Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Eduardo Pérez Haro

El Presidente en Davos y México a la deriva

Para Concepción Briseño.

Estamos por cerrar ya el primer mes del año y con ello el tiempo para enviar buenos deseos y más promesas por parte de los gobernantes. Regresamos a la realidad y los resultados es lo que cuenta en adelante.  El segundo año de gobierno del régimen encabezado por Enrique Peña Nieto toma su cauce y a él, en lo personal, se le mira bien, se le ve satisfecho y a veces hasta contento, y todavía no entiendo por qué. Me preocupa que no esté informado o que estándolo, él no se preocupe.
Tal vez se sintió satisfecho por su singular importancia en el Foro Económico Mundial que recién, este sábado, concluyó después de cuatro días de trabajo en el que se encontró tet a tet, con 2 mil 500 personajes que se dieron cita en Davos, Suiza y entre los que estuvieron no menos de 40 jefes de Estado y de gobierno entre presidentes y primeros ministros, algunos de los hombres más ricos del mundo y cientos de jerarcas de la burocracia financiera internacional y de las economías de importantes gobiernos nacionales.
Una pequeña y hermosa ciudad de los Alpes suizos, con la cremé dela cremé, élite mundial por excelencia conversando de grandes negocios aderezados con los desequilibrios que para ello produce tener que hablar de desigualdad, pobreza e inseguridad cuando bastante tienen con los problemas financieros, pero en fin un lugar del que difícilmente se regresa insatisfecho máxime cuando a alguien se le otorga un lugar especial para ser escuchado por tan importante auditorio.
No obstante, el Presidente iba preparado para ello, y nadie lo sorprendió cuando después de haber expuesto el clima democrático en el que han transitado las importantes reformas estructurales algún reportero intentó distraerlo en la conferencia de prensa con una pregunta sobre la inseguridad en el país y la violencia en Michoacán. En distintos momentos de su referencia a estos hechos señaló que el gobierno federal ya había salido al paso a la debilidad o cooptación de las fuerzas policiales de los municipios y por tanto había recuperado el control.
Lo cierto es que a un año de su gobierno hay saldos negativos en la economía y en la seguridad pública, y el trámite legislativo de las reformas estructurales es sólo eso, una aprobación de la burocracia legislativa que no es cosa menor para los hombres de negocios y del sistema financiero global pero aún no alcanza. La tarea que sigue para su instrumentación precisa de leyes secundarias que seguramente tienen en la partidocracia subordinada un factor de especial ayuda, pero se da al unísono de la fragmentación y cavernosidad de esos organismos, y fuera del Parlamento existe inconformidad de importantes segmentos de la población que no ven para cuándo llegue la oferta de que las cosas vengan mejor y ello produce desaprobación de la figura presidencial además de la revelación de un clara y reconocida falta de control sobre la propagación del crimen organizado.
Es de las primeras veces que el Presidente Peña Nieto sube al estrado del Foro Mundial y eso es más que suficiente para estar contento, pero su discurso no es suficiente para los poderes reales del mundo hasta que no se concreten los negocios y se hagan los amarres políticos con la burocracia financiera internacional y los Estados, particularmente Estados Unidos, y eso puede mudar su alegría a una sonrisa nerviosa que será necesario desaparecer con el temple de determinaciones correctas y no con acciones y expresiones temerarias sobre la seguridad y el crecimiento económico basado en el déficit y la persecución fiscal.
Los mexicanos no tienen por qué pagar las dificultades de un negocio y una servidumbre por tanto mal planteados, y sí por el contrario podrían auxiliar al gobierno, no institucionalizando las autodefensas sino dándole el soporte de trabajo productivo y sustento político a decisiones, repito, correctas. Claro, para nosotros lo correcto es no olvidar que un negocio que no conlleva la producción de bienes y servicios por delante y la inclusión productiva de los mexicanos no es un buen negocio, y una relación subordinada que se premia con la palestra del foro mundial es complaciente para el Presidente, pero carece de significación y de sentido para el 60 por ciento de los trabajadores mexicanos que están en la informalidad de la economía y los que están abiertamente en la filas del desempleo, incluso para los que, estando empleados, sus salarios bordan sobre los 100 pesos o los 8 dólares al día. O sea.
Existe una controversia internacional por áreas estratégicas que representan recursos y condiciones estratégicos (léase energéticos, minerales y otros recursos naturales incluida el agua), en donde se libra una confrontación bajo formas abiertas de la guerra como en Siria, Irak, Afganistán o África Central o fuertes tensiones bélicas como las islas orientales o Irán, etc. sitios de valor intrínseco por sus riquezas naturales o por su localización particular para el comercio o la logística de la guerra. Esta situación revela la controversia económica y el reordenamiento de hegemonías, empero, en la economía y la política subyace una controversia sobre los paradigmas del desarrollo y las vías para lograrlo, un desarrollo que se ve trabado por la crisis y amenazado por la guerra. En otras palabras nos encontramos en pleno túnel de la reestructuración mundial.
