos, en el estado de Jalisco; el Santuario del Señor de Chalma, en el estado de México.
La Basílica de Guadalupe es visitada al año por más de 15 millones de fieles. Eso la convierte en el segundo lugar más visitado del catolicismo sólo después de la Basílica de San Pedro. La Basílica de San Juan de los Lagos recibe al año la visita de más de 4 millones de fieles. Está por detrás del Santuario de Lourdes en Francia que recibe 6 millones de visitantes al año. El santuario del Señor de Chalma es visitado por más de 3 millones de fieles todos los años.
Desde el 2009, la Secretaría de Turismo (Sectur) ha identificado una serie de posibilidades del turismo religioso: debe aprovecharse como herramienta para el desarrollo económico; contribuye al rescate y promoción del patrimonio cultural; puede dar impulso al desarrollo local de infraestructura y servicios públicos; los sitios religiosos deben aprovecharse para impulsar otros lugares y ofertas.
Si se suma el total de las visitas del turismo religioso en México éstas ascienden a más de 30 millones. No se puede ignorar la importancia de esta cifra, pero todavía podría ser más grande. Para eso se requiere de una estrategia concertada entre las instancias del gobierno federal, estatal y local, pero también con los responsables de los centros de visita y peregrinaje.
La promoción del turismo religioso o de fe, que tiene enormes posibilidades, exige mejorar la infraestructura, para facilitar el acceso a los lugares y también poner al día la oferta hotelera y de todo tipo de servicios. Exige que los responsables de los centros de peregrinaje mejoren las condiciones de esos lugares y el manejo de los mismos, para evitar aglomeraciones y garantizar la seguridad.

Twitter: @RubenAguilar

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