Está a discusión cómo se concibe el desarrollo del presente siglo y qué vías se usan para tal efecto. Los norteamericanos están empeñados en recuperase no sólo en su ritmo de crecimiento económico sino en el predominio internacional pero ahora están los chinos del otro lado y aunque pareciera que no tienen los apetitos de ir más allá de lo propio, lo cierto es que son ya sin más una potencia mundial que desafía el predominio occidental en el que convergen Europa y Japón y ahí cerca de ellos están los rusos y otros. Por supuesto es un esquema simple colocarlo en estos términos cuando la realidad involucra a otros protagonistas y actores secundarios, pero lo importante por ahora no radica en entrar a la descripción de esa complejidad sino en identificar una controversia en la que lo más importante no es tomar partido sino colocar una posición de idea, de concepción del desarrollo que puede ser en principio distinta a las que están en este momento arriba del escenario.
Aparentemente a nadie le interesaría cómo concibe el desarrollo ulterior del mundo un país de la importancia de México, pero los mismos factores que le llevan a la palestra del Foro Mundial revelan la capacidad de posicionarse en una condición menos subordinada y con una perspectiva que recoja la historia de nuestro país con sus anhelos de independencia y justicia social por más antigua que parezca la expresión o si se quiere decir en otros términos más acomodados a la modernidad, digamos que la perspectiva de una modernización que se separe de la centralización especulativa de la égida norteamericana y así también del verticalismo autoritario de los chinos, un desarrollo con los ingredientes críticos que apuntan a un desarrollo sustentable, cifrado por sus derechos y libertades con inclusión social y equidad, donde los emprendedores y empresarios fluyan en un contexto de seguridad y paz.
El presidente Peña Nieto colocó por delante la reforma energética que tiene un valor estratégico para Estados Unidos porque el inventario real y potencial de los hidrocarburos en los que el Shell Gas tiene un peso singular porque representa una porción que sin ser tan grande resulta suficiente para cambiar la correlación de fuerzas de Estado Unidos en el debate energético internacional redimensionando las posibilidades de Arabia Saudita y Rusia pero también de Irán y Venezuela. Le otorga el abaratamiento de un factor de costo y con ello le posibilita apalancar su reindustrialización, etc. A cambio se le da la permisibilidad de “su particular estilo de gobernar” con todo lo que ello implica amén de su acceso a la élite burocrática mundial subiéndolo al ágora del Foro Mundial.
Por esta vía México toma partido en lugar de asumir una posición a la altura del debate contemporáneo sobre el desarrollo, pero más aún lo hace con una postura que no sólo le resta presencia y posibilidades en la reestructuración global sino que le compromete en una vía donde los factores internos que podrían fortalecerlo hacia el mediano plazo lo regresan al precarismo de condiciones que le sujetan al atraso, pues no resuelve verdaderamente sus factores estructurales para los que no hay plan ni política sencillamente porque no hay proyecto nacional dado por una redefinición o mejor dicho una definición sobre ¿qué producir?, ¿cómo producir?, ¿cuánto producir? y ¿para quién producir? Elevar la productividad como base para ser más competitivos es simplemente una frase hecha con la que se quiere cabalgar en cualquier frente. “El Estado de derecho y elevar la competitividad” se usa como frase esquiva en cualquier foro, en cualquier tema, en cualquier discurso como si con eso estuviera dicho todo y lo único que se dice con eso, es nada.
Realmente entramos al segundo mes del año en curso, con inflación y cargas de nuevos impuestos, sin mejoría en el empleo, con pobreza expansiva y las promesas de que para fin de año o a partir del 2015 empezarán los resultados, historia que se vuelve cantaleta con un fraseo que cada vez tiene menos efecto interno y sin punch en el exterior lo que no quiere decir que no vengan jugosos negocios. Para ello Femsa o Banorte también se dejaron ver relucientes y contentos en el Foro Económico Mundial de Davos, pero ya todos sabemos que esos no son negocios con empleo ni son modernizadores de México mucho menos portadores de una nueva concepción del desarrollo, no traen ingeniería ni ingenio alguno.
Los financieros siguen centralizando la riqueza del mundo en forma por demás prosaica. Porque grosero e insultante es que 85 hombres en el mundo concentren la riqueza que apenas podría reunir la mitad de la humanidad entera. Un dato abierto y público que no aguanta ningún análisis ni consideración. Por supuesto Femsa SA se apresta a prestar dinero a través de OXXO y Banorte a los negocios del petróleo, ¿acaso hay novedad en esto? También VW, o el Palacio de Hierro o Wallmart, o Banco Azteca prestan dinero. La riqueza no requiere de producir bienes o servicios; éstos sólo son un señuelo para venderle dinero, poco pero caro, sobre todo en México.
“La idea de que la economía global está en un camino duro de recuperación, pero es ensombrecida por la incertidumbre, riesgos y desafíos potenciales, fue compartida por varios economistas destacados en la reunión, incluidos Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial, Christine Lagarde, directora general del Fondo Monetario Internacional, y Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. (http://spanish.xinhuanet.com/economia/2014-01/26/c_133074988.htm)”. Así cerró el Foro Económico Mundial. Tal parece que seguimos comprando espejos. Pero nada de esto tiene relevancia, lo importante, tal vez, es que el Presidente está convencido y se le ve contento.

[email protected]

468 ad